Uno de los días más especiales del mes quizá, el de San Valentín, dedicado al amor y la amistad, con un origen un poco dudoso pero que la sociedad en general celebra, especialmente el comercio organizado.
Existe toda una historia al respecto: entre las teorías que se pueden encontrar, se dice que en los países nórdicos en estas fechas sucede el apareamiento de aves, de ahí que se considere el día del amor y la creación.
La parte cristiana refiere que en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor, cuyo nombre griego fue Eros, y a quien los romanos llamaban Cupido. Era cuando los romanos pedían favores del dios a través de regalos y ofrendas para conseguir al enamorado ideal.nas
Algunas otras fuentes de información se remiten a la Roma del siglo II, cuando se prohibía el matrimonio entre soldados, dado que se pensaba que los hombres solteros rendían más en el campo de batalla que los casados, porque no estaban emocionalmente ligados a las familias.
Es en ese tiempo cuando surge la figura de Valentín, un sacerdote cristiano que, ante tal injusticia, decide casar a las parejas bajo el ritual cristiano, a escondidas de los ojos romanos, en un afán por proteger a los enamorados, lo que le lleva a entrevistarse con el emperador Claudio II, quien en principio simpatiza con él, sin embargo, posteriormente lo manda juzgar por ir en contra de las costumbres.
Hay toda una historia en torno a este sacerdote que es ejecutado un 14 de febrero, de ahí que ahora se celebre en esta fecha el llamado “día del amor y la amistad”.
Mientras estuvo encerrado, su carcelero le pidió que diera clases a su hija Julia de varias lecciones y horas juntos, Valentín se enamoró de la muchacha. La víspera de su ejecución, envió una nota de despedida a la chica en la que firmó con las palabras “de tu Valentín”, de ahí el origen de las cartas de amor y poemas que se envían los enamorados en la actualidad y de la expresión de despedida “From Your Valentine”; conocida en todo el mundo adjunta en miles de postales que se refieren a esta fecha.
El asunto es que en un día como el presente se dedica la mayoría de la gente a comprar tarjetas, chocolates, dulces, muñecos de peluche y mil cosas para entregar a su pareja como prueba de un amor grande, sublime, excelso.
Para muchos otros, el 14 de febrero es un día como cualquier otro: el amor y la amistad son valores, sentimientos que no debieran tener fecha como el día de la madre o el padre: cuando alguien ama a alguien, no precisa de que sea día de San Valentín para demostrárselo, y eso lo tenemos muy claro, aunque es agradable que alguien se acuerde de uno.
No podemos dejar de encontrar un sentimiento agradable en torno a la fecha, pero no es precisamente lo mejor el dejarse llevar por el tamaño o coste de los regalos: el amor no se demuestra con miles de pesos, sino con miles de detalles, de palabras, frases y acciones. La solidaridad con la pareja, por ejemplo, es algo que debe existir en todo momento y hay que fortalecer, hacer más grande ante cualquier evento que se presente.
También existen muchas personas que tienen poca efusividad para decir “te amo” y lo demuestran con hechos y no con regalos. Todo se vale cuando se trata de hacer sentir a la gente que estamos ahí, compartiendo sentimientos y actitudes. Lo demás, no existe.
No podemos centrar nuestro amor en una tarjeta que, insistimos, es muy interesante y agradable recibir, o una flor, un chocolate o simplemente, una invitación a comer o cenar. Todo vale, pero no hay que conformarse con celebrar el día y ya.
Hagamos del día de San Valentín algo especial: encontremos el verdadero motivo por el cual llegamos a enamorarnos de nuestra pareja, y fomentemos su resurgimiento si es que se puede, su fortalecimiento siempre, o su búsqueda cuando pensemos que está ajeno a nuestra existencia.
Cheque usted lo difícil que es encontrar mesa en algún restaurante, o una buena caja para el regalo. Hoy es difícil, así que tenemos 364 días del año para hacer lo que hoy no pudimos, sea porque ya no hubo tiempo, lugar o recursos.
De cualquier manera, el amor, la amistad, la solidaridad, la fraternidad y sentimientos afines deben estar siempre presentes en nuestra existencia, con la idea de que veamos a nuestra pareja como aquella vez primera en que nos “flechó” y decidimos compartir nuestra existencia.
No nos olvidemos del origen de nuestra existencia y de la manera en que la llevamos a cuestas, porque solos es muy difícil lograrlo y eso lo sabemos de sobra.
Hagamos pues, del presente, un día más, lleno de aspectos positivos. Llenemos la existencia de quienes comparten su vida con nosotros de cosas dignas de recordarse. La tarjeta, un día se perderá o romperá, pero el verdadero sentimiento debe prevalecer por siempre, en la mente y el corazón, en los recuerdos imborrables de cada individuo.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!