Piñera, investido presidente en medio de un nuevo temblor

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El temblor se prolongó durante unos 45 segundos. La Armada chilena ha emitido una alerta de tsunami
Abc.es:

CARMEN DE CARLOS | SANTIAGO DE CHILE

El Presidente de Chile, Sebastián Piñera Echenique, protagonizó ayer la ceremonia de traspaso de mando más agitada de la historia. Una serie de al menos nueve réplicas, con intensidad propia de un terremoto de entre 5 y 7,2 grados de intensidad, provocó temblores en varias regiones del país y amenaza de Tsunami. Las sacudidas alcanzaron Valparaíso y Santiago, las dos ciudades donde se celebraban los actos de investidura del sucesor de Michelle Bachelet en el Palacio de la Moneda.
Piñera, prácticamente sin tiempo para quitarse la banda presidencial, visitó y declaró el estado de catástrofe para la región de O´Higgins, principal afectada ayer por los cimbronazos del terremoto del 26 de febrero. El flamante presidente, primero de la centro derecha en llegar al poder desde el fin de la dictadura (1990), convocó de inmediato a las poblaciones costeras a refugiarse en los cerros, “como medida preventiva” frente al anuncio de maremoto.
El primer temblor se registró a las 11.40 horas, apenas unos instantes después de que el Príncipe de Asturias ingresara en el Congreso de Valparaíso. El movimiento, de 7 en la escala de Ritcher, fue el de mayor gravedad desde que se produjera el seismo de 8,8 que devastó, hace un par de semanas, buena parte de la mitad sur de Chile. El resto de los coletazos fueron escalonados. Entrada la tarde se sucedieron otros de menor intensidad como viene siendo habitual en los últimos días. El epicentro de estos cimbronazos se localizó a 129 kilómetros de Valparaíso. En esta ciudad se concentraba la totalidad de las autoridades de Chile y las delegaciones extranjeras.
“No quiero alarmar a nadie pero es bueno tomar precauciones. Más vale prevenir que curar”, advirtió Piñera una vez finalizada la ceremonia de investidura. El mensaje era para que las poblaciones costeras se pusieran a refugio por temor a una ola gigante.
En simultáneo Rodrigo Hinzpeter, actual ministro del Interior y hombre fuerte del Gabinete de Piñera, se puso al frente del equipo de coordinación e informó puntualmente de los hechos que se iban conociendo. “Unicamente nos han reportado daños materiales. No hay constancia de víctimas mortales”, aseguró. En ese momento el Congreso ya había sido evacuado así como colegios, centros públicos, algunos hoteles y edificios tanto de la región del Libertador Bernanrdo O’Higgins como en la capital de Chile donde la red de comunicación colapsó temporalmente.
Alarmado por las informaciones que recibía, Sebastián Piñera suspendió el almuerzo previsto con el Príncipe de Asturias, los presidentes y el resto de los representantes internacionales y se dirigió en un helicóptero a Rancagüa, a unos 87 kilómetros al sur de Santiago. En ese enclave, el más castigado ayer, la población huyó a las colinas en busca de refugio. Una vez levantada la alarma, el terror a que se repitieran sucesos como los del 27 de febrero, llevó a parte de la población a permanecer en los cerros a la intemperie. Rancagua tiene una población de 187.000 personas.
En el saludo previo entre las diferentes delegaciones y Piñera, la sacudida se convirtió en la tarjeta de presentación de los invitados. A Cristina Fernández de Kirchner le sorprendió la primera en el automóvil, “dicen que ahí no se siente nada. Yo lo noté porque se movían las flores”, observó. El peruano Alán García, acostumbrado en Lima a movimientos telúricos, lo tomó con humor: De alguna manera uno aprovechar para bailar, dijo. Con el gesto más adusto calificó de “arañazo de la naturaleza frente a la capacidad productiva de Chile”, la catastrofe. Ambos presidentes abordaron diferentes helicópteros, y sobrevolaron los Hospitales de Campaña que sus países donaron tras la catástrofe.
De los siete presidentes iberoamericanos presentes, el que tuvo mayores dificultades para abandonar el Congreso, a paso ligero, fue el de Ecuador. Rafael Correa tenía que caminar ayudado con muletas tras su reciente operación de rodilla en Cuba. Fernando Lugo (Paraguay) y Evo Morales (Bolivia), estaban sentados juntos cuando el suelo comenzo a moverse bajo sus pies. El primero se quedó demudado con la mirada clavada en el techo por temor a desprendimientos mientras que el segundo señalaba la decoración del edificio que, como diría Alan García, bailaba al ritmo de la tierra. José “Pepe” Mujica (Uruguay) y Alvaro Uribe (Colombia) aguantaron, como todos los invitados, el tipo en sus asientos hasta que se terminó la ceremonia. Entre estos, se encontraban
José María Aznar y Ana Botella. El matrimonio, muy sonriente, se lo tomó con humor al saludar a Piñera.
El presidente de Chile para los próximos cuatro años continuó con la agenda prevista por la tarde. Se reunió con el comité de emergencia y presidió su primer Consejo de Ministros. Para él sería una jornada inolvidable. Para el resto de sus invitados y Chile, también.

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