¡No a la violencia¡ La muerte de un solo civil es imperdonable, Sr. Calderón/Mario Andrés Aquino López

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Calderón afirma que las acciones del crimen organizado se han recrudecido en el nordeste de México, especialmente en los estados de Tamaulipas y Nuevo León, porque se presume que se están enfrentando organizaciones criminales que se habrían enemistado tras ser aliadas durante años.
Por esta razón, el presidente Felipe Calderón aseguró que el 90 por ciento de las muertes violentas que se registran en México corresponden a miembros del crimen organizado; el cinco por ciento a policías o soldados, y el resto a ciudadanos inocentes
El presidente Felipe Calderón sostuvo que en la lucha contra el crimen organizado, más de 90 por ciento de las muertes son de criminales, mismas que se han derivado de los enfrentamientos entre los diferentes grupos delictivos.
Para empezar, las bajas de civiles inocentes son incontables pero, párrafos abajo, daremos a conocer algunos ejemplos con nombre y apellido, enseguida debemos recordarle al Sr. Calderón que la muerte de un solo civil es imperdonable para la sociedad, y eso lo verá en las elecciones.
No es ningún consuelo que mueran más delincuentes que soldados o ciudadanos que ninguna culpa tenían, que incluso eran niños con un futuro.
Pero algo peor que la muerte de esos civiles es la impunidad, porque de esos homicidios no ha seguido una sola condena de persona alguna aún y cuando, en algunos casos, se sabe perfectamente quienes son los responsables, las más de las veces, soldados.
Los civiles muertos:
La defensora de los derechos humanos Lic. Luz María González Armenta, dice:
Luis Vargas Martínez, estudiante de secundaria, contaba con 14 años de edad, cuando aquel fatídico 14 de octubre del 2009 la muerte se lo llevo, una “bala perdida” la causa, testigos presenciales, señalaron que el proyectil provenía de elementos del Ejercito Mexicano. La versión no fue desmentida. Los hechos acontecieron en un espacio público, denominado Parque Periférico. Nadie se encuentra procesado por tales hechos. Tal crimen como muchos más, se mantiene en la impunidad. Uno más para las estadísticas. Uno más de los muchos que acontecen en nuestro país.
Lizbeth Marín García, profesionista, de 36 años de edad, residente de la vecina ciudad de Brownsville, Texas, se encontraba de visita en esta ciudad, cuando la muerte la alcanzo, igual “balas perdidas” presumiblemente disparadas por elementos de las fuerzas castrenses, acabaron con la vida de LIZBETH Hechos acontecidos al interior de un domicilio particular en la Colona Roberto F. García, el pasado 20 de Noviembre del 2009. Crimen este en que la cacareada JUSTICIA nomás no llega, no se hace presente.
Carlos Alejandro Mora Cantú, estudiante de criminología, de 19 años de edad, la muerte lo encontró, la tarde-noche del 20 de Febrero del 2010, paseaba con sus amigos a bordo de una camioneta, cuando rugieron las balas, dos proyectiles lo alcanzaron y se incrustaron en su cabeza, no sobrevivió. Durante ese cruel, inhumano y tiroteo, otros dos jóvenes resultaron gravemente lesionados Fernando González de 31 años y Omar Alejandro de 15 años de edad. Otra victima de los federales, esos que dice su patrón, están velando por nuestra seguridad y tranquilidad. Y que, como se sabe, tienen permiso para matar.
El periodista Gustavo Martínez informó que: Militares del Ejército mexicano abrieron fuego con armas de grueso calibre contra una camioneta, donde viajaban 13 familiares, arrojando un saldo de dos niños muertos y dos adultos heridos graves.
Las víctimas fueron los hermanos Lucero Michel y Martin Almanza Salazar, de 5 y 7 años de edad, respectivamente.
Los heridos son Martín Almanza, padre de los menores y Carlos Rangel, tío de los mismos.
La madre de los menores asesinados habló en radio, solicitó por escrito justicia al Sr. Calderón, pero nada se ha hecho por castigar a los soldados homicidas y menos por reparar el daño, al menos para resarcir el causado a quienes resultaron heridos.
Se ha hablado más de una menor asesinada en su domicilio en el Estado de México, que de estos niños que fueron tiroteados por el ejército.
Elementos de las fuerzas armadas y policías muertos:
Aparte de Melquisedec Angulo Córdova y sus familiares más cercanos, asesinados por miembros de alguna banda organizada, el diario Reforma hace el siguiente recuento:
En Nuevo León, seis elementos del Ejército han sido levantados en complicidad con policías de Monterrey y del Estado desde marzo, revelaron fuentes de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Un oficial con rango de teniente y cinco elementos de tropa fueron secuestrados durante sus días de descanso en dos eventos distintos en los que, de acuerdo con reportes de inteligencia, elementos de la Policía Regia y Seguridad Pública del Estado detuvieron a los soldados para posteriormente entregarlos a un grupo armado.
