POR LA ESPIRAL/Claudia Luna Palencia

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-La vivienda “pichonera”
-Por una política integral
-La gran mancha urbana

Una política demográfica integral se construye a partir de la planificación y de la suma de esfuerzos de diversas dependencias relacionadas con el tema para dar seguimiento y causa común a un esfuerzo que tienda a controlar el crecimiento poblacional y las variables que se tensan a partir de este incremento: demanda por centros de educación, salud, servicios, vivienda, empleo, transporte, seguridad social, espacios físicos; etc.
El control demográfico no engloba únicamente al aspecto del control de la natalidad, igualmente correlaciona con el flujo poblacional que sale del campo hacia la ciudad con las consecuencias que genera.
En la década de los sesenta y setenta se dio un éxodo del campo hacia la ciudad ante el imán del crecimiento de las urbes y la búsqueda de mejores oportunidades. Después de finales de la década de los ochenta cuando las grandes urbes cayeron en crisis de empleo y de servicios, la gente del campo optó, decepcionada, por emigrar hacia Estados Unidos. Visto a fondo, el factor Estados Unidos ha venido a alivianar la explosión social en México.
Dentro del crecimiento demográfico y la expansión de la mancha urbana en diversas ciudades del país, uno de los retos fundamentales del gobierno es el de proveer de vivienda a sus trabajadores. El slogan oficial la destaca como “vivienda digna”.
Cuando en columnas atrás mencionábamos que el Infonavit estaba otorgando más créditos para la compra de vivienda de interés social con la finalidad de reducir el déficit y señalábamos que era plausible que fomentará entre las constructoras que trabajan con el instituto la inclusión de un seguro que garantice por diez años la vivienda, en respuesta llegaron a esta columna una enorme cantidad de quejas y reclamos contra lo que sucede con la vivienda de interés social.
Una lectora, Dora Beatriz Ochoa Manrique, señalaba en su carta enviada a POR LA ESPIRAL que “si bien es cierto que en los últimos años se ha incrementado sustancialmente la oferta de vivienda, también es cierto que hay un aspecto que es cada vez más deprimente y del que nadie habla: del tamaño de las viviendas, más y más pequeñas”.
Dora Beatriz dice que por eso le llaman “pichoneras”. Nuestra amiga lectora vive en una casa del Infonavit que no cubre las mínimas expectativas de hacinamiento y de estancia. “Es obvio como las constructoras especulan con la vivienda e incrementan sus precios indiscriminadamente sin que nadie les ponga un tope, un ejemplo de esto es el hecho de que cuando el Infonavit decidió subir los topes de créditos, las constructoras aumentaron los precios de las viviendas”.
A COLACIÓN
El meollo es que hay muchos problemas en el binomio demografía-servicios. Uno muy claro es la respuesta del gobierno para buscar resarcir el déficit por viviendas en este país y lo hace construyendo vivienda social dónde sea, en lugares apartados, sin los servicios esenciales, en zonas irregulares y con concesiones a constructoras que utilizan materiales de pésima calidad.
Además el trabajador termina pagando tres veces el costo original por una casa con condiciones de mínimo espacio.
Las quejas contra el interés social del Infonavit son en serie por el espacio y la calidad. En Jalisco por ejemplo, el promedio de área de construcción de las viviendas Infonavit es de 55.90 metros cuadrados, con un precio final de venta superior a los 250 mil pesos.
En Coahuila las premuras por resarcir el déficit de vivienda han propiciado que se construyan viviendas con una superficie de 37.7 metros cuadrados que incluso las ubican por arriba del promedio que en otros estados con una media de 21 metros cuadrados. Todas son financiadas por Infonavit, Fovi o Fovissste.
¿Qué cabe dentro de una casa de 37.7 metros cuadrados o bien de 21 metros cuadrados? ¿De qué se trata entonces, salir del paso y de construir lo que sea, no de construir vivienda digna?
GALIMATÍAS
Malas noticias: el Banco Mundial en su estudio de “Ciudades: la nueva frontera”, advierte que la mancha urbana en el mundo seguirá extendiéndose.
En los próximos 25 años crecerá un 60 por ciento. En dicho periodo, dos mil millones de personas más se desplazarán a los centros urbanos del mundo, 500 de los cuales cuentan con más de un millón de personas.
Para el año 2020, más de la mitad de los habitantes de los países en desarrollo también vivirán en ciudades, convirtiéndolas así en fronteras clave de la lucha contra la pobreza en el siglo XXI.
Algunos datos del Banco Mundial señalan que en 1950 el 68% de la población mundial estaba en los países en desarrollo, con un 8% en países menos desarrollados. Para el 2000, la población mundial alcanzó los 6 mil 100 millones y está creciendo a un ritmo anual de 1.2% o 77 millones de personas al año.
Las ciudades expanden rápidamente: más del 90% del crecimiento poblacional en países en desarrollo tiene lugar en las urbes y los cambios del clima, la tensión étnica, el hambre y la desertificación seguirán movilizando gente hacia las áreas urbanas.
Cada día se añaden casi 180 mil personas a la población urbana. De los mil millones de pobres en el mundo, más de 750 millones viven en áreas urbanas sin refugio adecuado ni servicios básicos.
Después de los números, ¿cómo harán las ciudades para enfrentar el desafío planteado por el crecimiento masivo de la población? ¿Qué vamos a hacer en México para atender las necesidades de la mancha urbana? ¿Cómo va a embonar el gobierno los servicios con calidad a la población creciente y demandante?
El ejemplo de lo que sucede con la vivienda del gobierno por medio de sus programas e instituciones es precisamente lo que debe evitarse, para hacerlo, tenemos que elaborar una política demográfica integral que nos permita llegar mejor preparados para la expansión estimada. Si no, todo será insuficiente y deficiente.
De hecho sobresale en la mancha urbana que los constructores rompen con el contexto tradicional donde antes habían casas levantan grandes edificios, no es lo mismo abastecer agua para una casa que para un edificio de diez plantas con 40 departamentos de 50 metros cuadrados.
Se construye sin sentido y los créditos son insuficientes, repito, para obtener una vivienda digna, segura y de calidad. Tiene que revisarse a fondo todo el esquema.
P.D. Le invito a que opine del tema en mi blog http//claudialunapalencia.blogspot.com.
*Economista y columnista especializada. Con estudios de doctorado por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales. Puede contactarla en: [email protected]

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