El riesgo de “reciclar” la grasa corporal

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La transferencia de grasa autóloga, un procedimiento quirúrgico cosmético para extraer grasa de una zona del cuerpo e injertarla en otra ha sido muy controvertido y hasta prohibido en algunos países los últimos 20 años.

El procedimiento no es recomendado como injerto en los senos por temores de que la grasa implantada pueda solidificarse y calcificarse y que esa masa se confunda con tumores cancerosos provocando biopsias innecesarias.

Pero ahora los cirujanos parecen estar cambiando de opinión y cada vez más clínicas ofrecen el procedimiento.

Los expertos subrayan, sin embargo, que a pesar de que las técnicas han mejorado todavía se debe ser cauteloso con esta práctica.
Dos problemas, una solución

Un lipoimplante o transferencia de grasa autóloga es un proceso en el que se extrae grasa de una zona del cuerpo, como el abdomen, aspirándola por medio de cánulas e inyectarla en otro sitio, por ejemplo para aumentar el tamaño de los senos o glúteos.

Es una solución para dos problemas: quitar grasa de donde no se quiere y colocarla donde sí se quiere.

La grasa comenzó a utilizarse como sustancia de “relleno” corporal desde principios de los 1980.

Los especialistas descubrieron entonces que debido a su carácter autólogo y a su abundancia en el cuerpo el paciente no corría el riesgo de rechazo o alergias.

Se encontró también que la grasa podría ser una alternativa más fiable y duradera que los implantes inyectables o sólidos en los senos.

Pero en 2007 las sociedades de cirujanos plásticos en Estados Unidos emitieron una advertencia a sus miembros sobre el riesgo de utilizar grasa trasplantada en los senos por temores de que el procedimiento pudiera interferir con la detección de cáncer en las mamografías.

“A pesar del creciente interés del consumidor en esta técnica -dijo la Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos- hay poca evidencia que sugiera que el injerto de grasa para aumentar los senos sean mejores o más seguros que los implantes salinos o de silicona”.

“Y las complicaciones a largo plazo, incluida la cicatrización y calcificación del tejido, pueden oscurecer o parecer tumores cancerosos durante el autoexamen mamario, las mamografías, las técnicas de ultrasonido o imágenes de resonancia magnética para detectar la enfermedad”.

Ese mismo año, la Sociedad Francesa de Cirugía Estética y Reconstructiva fue más allá y prohibió a sus miembros llevar a cabo el procedimiento hasta que la técnica fuera más investigada, excepto en ciertos casos de reconstrucción de senos después de una mastectomía.

Ahora, sin embargo, la Sociedad estadounidense parece estar cambiando de parecer después de la publicación de estudios que encontraron que los injertos de grasa en los senos “pueden considerarse un método seguro para su aumento”.

“Recientemente ha habido publicaciones que muestran resultados excelentes y sin disturbio de las mamografías” explicó a BBC Ciencia el doctor Guillermo Blugerman, presidente de la Asociación Argentina de Medicina y Cirugía Cosmética.

“Porque con las técnicas actuales de estudios mamográficos se puede diagnosticar perfectamente y distinguir si hay una microcalcificación por un injerto de grasa o si es por un cáncer”.

“Incluso toda la escuela italiana actual de cirugía oncológica está recomendando la reconstrucción de mama y el uso de la grasa en pacientes que han tenido cáncer en el pecho”.

“Lo que demuestra que se ha llegado a un grado de perfeccionamiento de la técnica tanto del injerto de grasa como del diagnóstico y seguimiento posterior que permite trabajar sin ningún tipo de riesgos”, dice el doctor Blugerman.

Popular

Tal como señala el experto, en Argentina el procedimiento ha sido un método muy popular de cirugía cosmética desde hace décadas, principalmente injertos de grasa en el rostro, dorso de manos y en años recientes en los glúteos.

Otros expertos subrayan que se debe seguir siendo cauteloso con este procedimiento porque todavía no hay suficiente evidencia clínica que muestre que no habrá complicaciones a largo plazo.

Por ejemplo, dicen, estudios con animales muestran que los tumores pueden crecer más y propagarse más rápido si están cerca de grasa.

También se ha informado de daños a los nervios o infección en el sitio del injerto. Y no se puede utilizar el método si la paciente desea aumentar mucho volumen a los senos.

Por otra parte, existe el riesgo de que la grasa se “reabsorba” en el cuerpo y desaparezca. Por eso que los médicos deben esperar varios meses para conocer el resultado del procedimiento y saber si la grasa se ubicó de forma permanente.

Pero igual que con cualquier otro procedimiento quirúrgico el éxito dependerá en gran parte de la habilidad y conocimiento del especialista y de las técnicas utilizadas.

“Nosotros hemos publicado trabajos sobre injerto de grasa enriquecida con plasma rico en plaquetas que es una forma de asegurarnos que el prendimiento de la grasa va a ser mucho mejor” expresa el doctor Blugerman.

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