Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Recesión local

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Cuando el presidente de México Felipe Calderón Hinojosa habló el año pasado sobre la recesión y sus efectos, muchos pensamos que sería algo catastrófico, que nos iría muy mal, y las expectativas a nivel nacional eran poco gratas. Aunado a estas cosas, la Influenza AH1N1 y otros factores nos hacían ver que el año sería desastrosamente malo.
Pero las cosas cambiaron.
Terminó el año 2009 y no se llegaron los malos momentos. Sí hubo problemas económicos, pero no fueron de la magnitud que se esperaba: la gente supuso que el año que terminaba sería peor de lo que fue, y algunos optimistas dijeron que ya habíamos salvado la situación económica que prácticamente partió en dos la economía de los Estados Unidos y el mundo entero, ocasionando la pérdida de fuentes laborales por millones en el orbe, así como también la quiebra de empresas e industrias.
Inicia el año 2010 y la resaca nos comienza a golpear.
Muchos estamos resintiendo el efecto del año pasado. Sucede como en las fiestas donde uno abusa del alcohol: la resaca –o cruda- nos hace presas de malestares que en ocasiones son tan nefastos que nos llevan a decir lo típico: “no vuelvo a hacerlo”, o como decían algunos “borrachines: “Diosito, si con la borrachera te ofendí, con la cruda me sales debiendo”.
La cruda económica es porque la situación ha ido empeorando poco a poco, mes a mes, y entonces la situación se ha ido desquebrajando hasta llegar a problemas en los que no sabemos a dónde correr o no tenemos forma para poder hacer los pagos necesarios. La crisis comienza a afectarnos.
Y en el ámbito empresarial, la gente también ha comenzado a ver la manera de ahorrarse unos pesitos, incluyendo estrategias poco amables como el despido de algunas personas, recorte de gastos en general que, de haberse hecho en tiempo y forma no nos hubieran ocasionado la pérdida de las fuentes de empleo.
Dice el presidente Calderón que hay una promesa por ahí del sector comercial de instrumentar un ambicioso programa con más de un millón de empleos nuevos. Nada fácil, por cierto, porque la verdad, ahora nadie quiere comenzar la empresa nueva o arriesgar sus pocos centavos en algo que no se sabe si tiene éxito.
Y es cuando algunos agoreros del desastre están procurando una muy seria cantidad de mensajes desalentadores. Cierto es que no tenemos la mejor situación de la historia, pero si todos nos dedicamos a criticar, destruir y exagerar, entonces Tamaulipas, como el resto del país, se irá a pique.
Por más que la autoridad quiera o pueda hacer, si no hay voluntad de la gente, difícilmente se podrá salir avante, y en aspectos que tienen que ver con empleo y fomento económico se requiere de mucha capacidad de aceptación y entusiasmo para crecer, para reafirmar o por lo menos, para mantener lo que ya tenemos.
Como tamaulipecos tenemos un gran compromiso que seguramente ha sido bien fortalecido por el gobierno estatal y los gobiernos locales que, si bien es cierto que tienen algunos aspectos que deben mejorarse –errores, decimos los ciudadanos comunes y corrientes-, no podemos negar que se han llevado a cabo muchas acciones que nos permiten tener mejor infraestructura, mayor cobertura en diversos rubros, y sobre todo, que la gente ha encontrado motivos para querer salir adelante.
Cierto es que nos está golpeando muy fuerte la situación económica, y eso lo vemos reflejado en la compra diaria de despensa, donde el jamón, la papa o el brócoli están más caros que hace una semana, donde la carne de res o los refrescos embotellados tienen otro coste, también, más elevado, pero, si el gobierno federal no está haciendo la lucha por mejorar, si los gobiernos estatales no tienen tampoco todas las estrategias que se requieren, y si los gobiernos municipales siguen quejándose de la falta de recursos para poder echar a volar su imaginación, entonces estamos mal.
Compete también a quienes conformamos la fuerza laboral de la entidad el hecho de mejorar, y claro que será aún más difícil, pero no es imposible, y todos tenemos que hacer lo que nos corresponde, en aras de un beneficio comunitario, familiar y personal.
En ese sentido, hay muchos proyectos que se pueden realizar, muchas cosas que todavía podemos hacer, y para ello, será necesario, sin duda alguna que tengamos mucho entusiasmo, que nos motivemos para poder caminar hacia adelante.
Un ejemplo muy claro es el abandono del sureste tamaulipeco, donde autoridades de turismo no han hecho lo que se requiere, y donde, la verdad sea dicha, esperamos que la iniciativa privada haga lo que se debe hacer para que en estos tiempos en que se supone una recuperación económica por las vacaciones, sea una realidad el que nuestra gente pueda encontrar alivio a la crisis.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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