Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Las Tradiciones

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Vivimos en una sociedad ávida de innovaciones: ya llegaron las computadoras cuando aparecieron las portátiles verdaderas, es decir, las lap tops, y luego comenzó el desarrollo de máquinas más pequeñas y con una gran capacidad: surgen las mini computadoras hasta llegar a unas que prácticamente caben en la bolsa del pantalón, aunque hay una marca muy prestigiada que ha presentado un modelo lleno de defectos.
El caso es que viene todo apretando: los teléfonos celulares eran conocidos como “ladrillos”; hoy, pequeños, digitales, táctiles, con una serie de aplicaciones que los hacen insustituibles, y todo pasa así, sin embargo, el ser humano no puede dejar a un lado sus tradiciones, sus costumbres… sus cosas viejas.
Hace 3 décadas en el Puerto de Tampico había una mal cuidada plaza precisamente donde están edificios legendarios: correos, telégrafos, el edificio de la luz y otros más que la memoria no ayuda a recordar. Daba tristeza llegar a una plaza maloliente, donde la prostitución había sentado sus reales y la inseguridad era pan de todos los días.
Los integrantes del comercio organizado y fuerzas vivas del puerto se dedicaron a buscar la manera de recuperar su historia, sus tradiciones, y entonces formaron un patronato que ha dejado esa plaza completamente remozada, con un estacionamiento subterráneo y además, los edificios aledaños también fueron restaurados en un trabajo que llama la atención de propios y extraños.
Amigos nuestros viajan de la ciudad de México o Aguascalientes, de San Luis Potosí o Querétaro para admirar esa plaza y sus alrededores. Hoy, se ha buscado remodelar más edificios para recuperar aquel Tampico que a principios del siglo pasado era la copia de ciudades importantes, con el estilo arquitectónico que le ganó el mote de “El Nueva Orleans tamaulipeco”.
Resulta realmente confortante ver que algunas personas se ocupan precisamente de recuperar lo que tuvimos; Victoria tiene pocos edificios valiosos, sin embargo, algunos fueron derrumbados por manos ignorantes –o mentes- que decidieron instalar negocios en la zona centro en lugar de aquellas muy pocas construcciones que había. Queda aún la Casa Filizola que sufrió aquel incendio que devastó prácticamente todo, pero que por alguna razón no ha sido atendido el asunto en relación a recuperar ese hermoso edificio con un estilo arquitectónico también de hace unos 80 o 90 años.
Victoria tiene pocas cosas, pero se podría hacer algo por recuperar lo nuestro.
En este sentido, nos da mucho gusto y podríamos decir que un poco de envidia, -sin especificar si es buena o mala, porque hay quien asegura que la envidia, por donde se le vea, es mala- ver que en Matamoros se está haciendo algo similar a lo que sucedió en Tampico: están remodelando una plaza muy interesante, con edificios que seguramente tendrán el toque de los tamaulipecos que se entregan a recuperar lo que nos deja vestigios de historia.
Curiosamente, somos muy celosos para guardar ruinas arqueológicas y los edificios como que los dejamos ahí, al garete, sin poner la atención debida.
Si visitamos Reynosa o Nuevo Laredo, Victoria o el Mante, San Fernando o Abasolo, Jiménez o Casas, encontraremos seguramente algún inmueble que puede ser significativo en la historia del lugar.
Tendemos a minimizar cuando las ciudades, pueblos o municipios son pequeños, pero no entendemos que para esa gente “su” iglesia, casa o escuela resulta harto valiosa.
Un ejemplo claro, la vieja escuela y la iglesia de Viejo Padilla, que podría ser recuperado e inclusive aprovechado para construir instalaciones de tipo cultural o turístico, y de esa forma, allegarse recursos para su mantenimiento.
El caso es que nos ha dado mucho gusto ver que Matamoros tiene un programa de remodelación de sus espacios, aquellos donde seguramente personajes como Servando Canales y otros pasearon y discutieron aspectos que resultaron de trascendencia para la vida del Tamaulipas que vivieron y que ha sido la base del que hoy disfrutamos.
Las raíces de cada uno de nosotros son importantes, y como una sociedad, un estado, resultan fundamentales.
Es importante este tipo de trabajos. Hacemos votos porque la sociedad siga organizándose, porque las autoridades de los tres niveles pongan su grano de arena y porque, entre todos, podamos disfrutar, como ahora lo hacen nuestros paisanos de Tampico, de sus maravillosos edificios totalmente restaurados, respetando su arquitectura original, para que nuestros hijos y nietos puedan darse una idea de lo que fue su terruño, su estado, su raíz.
Esperamos pronto poder visitar Matamoros y disfrutar de la restauración de la que hacemos mención, y sobre todo, que estas acciones se multipliquen.
Si usted tiene la fortuna de vivir en uno de esos inmuebles, no piense que resultará caro restaurarlo: cuídelo por y para usted, porque haciéndolo lo está trasladando como un beneficio social, comunitario, de todos, pues.
Comentarios: [email protected]

Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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