Apuntes para náufragos/Luis Sergio Miranda *Alianzas y alianzas

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En México, para torcer la voluntad popular, durante los últimos cuatro lustros se han puesto en marcha varios acuerdos. Esas alianzas sirvieron para reforzar los intereses y valores del conservadurismo criollo en la vida pública nacional. Por ejemplo, los inescrupulosos hombres de negocios y los políticos de línea dura que colocaron en Los Pinos a Carlos Salinas, mediante un mega fraude, facilitaron que éste pactara con la Iglesia católica y con Acción Nacional para gobernar a modo. Esas alianzas fueron aderezadas con decenas de acciones como El Quinazo; la venta de garaje de las empresas públicas; el debilitamiento deliberado del Estado de bienestar; la alternancia del poder estatal en Baja California y en otras entidades; la matanza de militantes del Partido de la Revolución Democrática o la compra a granel de cuadros de las izquierdas, operación que realizó, entre otros, Manuel Camacho.

En el año 2000, un nuevo acuerdo de largo alcance permitió que ganara la presidencia un charlatán. En esa concertación coincidieron los sectores neoliberales del Revolucionario Institucional, encabezados por Ernesto Zedillo, con los panistas entonces conocidos como los Bárbaros del Norte y con los infaltables jerarcas religiosos quienes, de inmediato y sin restricciones, gestionaron la canonización de un grupo de aguerridos cristeros. En vísperas de los comicios del 2006, y para evitar el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, otra componenda entre los poderosos representantes del gran capital y de las derechas radicó en Los Pinos a Felipe, El Pequeño, el orgulloso hijo de un cristero.

Todo indica que por su incompetencia y tras de la derrota electoral del 2009, Felipe, El Pequeño, y los de Acción Nacional dejaron de ser útiles para sus jefes. En consecuencia, el grupo que los llevó a Los Pinos discute su próxima jugada. Al parecer, la corriente restauradora, la que pretende el regreso del Revolucionario Institucional a la Presidencia, es la que muestra mayor fuerza. Pero al interior del cúmulo de intereses político-económicos, y hasta religiosos, que coexisten en el PRI no hay consenso en cuanto a la persona que sentarán en La Silla del Águila.

En este contexto se realizarán un número importante de comicios en los que participarán veintitantos millones de electores y se renovarán más de una docena de gobiernos estatales y más de mil 500 presidencias municipales. Sin duda, la facción del PRI que se imponga en tamaña disputa por el poder ganará, en mi opinión, la candidatura presidencial de esa organización.

Sólo en estas complejas circunstancias se explica lo sorprendente de la política de alianzas que, desde Los Pinos, impulsan, apresuradamente, los panistas. Y es por que así quieren descarrilar la impresionante locomotora tricolor. Pero como solos no pueden alcanzar ese propósito, han decidido convidar a una parte del PRD, a la que comanda Jesús, El Gris, a quien los medios electrónicos de comunicación han convertido, por encargo, en unas horas, en un moderno e implacable caza caciques, en excepcional perseguidor de gobernadores priístas feos, sucios y malos. En tanto, los viejos salinistas de política popular, recientemente rehabilitados en el Partido del Trabajo, han pactando con el PRI alianzas para despojar del poder a las perredistas incómodas.

Por eso, las siguientes preguntas: ¿Qué intereses catapultan las alianzas políticos-electorales entre el PAN y el PRD contra el PRI o las del PRI y el PT contra el PRD? ¿En qué beneficiará a la izquierda llevar a Xóchitl Gálvez, una ex colaboradora de Fox, al gobierno de Hidalgo, o a Gabino Cué al de Oaxaca, o a un viejo ex priísta al de Durango, o a un ultramontano al de Puebla? Pareciera que los del PRD quieren ignorar las traiciones que les han propinado los actuales gobernadores de Baja California Sur, Chiapas y Guerrero.

Aliarse con el PAN para ir contra el PRI le quitará capital político al PRD. Creo que los perredistas nuevamente perderán identidad, y desde luego votos, como sucedió cuando fueron incapaces de orientar a su favor la campaña por el voto nulo. En mi opinión, de seguir con esas políticas en los comicios estatales del 2010 el PRD saldrá trasquilado, fracturado, descompuesto para beneplácito de los estrategas de las derechas que, aseguran, será la puntilla para aniquilar el movimiento masivo que AMLO han vertebrado en estos años. En Fin.

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