Óptica/Gastón Monge *La Basura: Un negocio millonario

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Dice un dicho que lo que unos tiran, otros lo aprovechan, y este dicho se puede aplicar a la perfección a las miles de toneladas de basura que a diario se tiran en esta ciudad, sin saber quienes la tiramos, que puede ser un negocio muy redituable para quienes tienen los medios económicos y la tecnología a su alcance, como la empresa Servicio de Tecnología Ambiental SA, mejor conocida como Setasa.

Recuerdo muy bien como en la ciudad de México, concretamente en el enorme basurero que ya no existe, de Santa Cruz Meyehualco, en el extremo oriente de la ciudad, hace ya muchos años, un cacique de la basura conocido como el ‘Rey Lopitos’, se hizo multimillonario y poderoso, tanto que se daba el lujo de codearse con políticos de alcurnia, y proponer candidatos a diputados y jefes delegacionales, algo así como el Pedro Pérez Ibarra de Iztapalapa.

Era tanta la basura, que este personaje la convirtió en dinero, y era tan poderoso que contaba además de un ejército de guardaespaldas, con otro de pepenadores que seleccionaban la basura, no para reciclarla porque en ese entonces la palabra no existía, pero si para reutilizarla para fines comerciales, hasta que el negocio cayo, al igual que su imperio fincado con los desperdicios de los habitantes de esa ciudad.

En Nuevo Laredo, recuerdo que en el antiguo basurero, que estaba ubicado en el cruce de la carretera a Piedras Negras y la carretera al aeropuerto, era controlado por un hombre que por igual, tuvo la visión y el apoyo de las autoridades, para apropiarse del negocio y convertirlo en dinero.

Avilano Cazares era el propietario del basurero y del negocio, el que supo administrar por varios lustros, ya que cobraba a los marraneros por alimentar de basura a los cerdos que se regocijaban con tanto ‘alimento’. Por cada animal Atilano le cobraba una cantidad de dinero, pero el negocio también era para los dueños de los marranos, ya que no gastaban en alimentarlos, pues solo bastaba llevarlos al basurero y dejarlos unas horas, además de otro tipo de basura que seleccionaba para su venta.

Pero la modernidad casi llego a la ciudad, y el basurero desapareció para dar lugar a una serie de asentamientos infra humanos asentados sobre el fétido material que permanece enterrado bajo los cientos de viviendas de las colonias Voluntad y Trabajo III y IV, y aunque el negocio se le termino a Atilano, quien fue premiado con una regiduría bajo el primer mandato de Horacio Garza Garza (si mi memoria no me falla), otros con mas visión se apoderaron de él para continuar convirtiéndolo en dinero.

Ahora, bajo la administración de Setasa, la basura recibe otro nombre aunque sigue siendo el mismo negocio pero aumentado por mil, gracias a la tecnología y a su permanencia por otros 15 años como monopolio de la basura, después de haber terminado un primer ciclo de 15 años, para hacer de la basura, mediante un complicado proceso de recicle, un negocio multimillonario, toda vez que ahora Setasa pretende que los ciudadanos hagamos el trabajo que a esa empresa le corresponde, y que es el seleccionar y clasificar los desperdicios en nuestras propias casas.

¿A cambio de qué? De un medio ambiente más limpio al estilo como ocurre en Estados Unidos, solo que en esta ciudad, al igual que en todo el país, no existe aun la voluntad de nuestras autoridades para crear las condiciones que permitan al ciudadano como usted y como yo, de tener en mente que si no depositamos de manera adecuada nuestra basura, habrá sanciones reales y no solo ficticias apoyadas por un halo de corrupción que en vez de solucionar este problema, lo agrava amucho mas.

Si en Estados Unidos y en Europa funciona este sistema de recolección y reciclamiento de la basura, en México aun no estamos preparados para ello, puesto que el marco legal en que se fundamenta el proceso de recolección de la basura, o no existe o es muy débil, amén de la baja conciencia ecológica de la mayoría de los habitantes de esta ciudad, y del poco conocimiento de las leyes ambientales y de su constante violación, por parte de quienes crean dichas leyes y de quienes las deben aplicar.

En México tal parece que atentar contra la ecología y la naturaleza es un gran negocio. El ejemplo lo dan los taladores de bosques, las empresas contaminantes que vierten sus desperdicios a ríos, canales y arroyos, el transporte público emisor de gases y humos tóxicos y algunas autoridades que de manera voluntaria, se corrompen y se hacen de la ‘vista gorda’ con un gran billete, y más etcéteras.

Por eso creo que Setasa comenzó al revés. Primero debió adquirir la maquinaria, mostrarla a la sociedad, y después promover la clasificación para el reciclamiento de la basura, pero como se trata de un negocio, puesto que ese material que desperdiciamos lo venderán a precios millonarios, ¿Qué gana la sociedad?. Tal vez, como dijeron algunos colegas en la conferencia de ayer, Setasa debería retribuir con algo el trabajo que pide a la sociedad. ¿Cómo?, Solo ellos deben saberlo.

Fíjese usted, Si por cada kilo de lata de aluminio se paga entre 12 y 15 pesos el kilo, por 100 kilos serán mil 500 pesos, y por cada tonelada 15 mil pesos. Se estima que sean 50 toneladas a la semana de este material, lo que dará la cantidad de 750 mil pesos. Por mes serian tres millones de pesos, ello sin contar el resto del material reciclable como el cartón, el papel, el platico, el metal, la tela, entre otros materiales reciclables. ¿Quién se quedara con el dinero?, ¿Es o no un gran negocio el de la basura? Habrá que preguntarle al ingeniero Alejandro Pérez Tapia, gerente general de Setasa.

Hasta mañana

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