Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Miramar: siempre ahí

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Disculpará el lector, pero uno de los sitios más maravillosos que puede tener una entidad como Tamaulipas sigue siendo, a pesar de todo, Miramar, ese rincón del sur del estado que cuenta con el mayor y mejor santuario que pudiera existir.
Un poco filósofo, un poco loco, pero siempre se ha tenido la idea de que sitios como Miramar con el templo más importante del Creador, sea cual sea la idea que se tiene de EL. Recordemos que el mundo está compuesto por cuatro elementos básicos: tierra, agua, aire y fuego: Miramar los tiene juntos, conjugados en lo que puede ser apenas un paseo natural, pero que dentro de esa idea divina nos regala la arena, el agua de mar, las olas y el sol el motivo más que perfecto para saber de la existencia de ese Ser, y poder estar en el sitio para agradecer, adorarle. . . pedir lo que pueda surgir.
El puente de mayo con que inicia uno de los meses más singulares del año nos regala una jornada de playa que, aunque se encuentra amenazada por la desgracia de los Estados Unidos de América por contaminar el Golfo de México, aunque haya una línea de tiempo que amenaza con echar a perder la visita, nos ha regalado este sábado tan especial unas horas que bien pueden compararse con las mejores de cualquier ser vivo.
Hemos tenido oportunidad de conocer algunas otras playas: Baroña, en Galicia, España, el Mediterráneo, en Málaga, un rincón paradisíaco, Tuxpan, Acapulco y otras más, confesando no conocer Can Cún, que dicen los que han tenido la oportunidad de visitar ese rincón de México, es de las más hermosas del mundo.
Miramar tiene un encanto especial que ha sido creado básicamente para los tamaulipecos. Lo tenemos todo el año y es de nosotros. No nos cuesta aunque haya sido concesionado hace muchos años por malos dirigentes petroleros a un sinnúmero de particulares que han hecho del mismo un sitio particular, sin embargo, aún cuenta con esos rincones que se pueden compartir con nuestros coterráneos y con quienes aprovechan el puente para estar aquí, entre su arena y el agua un tanto helada, pero que no nos evita el disfrute al máximo.
El agua de mar contiene, además de mucha sal, minerales que son benéficos para la piel, y por ende, se convierte en una terapia para la piel como pocas en el mundo. Cierto, hay aguas mineralizadas o de otra índole, pero el agua de mar siempre será especial, única.
Miramar tiene esos encantos, y también en alguna parte cuenta con personas que, haciendo uso de las facilidades que les otorgó en tiempos pasados el vacío en la ley correspondiente, proporcionan servicios de techumbres de paja que llaman “palapa individual” y estacionamiento; baños y vestidores completan lo básico que uno necesita para acudir a este paraíso tamaulipeco.
La última ocasión que estuvimos por acá nos causó mucha tristeza ver el abandono en que se encontraba el lugar, desde las escolleras hasta donde la viste se perdía. Hoy fue distinto, aunque claro, tiene sus aspectos por mejorar que han sido desdeñados por quienes se encargan de promover el turismo en la entidad.
Contamos con este rincón que ha sido objeto de importantes inversiones por parte del gobierno estatal y alguna colaboración del gobierno federal. Los municipales, poco han hecho por Miramar, pero claro, son los que se llevan prácticamente todo el mérito al saber que alguien elogia este sitio que pertenece a Madero y no a Tampico como mucha gente, en forma equivocada, aún lo cree.
De hecho, miles de mexicanos presumen que en sus vacaciones fueron a “Tampico, a la playa”, cuando la verdad es otra. Lo importante es tener estos pequeños momentos en la existencia personal para el disfrute de este maravilloso lugar.
Un sol nada quemante; poco viento y el agua casi helada pero con una temperatura que nos permite bañarnos a gusto, y disfrutar de lo que siempre decimos, es el más grande, mejor y más barato jacuzzi que existe –es gratis- porque aquí lo tenemos.
A veces no comprendemos a la gente que vive en estos lugares, ya que sabemos de amigos de la propia Universidad Autónoma de Tamaulipas que confiesan no venir a la playa casi en todo el año… quizá una o dos ocasiones le visitan, pero bueno, ellos se pierden el encanto de disfrutar de la tranquilidad que otorga este rincón del Golfo de México y que pertenece a Tamaulipas y quienes aquí vivimos.
¿Qué podríamos pedir? Una fuerte inversión e iniciativa para hacer de este punto aún más importante de lo que ya es en el contexto nacional. Cierto es que pocos europeos vienen a Miramar, pero la verdad sea dicha, no nos falta nada en cuanto a lo que la naturaleza nos ha dado, sino en la parte de la promoción y quizá, en la búsqueda de financiamiento para construir hoteles de gran envergadura, más de los que ya tiene.
El puente se antoja largo, y aunque hay ciertos temores por salir y la crisis también tiene su parte de colaboración, ojalá tenga usted la oportunidad como nosotros, de vivir la experiencia de bañarse en las aguas del Golfo, de Tamaulipas, de Miramar, donde se reúne lo mejor de la naturaleza para consentirnos durante el tiempo de nuestra estadía.
Miramar es de todos, hay que disfrutarlo, aprovecharlo y claro está, también hay que cuidarlo.
Comentarios: [email protected]

Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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