ANECDOTARIO/JAVIER ROSALES ORTIZ *EL ANGEL Y EL DEMONIO

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Su nominación no provoco sorpresa, pero si satisfacción en el bando contrario.

Entre los panistas sobraron los aplausos y entre los priístas, también.

Entre los panistas porque saben que su postulación es sinónimo de que hará un papel decoroso, pulcro y que dará la pelea en buen plan.

Y entre los priístas, porque lanzo el PAN en busca de la gubernatura de Tamaulipas a un elemento que en algunos municipios no es aun identificado por el electorado porque en su trayectoria política y administrativa mostró poco el rostro.

Los ciudadanos identifican al PAN he inconscientemente lo relacionan con la figura de Francisco Javier Cabeza de Vaca.

Y es así porque como buenos norteños parece que llama la atención que desfile por la pasarela personajes como éste que sean frontales, atrevidos y hasta groseros.

Eso agrada a unos, pero a otros les molestan estos defectos y ven al PAN completito como un enemigo porque en los estados que ha tenido la virtud de gobernar ha provocado solo decepción.

Ahora, ya como candidato del PAN a la Gubernatura de Tamaulipas, José Julián Sacramento, tendrá que arrastrar con este lastre y no sería extraño que los electores le cobren los malabares, los desplantes y la discordia que Panchito Javier ha sembrado dentro y fuera de Tamaulipas como un niño caprichoso.

Fue sano para el PRI y para el gobierno del estado que a Pancho Javier se le cebara la posibilidad de ser el abanderado panista.

Y Parece que están hasta felices porque no solo sucedió eso, sino que también pronto será desterrado de Tamaulipas con base al premio de consolación que recibió para que le bajara a sus ánimos.

Es, Francisco Javier, un sujeto peligroso, al grado que recuerdo que en una ocasión un funcionario de alto nivel fue reprendido.

Y cómo no, si en una reunión urgente del gabinete estatal le pidieron que en diez minutos entregara la lista de antecedentes de Cabeza de Vaca.

El funcionario contestó que en tres minutos el jefe los tendría en su escritorio y así fue.

¿Cómo conseguiste todos estos datos en tan poco tiempo?, le pregunto el jefe.

“Porque los tengo desde hace tres meses en un cajón de mi escritorio”, le contestó.

¿Y porqué no me lo habías entregado antes para frenar a este sujeto?, le preguntó su superior.

“Porque usted no me los había pedido”, fue la respuesta.

El hecho es que en ese tiempo Pancho Javier creció como político.

En el caso de José Julián no existe la posibilidad de que Pancho Javier lo asesore para que escale la grande porque están completamente divorciados.

Pero un personaje está listo para abrirle los ojos y para conducirlo por los senderos que lo convertirían en un tipo de cuidado políticamente hablando.

El es su cuñado, Gustavo Cárdenas Gutiérrez, por todos conocido por su voracidad, por su arrojo y porque nunca da pie sin huarache.

Así es, Gustavo se ha estado reuniendo con José Julián en Matamoros y ya le empieza a calentar la cabeza para que pase de ser un político gris, a un auténtico rojillo en el arte del malabar, de la zancadilla y del golpeteo mediático que tan bien le funciono a él en el pasado.

Quienes los han visto comentan que se tratan como dos tiernos hermanitos.

Es por eso que muy pronto se conocerán otras facetas de José Julián.

Porque tiene un buen maestro.

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