Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Caprichos preelectorales

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Tenía una opinión diferente de Magdalena Peraza; siempre le concebí como una mujer integrante de la clase política con valores bien fundamentados, seria, honesta, y una buena lideresa. Nos damos cuenta que las equivocaciones la gente las comete independientemente de su experiencia o sus valores, y que muchas de éstas son producto de una ambición desmedida, de una mala asesoría, o simplemente, de la falta de madurez política.
La diputada con licencia tiene currículum político, y en él figuran varias responsabilidades importantes, lo que echa por tierra el hecho de que mucha gente piensa que la mujer está siempre relegada en el Partido Revolucionario Institucional, donde la dama en cuestión se formó y forjó, donde aprendió lo que es la política.
Nunca chistó cuando le dieron un encargo, si era de secretaria técnica, dirigente o diputada. Aguantó “heroicamente” el haber sido incrustada en la nómina en turno, y con los beneficios que ello implica.
Llegó al Congreso de Tamaulipas y ahí trató de llevar agua a su molino y hacer de la política una forma para vivir, mas no una forma para servir. La figura admirada por muchos cayó repentinamente, y todo por un berrinche, capricho o como le quiera llamar.
Siempre exigió y pidió: le fue concedido, pero hoy que se pensó que no era la persona idónea, simplemente dejó a un lado su reputación serie, su honorabilidad y carácter para defender sus principios y escuchó el canto de las sirenas azules, aceptando una precandidatura por el partido que se ha dedicado, como se dice en la calle, a la vulgar “pepena” de resentidos, de personas que creen merecer el mundo y estar en el número uno de la lista, y cuando sus caprichos no son concedidos, se cambian de camiseta.
Ejemplos, desgraciadamente hay muchos en la entidad y el país. Alguien dijo que el fenómeno tenía años, desde Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard o Cuauhtémoc Cárdenas, otrora distinguidos priístas que se cambiaron a un partido que ellos mismos crearon y que hoy se ha convertido en una de las más grandes mafias políticas del país: el PRD.
Y como la diputada con licencia Peraza hay otros más que también hicieron uso de ese término común y corriente –más corriente por cierto- que en la calle se llama “chaqueteo”, traducido en voz popular como el ser oportunista, traicionar sus principios y postulados y buscar el beneficio personal disfrazado de un interés comunitario, lo cual no existe, y lo hemos visto en estas designaciones.
Los más contentos con esta serie de traiciones a su personalidad y postulados son, sin duda alguna, los integrantes de partidos de oposición que en la entidad no trabajaron lo suficiente como para convencer a la ciudadanía y aprovechan cualquier cosa que se mueva para tirarle, como es el caso del PAN, instituto político que no ha acertado a ofrecer una declaración congruente con sus ideas, y ha buscado ganar por ganar, sin importar la forma en que se lleve a cabo o la traición que haya que ejecutar.
Insistimos en que el currículum de la diputada Peraza es interesante, sin embargo, la mancha que acaba de imponer será permanente: se le recordará como aquella tampiqueña que traicionó su personalidad, que traicionó a su gente, su partido y su forma de ser y vivir, y en un afán ambicioso y materialista se “convirtió” en un ente más del grupo azul que no tiene mucho que ofrecer a los demás, aparte de una serie de declaraciones descalificando todo lo que sea proveniente de otros partidos, preferentemente del PRI, fuerza política que en Tamaulipas no tiene a la fecha más objeción que la traición y deserción de sus integrantes.
Pero no todo es malo en la clase política, porque también los hay leales y congruentes, profesionales y los que quieren servir a los demás antes de servirse.
Existen dentro de la estructura del tricolor algunos personajes que tienen años de buscar una candidatura a alcalde, diputado o senador, y sin embargo, han sabido esperar lo que ellos llaman “los tiempos” y que no es más que alinearse con disciplina a una carrera política que han comenzado y que tienen que aprender por sobre todas las cosas.
Así como es criticable el hecho que existan diputados “Juanitos”, también lo es cuando aparecen estos individuos carentes de personalidad que solamente buscan una oportunidad para ser el número uno y que, si no les es favorable, quieren arrebatarla a los demás.
En estos casos en la entidad, los que han “chaqueteado” tendrán dos puntos de reflexión: el primero se refiere a la manera en que dejaron su reputación y su carrera política, y el segundo, el moral, porque no puede sentirse bien una persona que ha vivido toda la vida de la política a través de un partido como el PRI, y que, como no le han concedido su capricho, abandona sus filas y se va a la “oposición”.
No somos partidarios de este tipo de reacciones, pero se respetan, se toman en cuenta para los comicios que vienen. ¿Quién votará por un político chaquetero, convenenciero y oportunista? Yo no, que no haya duda.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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