Las mujeres que se embarazan con tratamientos de reproducción asistida tienen más riesgo de que el bebé nazca muerto que las que conciben con otros tratamientos o de forma espontánea, revela una nueva investigación.
El estudio llevado a cabo en Dinamarca analizó más de 20.000 embarazos y encontró un riesgo cuatro veces más alto de muerte del niño al nacer en las mujeres sometidas a tratamientos de IVF y ICSI.
En el tratamiento de IVF (fecundación in vitro) la fecundación del óvulo por los espermatozoides se lleva a cabo en el laboratorio, y en el de ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoide) se inyecta directamente un sólo espermatozoide en el óvulo.
Los investigadores subrayan, sin embargo, que estos resultados deben interpretarse con cuidado y que las mujeres que están contemplando someterse a estos tratamientos no deben preocuparse.
“Es importante recordar que el riesgo de que un bebé nazca muerto es muy bajo entre las mujeres embarazadas con IVF o ICSI” afirma la doctora Kirsten Wisborg, quien dirigió el estudio en el Hospital de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca,
“Hasta ahora no sabemos si este aumento en el riesgo en estas mujeres se debe al tratamiento de fertilidad o a factores desconocidos relacionados con la pareja que se somete a dichos tratamientos”, agrega.
Un solo feto
El estudio -publicado en Human Reproduction (Reproducción Humana) la revista de la Sociedad Europea de Reproducción y Embriología Humanas- siguió un registro de las mujeres internadas en el hospital para parto entre agosto de 1989 y octubre de 2006.
Todas las mujeres participantes estaban embarazadas por primera vez y con un solo feto. Se tomó un registro de su historial obstétrico, el tiempo en que habían tardado en embarazarse, los tratamientos utilizados, su edad, hábitos como tabaquismo, consumo de alcohol y café durante el embarazo, estado civil, nivel de educación y problemas psicológicos.
Entre las 20.166 participantes, 82% habían concebido de forma espontánea en un período de 12 meses y 10% un año después de estar tratando la concepción.
Entre el resto, 4% había concebido con un tratamiento de IVF y ICSI y 4% con otras formas de tratamiento.
Al final del estudio resultaron 86 bebés muertos al nacer, el equivalente a un riesgo general de 4,3 por cada 1.000 embarazos.
Pero el riesgo de una mujer que concibió con IVF y ICSI fue mucho más grande: de 16,2 por cada 1.000 embarazos.
Las mujeres que mostraron menos riesgo de tener un bebé muerto al nacer fueron quienes se habían sometido a tratamientos que no involucraban ni IVF ni ICSI, como la estimulación hormonal. Entre ellas el riesgo fue de 2,3 por cada 1.000 nacimientos.
Entre las que concibieron de forma espontánea en un lapso de 12 meses el riesgo fue de 3,7 por cada 1.000, y las que tardaron más de un año para concebir de forma espontánea el riesgo fue de 5,4 por 1.000.
“Después de tomar en cuenta factores como la edad materna, índice de masa corporal, educación y hábitos durante el embarazo encontramos un riesgo significativo, cuatro veces más grande, de dar a luz a un bebé muerto entre las mujeres que concibieron con IVF y ICSI” afirma la doctora Wisborg.
“Hasta ahora existía especulación de que un posible mayor riesgo de tener un resultado adverso, como un bebé muerto al nacer, con la reproducción asistida, podría deberse a factores relacionados a la esterilidad subyacente de las parejas”.
“Pero encontramos que el riesgo es similar entre las parejas fértiles y las mujeres que concibieron con tratamientos que no involucraron IVF o ICSI”.
“Esto podría indicar que el aumento en el riesgo de que un bebé nazca muerto podría deberse a otros factores que todavía no podemos explicar, como la tecnología involucrada en el IVF y el ICSI o alguna diferencia fisiológica en las parejas que se someten a estos tratamientos” explica la investigadora.
Los científicos planean ahora seguir investigando las causas de estos nacimientos asociadas a los tratamientos de reproducción asistida.