Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Ya estuvo, ¿no?

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No cabe duda que las personas somos especiales: tenemos una inclinación hacia la crítica de los demás, y no atendemos nuestros asuntos, propiciando una convivencia, como dicen por ahí, “de vecindad.
Hemos recibido por la vía del correo electrónico una presentación en la que se hace alusión al orgullo mexicano para celebrar, tanto la Independencia como la Revolución en este 2010 que se significa para los mexicanos.
Dice que debemos sentirnos orgullosos de muchas cosas, y habla de que tenemos el segundo lugar mundial en obesidad adulta y primero en infantil, que somos de los países con mayor índice de: analfabetismo, inseguridad, desempleo, corrupción y muchas otras cosas más.
También destaca los logros deportivos y nos compara con selecciones tales como Brasil, Alemania, Argentina o Italia, así como sus participaciones en mundiales de fútbol y dice que somos los únicos que hemos ido a muchos… pero nunca sido campeones.
Habla de las medallas olímpicas exponiendo a los Estados Unidos como lo más grande e importante.
Nos recuerda a los periodistas asesinados y a los delitos que se cometen con completa impunidad, habla de crímenes y demás.
Halagador, ¿verdad?
En este sentido, nos exhibe todos los problemas que tiene México, y hace notar que no tenemos nada que festejar, pero que, bueno, como somos un país despreciable, apenas está, como dice la gente: “el sapo para la pedrada”.
O sea, quien tuvo la iniciativa de preparar la presentación se olvidó de algunas cosas interesantes. Veamos:
Cierto es que hay muchas cosas malas en el país, sin embargo, no tenemos la podredumbre social de los americanos ni los niveles de agresividad que se presentan en América del Sur, en algunos países, o en Africa, donde realmente hay hambre en niveles superiores como el nuestro.
No es que tengamos a fuerza que consolarnos, pero la verdad, habría que preguntar a ese genio que hizo la prestación, ¿Qué ha hecho por México, aparte de criticarlo?
Somos bien especiales: criticamos al gobierno, sea del nivel que sea, y todavía no llevan a sentarse en la silla cuando ya les endilgamos el calificativo de “rateros”, “corruptos” y otros similares; criticamos a los agentes de tránsito por recibir mordidas, pero cuando nos detienen, ofrecemos “una lanita” para que nos dejen ir.
Vamos a un cine o teatro y vemos la forma de, o no pagar o de ingresar violando una fila donde están todos los que, como nosotros, han esperado el evento para apreciarlo.
Tenemos un gobierno malo y corrupto, pero damos mordida y gritamos, ofendemos porque nos sentimos importantes.
Aquí cabría la interrogación: ¿Y tú, que haces por México?
Porque es bien fácil destruir, acabar con la reputación de un país o una persona.
Es triste saber que la peor publicidad de México proviene de los sonidos que emiten personas con lengua viperina, llenos de amargura, coraje y odio, que lo único que quieren es que su comentario nefasto sea repetido para sentirse orgullosos de haberlo emitido.
¿Es el México que queremos para nuestros hijos?
Como que ya era hora de cambiar el rumbo, de poner otro ritmo y ponernos a trabajar, a hacer algo por cambiar.
En las universidades públicas criticamos el influyentismo y el que muchos profesores se corrompen a cambio de calificaciones, sin embargo, no somos capaces de no faltar a nuestra clase y entregar lo mejor de nosotros mismos.
Decimos que los peseros son unos auténticos salvajes para manejar, pero nos pasamos una señal roja o violamos el límite de velocidad, porque nosotros sí estamos calificados para ello, “no como esos animales”. O sea, justificamos nuestra estupidez, pero criticamos los yerros ajenos.
Si realmente queremos Hacer algo por México, pongámonos a trabajar y a no estar tirados viendo el fútbol o le tele y criticando a diestra y siniestra.
Cierto es que nuestros representantes del gobierno no nos dan muchas armas para defenderlos, pero, si solamente criticamos, ¿A dónde iremos a parar?
Es hora de actuar como mexicanos responsables y que tenemos un profundo amor a nuestra patria, hacer lo que nos toca sin estar viendo si el de al lado ya lo hizo.
Dejémonos de estupideces, hay que comenzar a trabajar ese cambio que nos permitirá como nación superar muchas carencias y problemas. Si lo hacemos todos, habrá un importante cambio, sin duda alguna.
Es hora de actuar como verdaderos mexicanos. No seamos cómplices de gente sin quehacer que solo produce este tipo de molestas e indignantes presentaciones. Recordemos que todos podemos propiciar un cambio si nos lo proponemos.
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