No es que se trate de una afirmación que hable de la falta de argumentos legales en nuestras calles de Victoria, pero algo tiene que ver con el hecho de q1ue usted o yo acudamos a un sitio donde hay más comercios 1ue viviendas, o simplemente, donde la gente se molesta porque alguno otro se estaciona frente a su hogar.
Es necesario entender que nadie es dueño de ninguna calle, aunque existe una que otra persona que no entiende. Una clara muestra es aquel carro particular que se estaciona en la privada ubicada entre las calles 10 y 11 Hidalgo, obstruyendo, por años, la vialidad, con el argumento de que es de los comerciantes “viejos de la Hidalgo”.
Nada justifica el pasar los ordenamientos de la ley por alto. Por algo se establecen leyes y reglamentos, a manera de lograr una convivencia armónica, en la que todos tengamos derechos y obligaciones, pero sobre todo, que podamos en forma pacífica, que es lo más importante.
Hemos criticado durante años el hecho de que cualquiera puede pintar de amarillo su línea frente a casa, o peor aún, hoy se estila pintar de azul celeste y poner el símbolo que se emplea para personas con discapacidad. Esta práctica es absurda e ilegal y ha sido adoptada inclusive por médicos que tienen su consultorio en los alrededores de la calle más importante para el comercio victorense, orillando a los que vamos a hacer algún trámite o compra a buscar otro sitio en donde poder estacionarnos.
Es tan absurdo que solamente existe en esos victorenses que aún piensan que vivimos en un pueblo sin ley, y que el amiguismo es más importante que los ordenamientos.
Este fin de semana, el Ayuntamiento ha puesto el cascabel al gato, y anuncian medidas de exhorto –inicialmente- para aquellos abusivos que han pintado toda la fachada de amarillo o celeste, o peor aún, que ponen bancas, sillas y hasta piedras al frente para que ni usted ni yo nos estacionemos en frente de lo que consideran “su” propiedad.
Nada más falso. Cierto es que si alguien se estaciona en la cochera, obstruye el tráfico de quienes vivimos en el lugar, pero ahora resulta que todas las casas ya no tienen banqueta, porque también hay quienes deshacen el cordón que se instaló con dinero de usted y mío vía impuestos, y construyen las rampas que simulan que hubiera vehículos. Eso sobra por todas partes. La ilegalidad en su máximo esplendor.
Realmente nos da mucho gusto el ver que la autoridad municipal que encabeza Arturo Diez Gutiérrez está poniendo orden al respecto. Sabemos, de antemano, que no será una situación fácil, dada la naturaleza de muchos de esos conciudadanos que, sin el menor ápice de respeto para los demás, abusan haciendo valer su ley, y no la de los demás.
Entendemos que algunos inspectores serán hostigados por los típicos “amigos” de tal o cual funcionario ubicado en buen puesto de nivel superior, y que seguramente amenazarán con cesarlo y consignarlo a alguna celda sucia y olorosa.
Eso también es cosa que debe permanecer en el pasado. El alcalde Diez Gutiérrez está haciendo un gran esfuerzo para que todos respetemos la ley, y han anunciado que comenzarán con exhortos, que seguramente, con el paso del tiempo, se convertirán en multas más que merecidas.
Somos de la idea de que debe acabarse con esa idea que tienen comerciantes y habitantes de zonas transitadas y que consideran como propiedad particular las calles que son de todos. Ya es hora de que la ley se imponga, no por nada, y qué mejor que a través del diálogo en forma inicial, pero si no funciona, ni modo, a captar recursos de las multas.
Observe el lector que en el caso de las multas por manejar borracho –ebrio o pasado de copas, dicen algunos- no hay condonación alguna, lo cual es una excelente medida para disminuir el riesgo que implica el manejar y andar borracho o estar expuesto a ellos. Que cueste, y mucho, para que la gente no lo haga, pensamos.
Pero en el caso de los abusos cotidianos, podría establecerse también una infracción que realmente impacte en el bolsillo de los abusadores, además de poder quitar los bancos y muebles que “instalan” como signo de prepotencia y abuso. Finalmente, se encuentran en vía pública.
Aquí tenemos que colaborar también los ciudadanos: no creamos que somos los únicos habitantes de la calle, no pensemos que nadie puede ocupar “nuestra” banqueta, porque finalmente, no es propiedad privada, sino pública.
Acciones de este tipo requerimos en forma urgente los victorenses para mejorar en mucho la calidad de vida de todos, evitar abusos y conformar que podemos vivir en perfecta armonía con los demás. Es hora de mostrar la parte buena de cada uno de nosotros.
Si ha pintó de amarillo o azul, si pensó que se podría hacer, entérese que la presidencia municipal podrá orden, al costo que sea, lo cual alabamos, felicitamos y exhortamos a que se haga en todos sentidos.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!