– “Hay de tatuajes a tatuajes, para nosotros es un arte”
Benny Cruz Zapata/EnLíneaDIRECTA
Victoria, Tamaulipas.- Para Juan Carlos Zapata Guzmán, técnico en mantenimiento industrial, sus tatuajes son como su segundo nombre, la esencia de una identidad que lo hace sentirse orgulloso de ser uno de los jóvenes con más tatuajes en la capital de Tamaulipas; aunque ya no se acuerda cuÁndo su piel se convirtió en un lienzo para dar rienda suelta a su creatividad, el manejo de técnicas y el dominio del dibujo ha convertido la realización de tatuajes ajenos en fuente de trabajo.
Dice el dicho que el hábito si hace el monje, y aplica en el día a día pues, aunque los tatuajes son una marca de identidad y una costumbre ancestral, asociada incluso con el arte, además de una manera, una necesidad de dejar un vestigio, identificarse o marcar un estilo.
Bajo la óptica social, los tatuajes o los tatuados enfrentan el estigma y la discriminación, descifran un lenguaje callejero, que sin hablar se entiende como otra forma de decir, “aquí estoy”.
Son manifestaciones que suelen asociarse a delincuencia, vandalismo y rebeldía.
Con todo y que en la actualidad los tatuajes han perdido mucho su imagen de rebelión, continuamente el portador de un tatuaje es objeto de discriminación y es por muchos estigmatizado hasta como delincuente.
De ello opina Juan Carlos Zapata Guzmán, quien de comparte que su historia personal empezó cuando su familia emigro a los Estados Unidos:
“Eramos pequeños y vimos que el cambio de vida fue total, entonces yo era un chavito y fue fuerte la impresión de ver a la gente tatuada, con el tiempo me acostumbre hasta verlo normal, así que en cuanto crecí me hice los propios.”
De sus siete hermanos, cuatro, incluido él están tatuados.
Para él, ser portador de tatuajes tiene un poco de todo, hay quienes los asocian con presidiarios, delincuentes o pandilleros, hay quienes ven en ellos la manera de estar a la moda:
“Tiene poco de todo, hay que recordar que históricamente los tatuajes siempre han existido, se los ponían por jerarquía por rangos, estatus social, ahora se puede decir que los usamos a veces como moda, por ser un poquito diferentes, claro que hay de tatuajes a tatuajes, no todos están asociados con lo negativo, aunque si hay gente mala que tiene tatuajes, o igual no tienen y son peores que los tatuados, cada ser humano es distinto en sí, en mi caso los tatuajes son como una expresión de lo que yo soy y de lo que puedo ser.”
Considera que el estigma pesa sobre ellos:
“Dentro de la sociedad hay estigma sin embargo en mi persona por el tipo de tatuajes a mí la gente me puede ver con curiosidad y hasta con asombro pero por ejemplo, la policía a mí no me sigue, porque hay de tatuajes a tatuajes, hay los tatuajes presidiarios, que son como marca y los que busca la policía; pero son totalmente distintos a los míos, se distinguen unos a otros, en mi caso son artísticos, tienen estilo, no están asociados con ninguna pandilla.”
Con su propio negocio en donde da forma a las figuras y mensajes más diversos, señala que en ciudades como Victoria si hay mercado para este tipo de tatuajes realizados con técnica y todas las reglas de higiene:
“Tengo una tienda en donde elaboro tatuajes, colocan percing, pintura para coches, motocicletas que vienen siendo como tatuajes en muebles, ubicado en el 12 y 13 Hidalgo en la zona centro.”
Por su parte, Carlos Eduardo González Adame señala que desde los 18 años empezó a tatuarse el cuerpo:
“Fue por pura curiosidad y le seguí, siempre tuve facilidad para el dibujo y la pintura y a esto me dedico, es mi fuente de trabajo y de sobrevivencia.”
¿Cómo enfrentas la discriminación?
“Dice el dicho que las apariencias engañan y la gente siempre voltea a verme por la calle, a mi paso, lo que no sucede en los Estados Unidos en donde estuve viviendo un tiempo, en donde es común ver a las personas tatuadas, en ciudades como Victoria nos siguen viendo raros.”
Para él, su oficio es un arte, una profesión que le viene de manera innata:
“No se necesita ser un experto para ver la diferencia en los tatuajes, que si bien es cierto que son muy común en la vida de las pandillas, la mayoría que acude a ellos a realizárselos, lo hace como una manera de tener identidad o darse un gusto.”
Tanto para Eduardo como para Juan Carlos los tatuajes personales como los que a diario plasman en la piel de otras personas son expresiones artísticas que forman parte de su vida.
De acuerdo a información consultada en la Encuesta Nacional Contra la Discriminación y por los Derechos de las Personas Tatuadas y Perforadas, realizada recientemente en el país, quedó establecido en un sondeo realizado a 598 personas que:
90 por ciento aseguró haber sido discriminado.
7% padeció violencia física por tener tatuajes o piercings.
45% sufrió discriminación laboral, o para tener uno
3.4 rechazos, de cada diez, ocurrieron en la casa del afectado.
2 de cada diez actos discriminatorios se dieron en oficinas de gobierno.
50 por ciento ha sido revisado por la policía sólo por tener tatuajes o perforaciones.
21 por ciento fue detenido o incluso amenazado por las marcas en su cuerpo.
Incluso se hace el agregado que en distintos trabajos, particularmente en industrias maquiladoras, se rechaza a una persona si tiene tatuajes; esto, de inicio, es anticonstitucional.
-La donación de sangre y órganos, por ejemplo, está restringida, por razones de salud, a las personas con piercings o dibujos en la piel; sin embargo, no es una prohibición absoluta.