Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Homenaje a México en el CCT

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En su XV aniversario, el Centro Cultural Tamaulipas lanzó la convocatoria para la exposición colectiva de fotografía denominada “Cien Imágenes”, en su edición número quince, con una particularidad: siempre había sido una exposición abierta en temática, técnicas y demás; en esa ocasión, se nos pidió presentar fotografías que contuvieran quince elementos, es decir, imágenes alusivas al aniversario de gala, en aquel entonces.
Hoy, cambian las cosas, y de nueva cuenta nos marcan una temática.
Sin lugar a dudas, la convocatoria 2010 es altamente ingeniosa, además de ser innovadora, que habla del interés que tienen las autoridades del Centro Cultural Tamaulipas por promover la cultura y ensalzar los valores de los que habitamos esta hermosa región del noreste mexicano, caracterizada por mil y una virtudes.
El tema que manejan los integrantes del Centro Cultural, encabezados por su directora Laura Reséndez Sagástegui es “México Lindo y Querido”, evocando aquella hermosa melodía que cantaba Pedro Infante y que habla de un inmenso amor a la patria de todos nosotros. Hoy, las fotografías deben captar alguna de esas muchas imágenes hermosas de nuestra nación.
Dice textualmente: “captando en imágenes de nuestro país vientos de cambio y esperanza, fotografías que nos sorprendan y motiven positivamente nuestro nacionalismo en las siguientes técnicas, blanco y negro, color, mixtas o especiales, digital y 35 mm.
Las propuestas, originales y creativas, tienen mucho que ofrecer al espectador, porque veremos un reflejo del México de todos, aunque claro, cualquier imagen podrá sorprendernos, dado que pocos nos podemos dar el lujo de decir que conocemos México.
Imagine el lector que veremos imágenes, por ejemplo, de Miquihuana o San Juan de los Lagos, de Chipinque o de El Chorrito, del Zacatón o de Chichen Itzá. Todo México, sin lugar a dudas, es un mosaico interminable de sorpresas, y cuando vemos esas cosas nos corre la sangre más rápido y se inunda el organismo de un espíritu nacionalista que tiene lugar en cada uno de los hijos del Aztlán, de quienes hemos nacido en esta nación, y que, pese a todo, seguimos amando a nuestra tierra y hacemos a diario un esfuerzo por dignificarla y hacer que la Patria se sienta orgullosa de sus hijos.
Es la primera llamada para los fotógrafos aficionados y profesionales, para participar en la muestra número veintitrés, lo cual es un récord, porque es la única exposición en serie que se lleva a cabo todos los años desde la fundación del CCT, gracias al entusiasmo de muchos fotógrafos, el apoyo de autoridades y la aceptación social.
Cien Imágenes constituye un espacio especial para todos nosotros los que amamos la fotografía y nos enorgullecemos de llevarla como actividad profesional, de quienes tratamos de enseñar un poco a los jóvenes tamaulipecos el arte de fijar y reproducir objetos captados y dibujados con luz a través de una lente, en soportes digitales o de plata. La fotografía ha cambiado en su soporte, su base, pero no en sus técnicas, no en su forma de ver las cosas.
El fotógrafo sigue, igual que lo hiciera Daguerre o Kodak en sus tiempos, aplicando las reglas de composición fotográfica y midiendo la luz para lograr una imagen estética, balanceada, que tenga un importante mensaje y sobre todo, que refleje lo que queremos manejar ahí, en ese trozo de imagen.
Mucha gente ha pensado que con la aparición de las cámaras la fotografía se hizo más fría. Tenemos que entender que nada cambió excepto el soporte.
En forma equivocada se considera que le técnica es otra y se maneja como tal la digital y la análoga. Cierto, hay que hacer algunos ajustes, pero somos de la idea de que la técnica es, para captar la foto, la misma, y lo único que ha cambiado es donde dejamos la fotografía.
Antes, había que “quemar” cristales de sales de plata para dejar una imagen ahí. Hoy, debemos alterar el estado actual de espacios electrónicos llamados bytes, dejando una información a través de un elemento electrónico, que permitirá una lectura adecuada de las formas y colores.
La fotografía sigue siendo la misma, afortunadamente y gracias a quienes nos dedicamos a esta disciplina tan especial.
La verdad, el CCT merece un aplauso grande, porque está demostrando que es un verdadero centro de cultura, y porque nos está motivando a seguir buscando, hoy, en imágenes, la justificación para sentirnos mexicanos, ya que eso, si lo captamos adecuadamente, nos permitirá hacer un mejor y mayor esfuerzo en aras de que nuestro país mejore en todos sentidos.
Falta tiempo aún, pero los fotógrafos deben de prepararse para esta exposición que bien vale la pena. Alguien dijo que si había premios. El único premio es el mejor que puede tener un fotógrafo, aficionado o profesional: el reconocimiento de la sociedad en la que vive, por su trabajo y su esfuerzo al tratar de dar un mensaje completo, lleno de mexicanidad, de un espíritu patrio, a favor de México, la nación que ahora más que nunca necesita el esfuerzo de sus hijos.
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