El país que no empleaba a sus jóvenes…

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El economista

De los 34 millones de jóvenes mexicanos entre 12 y 29 años, 22% ni estudia ni trabaja. Ello nos habla de cómo falta aprovechar figuras laborales como el aprendiz o los becarios con prestaciones de seguridad social, cuyos horarios permitan combinar el estudio con la experiencia laboral e introducir a los muchachos de manera paulatina a los trabajos, así plantea el problema laboral de los jóvenes mexicanos Javier Hidalgo Ponce, director del Injuve de la ciudad de México.

Con él coincide Priscila Vera Hernández, directora del Instituto Mexicano de la Juventud, quien agregó que actualmente se discute la reforma laboral, la cual “busca zanjar las inquietudes del sector patronal con respecto a cómo capacitar a los jóvenes”.

Por su parte, Jorge Luis Silva, experto en Derecho Laboral del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), explicó que si bien la reforma contempla periodos de prueba, contratos de capacitación inicial y el trabajo a temporada, “estas figuras, creadas para darle mayores incentivos al patrón para contratar personal inexperto, pueden abrir la puerta a ciertos abusos por parte de los patrones”, y concluye que la reforma tampoco beneficiará a todos los jóvenes, debido a que “se enfoca en incentivar la contratación de personal joven que puede ocupar puestos que exigen cierto nivel de preparación profesional, pero que el patrón no contrata por la inflexibilidad del mercado laboral”.

El problema no es menor si consideramos que en México viven 23 millones de personas de entre 15 y 24 años, capaces de producir bienes y servicios para impulsar la economía del país, pero no todos están siendo aprovechados por el mundo laboral. La Directora del Imjuve compartió que en México hay cerca de 7 millones 430 mil jóvenes que no estudian ni trabajan.

Según Roberto Vélez Grajales, economista del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, no existen los incentivos suficientes para que estos individuos continúen con sus estudios o se inserten en el mercado laboral.

Existe un desencuentro entre las expectativas de vida que poseen los jóvenes y la realidad en la que se encuentran inmersos, dijo el investigador. Por un lado, no sienten que estudiar una profesión garantice elevar su estatus social y económico, por otro, el mercado laboral no les ofrece su mínimo de reserva, por lo que prefieren permanecer en la seguridad del hogar en donde tienen techo y comida asegurados. Entre un mercado laboral que les ofrece poco y un sistema educativo que no garantiza un trabajo digno, y el confort de la casa de los padres, muchos jóvenes optan por lo segundo.

En sus propias palabras:

Mauricio Topete Valdez, 24 años
Trabaja y estudia
Tiene la intención de hacer la maestría en Estados Unidos en algún tema relacionado con administración y conseguir así un buen trabajo, además de combinarlo con la docencia. Estudia y trabaja por necesidad económica. Actualmente vive con su madre, quien sostiene sus estudios. Estudia para Químico Farmacobiólogo y trabaja en una empresa organizadora de eventos.

Isis Peña Maya, 18 años
Estudia, pero no trabaja
Le encantaría convertirse en bióloga con especialización en temas medioambientales. Con ello, aspira a ser una persona que aporte un cambio positivo en la sociedad. Mencionó que su madre tiene la posibilidad de “brindarme estudios sin tener que trabajar”, lo que le facilita concentrarse en la escuela, para sacar el mejor provecho de ella. Estudiante de preparatoria.

Gabriel Arturo Olvera Pacheco, 22 años
Trabaja, pero no estudia
Es casado, tiene una nena de seis meses y por ello le preocupa trabajar, para formar un patrimonio adecuado para su familia. Dejó la escuela por problemas económicos, cuando estudiaba el bachillerato técnico. En el momento que deseó reinsertarse, su familia no pudo sostener la colegiatura. Trabaja en el área de mantenimiento de los Salones Coronado y no estudia.

Teresa Villaseñor, 21 años
Ni trabaja ni estudia
Aspira a estudiar un doctorado en Filología, aunque por problemas económicos no ha podido comenzar su licenciatura. En su opinión no existe un trabajo digno que cumpla con sus necesidades. Es madre soltera y necesita laborar medio tiempo para poder atender a su bebé: “Han llegado a decirme que por tener una bebé, no van a contratarme por lo del tiempo”.
CREDITO:

Ana Langner

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