Son las seis de la tarde y finalmente abres la puerta de tu casa tras un largo día laboral. Tu mente sobre trabajada registra el dolor en tus pies y el cansancio que sientes mientras evalúas lo sucia que esta la cocina y haces una lista mental de todo lo que se tiene que hacer antes de que puedas acostarte. Automáticamente abres la lacena y buscas algo de comer que te quite la mente de tus problemas y te haga sentir bien. Ya te preocuparas del sentido de culpabilidad después.
Todos hemos usado la comida para sentirnos bien, la única diferencia es que algunos lo hacen con mas frecuencia que los demás; estas personas se clasifican como comedores compulsivos. La comida es obligatoria para vivir, así que no es malo derivar placer de algo tan necesario para la salud. El problema ocurre cuando la culpabilidad te empieza a comer a ti. El placer temporal que sientes tras haberte comido una caja entera de galletas es reemplazado rápidamente por la ansiedad de engordar y la sensación de haberte decepcionado.
¿Que se puede hacer, para poder disfrutar de las comidas que te gustan sin tenerle miedo a las tiendas de ropa ni las visitas al doctor? La respuesta es muy simple; Equilibrio. La clave principal para gozar de salud es comer comidas saludables en altas cantidades y comer lo menos posible de las comidas malas. Una dieta equilibrada va de la mano con la práctica, ya que un régimen que no permite que comas tus alimentos favoritos no es realista y no funcionará a largo plazo.
El primer paso para comer sin culpabilidad es asegurarte de no tener comidas dañinas en tu casa, donde van a estar al alcance y causando tentación. Si quieres un postre, ve a una heladería o repostería. Si quieres un refresco, tomate uno cuando vayas a un restaurante. Esto asegurará que no comas estas comidas muy seguido y también puede prevenir que comas porciones demasiado grandes.
Otra parte importante de comer sin sentir culpa es poder anticipar tus puntos débiles y buscar de antemano alternativas saludables. Si por ejemplo tiendes a sentir antojos entre comidas, ve al supermercado y busca alternativas saludables que puedas disfrutar sin causarle dañó a tu cuerpo. Con un poquito de planificación y creatividad podrás reducir de forma drástica las comidas que afectan tu salud.
Si sigues estos simples consejos de salud podrás disfrutar las comidas que mas te gustan sin sentirte culpable. Una vez que tienes establecida una dieta balanceada, comer pizza y helado el viernes por la noche será una ocasión aislada, no un círculo vicioso.
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