En lo público hasta parecen amigos, pero en lo privado otro gallo canta.
Ellos se han enfrentado últimamente en los medios de Tamaulipas y su relación se endurece, uno por impotente, terco y ambicioso, y el otro, porque intenta desarrollar un papel decoroso frente al cargo que ostenta.
En medio de los dos los derechohabientes se retuercen del dolor que produce la enfermedad y poco entienden la postura de uno y del otro, y no les queda más soportar estoicamente los estragos del tamaño de sus males.
Uno, le atribuye la culpa de que la Clínica del IMSS de San Luisito en la capital de Tamaulipas no puede operar aun porque no es suficiente el personal contratado.
El otro, acusa al primero de que se resiste a autorizar 180 plazas para que ese monumental edificio funcione, por razones que aun flotan en el aire.
Lo cierto es que por algún buen motivo el dirigente de la sección 10 del IMSS en Tamaulipas, Francisco Crisanto Colunga y el Delegado de la institución, Jesús Nader, no se ponen de acuerdo y esa clínica está convertida en otro elefante blanco cuando la población clama por mejores servicios médicos.
Extraña, es, la actitud de Francisco de bloquear el camino para que funcione esa clínica, aunque se sabe que hacia adentro del sindicato algunos problemas evitan que los trámites avancen porque son abundantes los intereses económicos que están en juego.
Trasciende, por ejemplo, que Francisco es solamente una máscara al frente de esa flamante sección sindical y que el verdadero líder acciona desde un edificio que se localiza en la calle 17 Bravo, desde donde tacha y palonea al que ingresa o al que se expulsa de la plantilla de trabajadores del IMSS.
Se trata de un anterior líder de esa organización sindical, quién dejo incrustados a varios elementos en la actual sección y que nulo caso hacen a las órdenes que da Francisco, lo que provoca que el barco esté a punto del naufragio.
Uno de ellos es Teresa Loredo, presunta responsable de la bolsa de trabajo, quien es muy afecta a extraviar documentos de los solicitantes de empleo y quien además se encarga de disolver con ácido los sueños de todos aquellos profesionistas que ven al IMSS como una catapulta para crecer y para servir al próximo.
Nombres de jóvenes inexpertos que han ingresado al IMSS sin tocar baranda existen y ha sido suficiente una recomendación de arriba para incorporarse a la actividad laboral sin que importe la delicadeza que implica esa labor, ni la calidad de atención que el derechohabiente demanda y merece.
Y el heredero del trono permanece impotente con las manos atadas frente a estas y otras irregularidades, mientras que el rey se despacha con la cuchara grande y se da la gran vida en su natal Tampico.
Es, Francisco, un líder con un carácter difícil, pero también muy ocurrente, sino que le pregunte a un grupo de reporteros que le solicito una entrevista. “Les doy la entrevista si dejan de fumar porque es un vicio que mata”, los condicionó. Uno de ellos le contesto que mata más el colesterol que el cigarro, lo que irrito al dirigente.
De su vida privada hay información que abunda y que se remonta a los tiempos en que realizaba visitas a las clínicas del IMSS de Tamaulipas, donde las atractivas enfermeras eran su devoción, un vicio que también suele matar.
Francisco, es, un hombre que se antoja que no está conforme con la vida y sus complejos se reflejan en esta mala relación que mantiene con el delegado que inciden en el cuestionado servicio que facilita el IMSS a sus derechohabientes.
Enemigos tiene en un buen número desde los procesos electorales internos que han sido aderezados con hechos muy violentos por ejemplo en Reynosa y otros en los que se ha enfrentado a una enfurecida rebeldía por los trucos que aplica para que sus incondicionales se apoderen de los cargos.
Por lo pronto la Clínica del IMSS de Ciudad Victoria permanece altiva, pero inactiva por capricho, por irresponsabilidad o por vanidad del dirigente.
Por eso los pobres enfermos aquí a diario se preguntan.
¿Y la atención médica, apá?.
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