Apuntes para náufragos/Luis Sergio Miranda *Variaciones sobre el mismo tema.

0

De cara a las elecciones presidenciales del 2012, la ofensiva de las derechas contra la izquierda que simpatiza con Andrés Manuel López Obrador tiene muchas aristas. Por ejemplo, en la Ciudad de México, que es el principal bastión de esa corriente política, la embestida se distingue, entra otras acciones, por la feroz campaña mediática en contra el gobierno capitalino y el perredismo chilango.

En la capital de la República somos testigos de una bien diseñada estrategia política de medios de comunicación destinada a descalificar aciertos y enfatizar errores y omisiones de un gobierno autodenominado de izquierda y que como tal actúa.

En la Ciudad de México los empleados del poderoso duopolio televisivo, alimentados por los barones del gran capital criollo, son capaces de convertir en asuntos de interés nacional, sucesos cotidianos como las riñas entre famosos en antros de súper lujo al tiempo que ignoran, minimizan o deforman las consecuencias, las fatales secuelas, que ha ocasionado la llamada guerra frontal contra el crimen organizado o la política económica en boga.

Otra faceta de cruzada de las derechas contra la insumisa izquierda chilanga es criminalizar las leyes que aprueban los asambleístas y ponen en práctica las autoridades. Por ejemplo, la iglesia Católica, acompañada por Felipe, El Pequeño, Manos Sucias, Nava y cinco gobernadores blanquiazules van contra los matrimonios entre personas del mismo sexo en el Distrito Federal al tiempo que se congratulan porque el cura Rafael Muñiz que acopiaba y distribuía pornografía infantil para una red de pederastas está a punto de ser liberado. Y es que a este cínico criminal lo habían descubierto y detenido las malignas autoridades de la Ciudad de México. El caso olía a azufre, diría San Marcial Maciel.

Así, con la ayuda de los medios electrónicos de comunicación las fuerzas del conservadurismo criollo han convertido a la Ciudad de México en un hervidero de practicantes de los siete pecados capitales, en el sitio en que convergen quienes desean violentar compulsivamente los 10 Mandamientos. Así, la Ciudad de México es ya una metrópoli que hace palidecer a las bíblicas Sodoma y Gomorra despiadadamente destruidas por orden divina. En esa lógica, los habitantes de la capital estamos bajo amenaza mortal, tanto pecado deberá ser castigado.

En días pasado, el periodista Jacobo Zabludovsky, ahora, a sus ochenta y tantos, crítico lúcido, mordaz, de las políticas impulsadas desde Los Pinos y desde otros centros de poder, escribió un interesante artículo en el que advierte que el riesgo, en nuestras circunstancias, no son los matrimonios entre personas del mismo sexo sino la unión por conveniencia, y convicción, entre el Arzobispo Primado de México y Felipe, El Pequeño.

El asunto se agrava cuando los altos mandos de las Fuerzas Armadas entran al juego y toman nuevamente partido por las derechas, cuando, éstos como los clérigos, expresan públicamente sus opiniones sobre cuestiones políticas. En una colaboración anterior expresé mi preocupación ante el nacimiento de un triunvirato que si madura, podría convertirse en un serio peligro, en un problema indisoluble, para nuestra frágil democracia. En este contexto es que deben entenderse los reconocimientos que la Conferencia del Episcopado México acaba de otorgar a las Fuerzas Armadas. Como los ciudadanos, las instituciones tienen poca memoria.

Otra vertiente de las estrategias tendientes a golpear el núcleo de la izquierda que simpatiza con López Obrador, insisto, son las alianzas entre algunas fracciones del perredismos con los panistas que encabezan Felipe, El Pequeño y su socio, Manos Sucias, Nava. Ahora resulta que quienes han violentado las reglas de la democracia en México han unidos sus fuerzas locales para desmantelar añejos y malolientes cacicazgos.

Es patético que esos militantes del Sol Azteca, tradicionalmente cercanos a Los Pinos y a los poderes locales de cualquier signo, hayan encontrado que los candidatos a gobernadores promovidos por Acción Nacional, y otros poderes fácticos, en Durango, Oaxaca y Puebla, para empezar, sean los suyos aunque las trayectorias políticas y ligas económicas de dichos personajes sean opuestas a las que enarbolan las izquierdas, aún la más vergonzante. Y es que esas políticas de alianzas, intentan, por ejemplo en Oaxaca y Puebla, roer, fracturar las redes que López Obrador tejió en los últimos meses.

El otro problema de estas alianzas es que las izquierdas no tienen las de ganar. Si triunfan los candidatos modelados por el panismo, su influencia directa en esos gobiernos sería prácticamente nula pero imagine si esas políticas fracasaran, la maquinaria de la restauración priísta no tendrá ningún obstáculo y en el 2012, aplastará, sin miramiento, cualquier resistencia. Entonces el tricolor volverá a Los Pinos para quedarse un buen rato ahí, en tanto la actual izquierda domesticada será un mal recuerdo, una legión de indigentes oportunistas, de personalidades inútiles. Lo que le pase a las derechas confesionales, las que están fuera del Revolucionario Institucional será asunto suyo. En fin.

(Visited 1 times, 1 visits today)