Enamorarse beneficia al organismo e incrementa la salud

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* Plantean que quizá en un futuro tan sólo baste aplicar una hormona para poner fin al dolor de un amor no correspondido
* Indican que este estado es un fenómeno neurobiológico complejo e integral que involucra diferentes partes del cerebro

Enamorarse beneficia al organismo e incrementa la salud; cualquiera que haya pasado por esto sabe que, a fin de cuentas, es muy motivante estar enamorado, señaló Ignacio Camacho-Arroyo, de la Facultad de Química de la UNAM.

Este estrés, cuando es moderado, mantiene al sujeto optimista, alerta e incluso lo predispone a realizar más actividades, explicó, sin embargo, si es extremo, “como pasa cuando las relaciones son tormentosas, es una amenaza para la salud física y mental”.

El experto vaticinó que así como hoy, antes de casarse, se exigen pruebas sanguíneas, quizá en algunos años puedan pedirse también exámenes de ADN para determinar qué tan propenso es el potencial compañero a la infidelidad.

Planteó que quizá en un futuro no muy lejano, tan sólo baste aplicar una hormona para poner fin al dolor de un amor no correspondido; estos temas, dijo, son “ciencia ficción, pero como su nombre lo indica, es ficción basada en la ciencia”.

Camacho-Arroyo explicó que esto es factible porque, más allá de la poesía, los arrebatos románticos y las frases cursis bajo la luz de la Luna, el amor es un fenómeno neurobiológico complejo e integral que involucra diferentes partes del cerebro.

Además de que repercute en el organismo y proporciona una gama de sensaciones que van desde placer y gozo, hasta melancolía, obsesión y depresión.

No es raro que los adolescentes, al sentir los primeros cosquilleos del amor, se muestren más inquietos, frustrados y distraídos, y tampoco es inusual que los padres, al observar tal comportamiento, se limiten a decir: “es que ya se le alborotó la hormona”.

Dado que el amor es un asunto complicado, resulta difícil atribuirle a una sola hormona todo este abanico de sensaciones; sin embargo, sabemos que dos de ellas están íntimamente ligadas a estos furores: la oxitocina y la vasopresina”, puntualizó. (Con información de Notimex/JOT)

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