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Reynosa, Tamaulipas.- Un promedio de 150 a 200 personas son deportadas y repatriadas todos los días por la frontera entre Reynosa e Hidalgo Texas y lejos de aminorar el flujo, éste es sostenido y alto por lo que no se avizora un control en ese fenómeno relacionado con la emigración al vecino país en busca de mejores oportunidades de desarrollo.
Hilario Noyola del Pozo, párroco encargado del Albergue de Nuestra Señora de Guadalupe, expuso en entrevista que el problema tiene su origen en la falta de oportunidades laborales y progreso de las familias que emigran del interior o fuera del país hacia la frontera con los EUA.
Admitió que mientras los gobiernos no han centrado como prioridad en sus acciones para frenar la emigración, promover empleo e inversiones que arraiguen a las familias en sus lugares, no hay margen de que el fenómeno social sea controlado.
De hecho, apuntó que conforme agudice la crisis económica y no haya señales de recuperación, el flujo migratoria y en consecuencias las deportaciones con los consabidos riesgos será latente.
Noyola del Pozo, confió que en la medida que los gobiernos de los diferentes niveles asuman los riesgos e implicaciones de la emigración y actúen en consecuencia es como podrá fincarse un control y arraigar a las personas en sus lugares de origen y no tener que irse del país para construirse oportunidades.