Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Ejercicio escolar

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Ya una vez tratamos el tema, y no nos fue muy bien: algunos profesores de educación física, de esos que se encuentran comisionados en algunas escuelas primarias se sintieron ofendidos y nos reclamaron airadamente la osadía de haber hablado de su trabajo.
Nada hay más difícil que el estar comprometido con la educación de los demás, y los profes que se encargan de esta importante área tienen en sus filas dos grandes grupos: los que saben que la educación física es fundamental y se preocupan no solamente por hacer que sus alumnos la practiquen, sino también porque tengan un nivel competitivo fundamentado en la preparación adecuada, el conocimiento de las disciplinas en cuestión, pero sobre todo, el amor a los niños y jóvenes.
Se habla que la Secretaría de Salud hará obligatoria la práctica de educación física en las escuelas, sin embargo, cuando nosotros tocamos el tema hace unos dos años, había aparecido un decreto que obligaba a la práctica de ejercicio DIARIO en las primarias, es decir, no solamente que fuera obligatorio, sino que todos los días los muchachos hicieran algo de actividad física dirigida y ordenada.
Sin embargo, ¡Oh, sorpresa! Los profesores que se encargan de visitar las primarias vestidos de blanco y con lujosos tenis de marca, no han tenido un acercamiento con los postulados magisteriales, menos, con la responsabilidad de hacer su trabajo cotidiano.
Hay casos en los que el maestro argumenta alguna comisión sindical, de zona o de sector para no dar su clase. ¿Y los niños? Esos, esos que se aguanten, al cabo que el profe es conocido y tiene suerte porque lo llaman seguido a cubrir eventos, aunque sea dentro de su horario de clases.
Esta molestia se puede ver en muchas pero muchas escuelas locales, donde los maestros de educación física no cumplen su función, y además, si uno se atreve a quejarse, hay represalias contra los pequeños.
No se vale, porque en una entidad como la nuestra se ha destinado un importante número de recursos, humanos, materiales y económicos para que tengamos educación de calidad. En ese sentido, el gobernador Eugenio Hernández Flores ha dispuesto de muchas acciones en bien de nuestros hijos, y por su parte, el secretario del ramo José Manuel Assad Montelongo ha demostrado que tiene la capacidad administrativa y política para encabezar los esfuerzos destinados a una completa educación.
No podemos dejar a un lado el hecho de que la falta de actividad física está convirtiendo a nuestros niños en graciosas pelotas vivientes, es decir, que la obesidad tiene un aliado muy importante en los juegos de consola, la televisión, los comics y otras actividades que de una u otra manera alejan a nuestros hijos de la actividad física.
No decimos que sea terriblemente mala la práctica de estas actividades: lo negativo es el abuso de cualquiera de ellas, y por lo general, los chicos están toda la tarde sin moverse, propiciando que esa inactividad se traduzca en kilogramos de más.
Pero insistimos en que los maestros de educación física tienen que hacer algo más que sacar a los niños al patio a asolearse sin ton ni son. Hay que buscar actividades lógicas, congruentes con la edad y el tiempo en que se hacen, y también, no dejar de cumplir la responsabilidad. No se vale que inspectores u otra actividad se lleven al “profe” de jurado o alguna razón similar, y los chicos se queden sin su deporte, que de por sí, es poco y de calidad un poco -o mucho- cuestionable.
Hemos de insistir en que la presente es una opinión, una crítica constructiva, y no pretendemos que los nuestros tengan posteriormente que soportar acciones difíciles de explicar en la lógica cotidiana, o que se refleje en sus calificaciones la crítica del padre. Somos nosotros únicos responsables de este comentario, aclaramos.
En este caso, es buena la propuesta del secretario de Salud en México de hacer obligatoria la práctica del ejercicio, pero más saludable será, sin duda alguna, el hecho de que todos los profesores entiendan cuál es su función.
Ser profesor implica un verdadero compromiso con los niños ajenos, prácticamente todos, pero con el amor que se debe tener al hecho de querer enseñar algo, lo que sea, según, claro, la disciplina. En este caso, ser profesor de educación física no implica traer bonitos y vistosos tenis y pants con logotipo y marca famosa: es algo más que eso, y significa estar comprometidos con su profesión, su trabajo, su modo de vida.
Así con el gusto que se recibe el cheque quincenal debe recibirse la maravillosa oportunidad de transmitir el conocimiento a los demás, y máxime si se trata de menores.
El exhorto a los profesores de educación física para que, en primer lugar no se sientan ofendidos, y en seguida, que entiendan que hay que hacer algo por mejorar, por merecer los buenos sueldos que la SEP y el SNTE gestionaron para todos.
Se trata de comprometerse a hacer bien las cosas, y no dejar, por el amor de Dios, colgados a los niños que esperan ansiosos su clase, aunque sea de dudosa calidad.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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