Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *La ley “anti-gordos”

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A veces uno no sabe qué pensar de quienes tienen que tomar las decisiones fundamentales en nuestro país. Pareciera, de repente, que se empeñan en dar material a los que gustan de publicar chismes y rumores para que nos entretengamos en algo que distrae de los verdaderos problemas en México.
Ya tuvimos una serie de días con el asesinato de una pequeña, y ahora nos van a endilgar alguna otra cosa como el caso del productor norteamericano Brucer Bersefod-Berman, y posteriormente, algo que nos llene las páginas web y los diarios.
Hoy el secretario de Educación Pública Alonso Lujambio ha dicho algunas cosas respecto a los problemas que tenemos de obesidad en el país, y ha decidido acallar a esos malos legisladores que dudan de su eficiencia y pretende que haya en todas las escuelas deporte y alimentos sanos. ¡Fuera los alimentos chatarra! Y todos los niños ¡A mover el cuerpo! Bien, solamente que hay que tomar en cuenta algunos aspectos importantes.
En clase, exponemos lo siguiente: para que yo pueda darle a alguien un millón de pesos como regalo, ¿Qué se necesita primero? Es obvio que hay una serie de comentarios como el hecho de que haya afecto, amistad y demás, pero es lógico entender que lo primero que habría que tener es… ¡el millón de pesos!.
No nos resulta verosímil que las autoridades educativas y también la ALDF decidan que es obligatorio el ejercicio, cuando en la mayoría de las escuelas oficiales no tienen instalaciones deportivas; ¡vaya!, algunas ni patio decoroso tienen, y para ejemplos, en Victoria tenemos muchos, donde existen instituciones educativas con unos lugares para recreo que son más pequeños que un local comercial de la calle Hidalgo.
Por otra parte, nos reiteran que habrá obligatoriedad de proporcionar alimentos sanos. ¿Cómo piden que exista eso cuando la gente no tiene qué comer?
Una alimentación balanceada requiere: 1.- que quien los prepara tenga conocimiento sobre nutrición y tiempo para preparar y: 2.- recursos para adquirir los productos. Sin esto último, lo primero es simplemente imposible.
Ya decidieron que tenemos que estar delgados y no comer “mugrero”, sin embargo, las autoridades nacionales han permitido que empresas transnacionales sigan vendiendo frituras, paquetines y pastelitos, dulces al por mayor e inclusive uno que otro que tiene reacciones poco gratas para el organismo.
Ya salió “papá” a decirnos qué tenemos qué comer, pero cada año, nos ofrecen como justo premio un incremento en los salarios que no ha pasado del 1 o 2 por ciento anual, es decir, los alimentos sanos suben hasta 20 por ciento y el dinero para adquirirlos no. Como que es incongruente la medida.
Lujambio tiene intención de acallar a los que le critican, y decide que la iniciativa que seguramente aprobaría el Congreso de la Unión debe considerar 30 minutos diarios de ejercicio, lo que se traduce en que los profesores no tendrán al grupo frente a sí, y que los de educación física aparentemente tendrán más trabajo, pero, ¿y los que de por sí no cumplen con sus clases argumentando comisiones de sector o de la misma secretaría? Esos no tienen forma de que la ley se cumpla.
El dictamen considera facultades a las autoridades de salud y educación para prohibir venta de alimentos chatarra, así como promover una dieta baja en azúcares y alimentos bajos en grasa, y dice un diario nacional que el documento se enfrentará con la realidad que agobia a la mayoría de las escuelas públicas: “carecen de instalaciones adecuadas para ofrecer a sus alumnos programas de acondicionamiento físico, o la práctica de algún deporte”.
También nos pide el dictamen tener mayor convivencia familiar, mejor alimentación y un nivel de vida superior al actual. ¿Qué tomaron o qué les pasó? Bienvenidos a México, nación especialmente grandiosa, que con todo y sus problemas, tiene grandes atractivos y recursos naturales de toda índole, que tiene la alegría de un pueblo que sabe reír y hacer de la vida algo grandioso, que tiene también la facilidad de entregar a sus visitantes lo mejor para sus recorridos y viajes.
México, un país súper especial que está considerado entre los que se llaman “en vías de desarrollo”, es decir, del Tercer mundo, que, traducido al español quiere decir “pobre”, “en la miseria”.
¡Cómo se nota que quienes elaboran y aprueban dictámenes no tienen ni la más remota idea de lo que es vivir al día, de lo que significa que tengamos que trabajar padre y madre para que nuestros hijos tengan lo mínimo necesario! Se nota, a leguas, que los insultantes salarios que reciben en el Congreso de la Unión y el Senado no les permiten ver claro; les nubla la vista la forma en que se alimentan y viven de forma tal que no han podido aclarar siquiera por equivocación el cristal con que se mira a una nación de más de 110 millones de personas, en su mayoría, pertenecientes a clases bajas, o como dicen algunos: a los jodidos.
Se nota, también, que no saben lo que cuesta un artículo básico, y que el alza continua a los combustibles, al gas y otros servicios del estado no les afecta, que el incremento a los impuestos no les preocupa, y que la crisis les sigue haciendo, como siempre que llegan a ser representantes populares “lo que le viento a Juárez”. Como dice la niña: ¡Qué patéticos!
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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