La cacería de militares en Nuevo León cobró fuerza en el 2008, en octubre de ese año, llamado entre los militares “octubre negro”, fueron hallados 11 soldados muertos en diferentes sucesos.
En agosto de 2009, de acuerdo con reportes de inteligencia, dos tenientes del Ejército que se desempeñaban como escoltas fueron levantados por un grupo armado a cargo de un líder de los Zetas denominado “Comandante Trini”, quien posteriormente habría perdido la vida en el enfrentamiento contra la Armada en el municipio de Juárez el 4 de diciembre de ese año. Estos dos tenientes continúan desaparecidos. Sin embargo, la investigación militar señala que sicarios detenidos en eventos posteriores confesaron que ambos fueron ejecutados.
El caso más reciente es el del pasado miércoles, cuando dos militares fueron encontrados ejecutados a la orilla de la Autopista Monterrey-Reynosa, a la altura del municipio de General Bravo.
Fuentes de la Sedena señalaron que estos elementos fueron capturados durante una operación militar que inició el martes con una persecución en el municipio de Doctor Coss, en Nuevo León, y acabó con un enfrentamiento en el poblado de Los Comales, en Camargo, Tamaulipas.
Guerra inútil
En esta lucha de Calderón contra las bandas delictivas, se ha visto la inutilidad del esfuerzo, y según una encuesta realizada por una televisora, más del sesenta por ciento de los ciudadanos cree que “El narco va ganando”.
Como muchos ciudadanos, hemos dicho que la lucha debe darse de manera más inteligente y menos frontal, que deben atacarse las bases financieras y de logística de la delincuencia organizada e igual, con fuerza, los nexos que tienen en todos los niveles con autoridades corruptas.
Luego de sufrir las consecuencias de esta guerra calderoniana, los gobernadores de Nuevo León y Tamaulipas elevaron su voz.
El Gobernador de Tamaulipas, que no obstante que su esposa habría sido baleada en 2008 por elementos de la Policía Federal Preventiva, no decía palabra alguna, hace muy poco declaró a “Reporte Indigo” (reproducido en la edición impresa y virtual del diario “Vanguardia”) que:
Cuando el presidente Calderón enfrentó este reto del crimen organizado con mucha decisión, con mucha determinación, la verdad me dio muchísimo gusto, porque había que entrarle.
“Pero también creo que hay que hacer una estrategia a mayor largo plazo, con mayores componentes, que no solamente sea combatirlos con fuego”, explica el Gobernador de Tamaulipas, agrega que el narcotráfico es un problema cultural, de finanzas y de planeación.
“Que el Gobierno Federal voltee a ver a las fronteras, ahorita estamos a tiempo. Estamos a tiempo para un programa preventivo”.
Desde su punto de vista, “la droga llegó para quedarse”.
Señala que se trata de un problema de salud pública que no se resuelve a balazos, sino con generación de riqueza, oportunidades, empleos y educación.
Por su parte el Gobernador de Nuevo León dijo que no ve: “una política igual de agresiva y contundente”.
El narcotráfico se vive en todo el territorio nacional, agrega. No nada más en Nuevo León y en los estados norteños. “El estado que esté libre de esta situación (la narcoviolencia), que tire la primera piedra”, y señala que la sociedad mexicana ya se había acostumbrado a que los narcotraficantes se mataran entre ellos. Pero cuando el Presidente de la República decidió emprender la llamada “guerra” al narco, la violencia alcanzó un estadio mayor.
Los beneficiarios de la lucha calderoniana:
El ejército y la marina no habían recibido apoyo económico tan importante desde hace muchos años, quizá desde la segunda guerra mundial, así que no está muy dispuesto a dejar el campo de batalla, sin embargo hay miembros del ejército, Generales, para ser más precisos que no desean la mala fama que está ganando a pulso el ejército.
A esto súmele la impunidad que el Ejecutivo les brinda, el botín de guerra, los robos que han perpetrado en los cateos y sabrá que son los únicos beneficiados.
Sin embargo sería una locura regresar a sus cuarteles al ejército así sin más, hay que tomar en cuenta que las deserciones se darían por cientos e irían a sumarse al crimen organizado con una gran cantidad de información.
Que la delincuencia hoy tan ensoberbecida por sus victorias sobre un ejército que prefiere disparar y luego preguntar, sería imparable, como dijo el Gobernador de Tamaulipas: sería el peor escenario.
De modo que la sociedad mexicana no está siendo beneficiada con esta batalla de Calderón, cruenta y sangrienta.
Conclusión:
Es hora que el Presidente Calderón piense en los mexicanos que quedamos, pero que podemos ser víctimas de uno u otro bando, y diseñe en colaboración con gente capaz, una “hoja de ruta” para el retiro de las tropas de las calles, y al mismo tiempo, inicie una lucha contra la corrupción, el lavado de dinero y el aparato de logística que sostiene a la delincuencia organizada.
Esperamos, que pronto se vea la luz al final del túnel, hoy, sólo vemos oscuridad.

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