Cuántas veces no ha escuchado usted aquella frase de los abuelos que decía que para conocer a una persona había que darle poder, y entonces, se lo podría hacer una radiografía, es decir, saber de qué pie cojeaba, cuáles eran sus virtudes y defectos y todo lo demás. La gente cambia con el poder, y eso lo vemos a diario.
En cada oficina nos encontramos con una serie de seres desadaptados que piensan que un cargo o puesto es para toda la vida, pero lo más grave es el hecho de que colaboradores menores –en ocasiones muy menores- son los más prepotentes, los más difíciles. Los peores, pues.
Y sucede que la gente se cansa de patadas y malos tratos; muchos de estos personajes no tienen idea del daño que hacen a sus superiores.
Tenemos casos en la administración municipal, estatal y federal, sin duda alguna, así como en instancias académicas y políticas, sobre todo en éstas últimas, donde los colaboradores menores se sienten, como dice una colega: “bordados a mano”.
No es posible que se cambie de actitud por “conceder” una audiencia. ¿Quién creen que son? ¿Dioses? ¡Por favor! Estas cosas molestan a la gente, y muchos ciudadanos se quedan con el coraje porque si lo reflejan siempre hay represalias, pero… ¿y a la hora del voto?
No han entendido que hay un buen candidato, que el partido en el poder tiene, según todas las encuestas, una delantera apabullante que si bien es cierto pareciera definitiva, no deben confiarse, porque hay que recordar esos casos en que ganaron los que iban debajo de las preferencias. Nada hay escrito, pero con esos colaboradores surge a la memoria la frase de “no me ayudes compadre”.
En los partidos políticos hay gente de ese tipo –calaña, dicen algunos- que no tiene ni la más remota idea de cómo tratar a la gente: “dile que venga más tarde”, “dile que no estoy”, “dile que tal y cual”, y así pasan toda la mañana en el escritorio, platicando con sus amigos.
También son curiosos: cuando te los encuentras, lo primero que te hacen es ubicarte como “amigo”, te abrazan, te dan palmaditas de esas que duelen en la espalda porque no tienen tacto, y hasta te dan su número celular, que, por cierto, cuando les llamas, nunca contestan.
Siempre hay que dejar recados en el buzón, pero es bien curioso, porque estos individuos suelen ser los primeros en reclamar –chillar, dicen algunos- cuando haces observaciones que no les gustan, y te piden que no manejes algunas cosas, como si dependiera tu criterio y opinión, tu pensamiento de ellos.
Tal pareciera que piensan que todos los que nos dedicamos a escribir somos como ellos, y la verdad, hay un abismo de diferencia.
Esos son los que, cuando les dieron una pequeñita responsabilidad, pensaron que era poder y ejercieron toda la prepotencia posible hacia sus iguales y en general, hacia todos.
El día de ayer el candidato del PRI Rodolfo Torre Cantú tomó la protesta al Comité de Financiamiento, en un evento que tuvo lugar al mediodía en la calurosísima y ardiente ciudad Victoria.
Ya nos habían prevenido, vía Secretaría de Salud, que vendrían temperaturas infernales.
Torre ha conformado un equipo que se dedicará a buscar el billete que se empleará en la campaña, en las acciones que buscarán convencer a todos, los electores –usted, yo, todos- para votar por él, y convencernos de que es la opción que Tamaulipas necesita.
Esta gente tiene experiencia en estas lides, y seguramente habrá algunos movimientos estratégicos para lograr su cometido y que los que se encargan de la logística de la campaña no tengan el apuro de siempre, claro, y una escrupulosa y cuidadosa revisión para que los números cuadren y cuando se tenga que dar cuenta al IETAM no haya problemas ni suspicacias de aquellos que siempre se quejan de todo, y que, obviamente, están fuera de todas las listas de posibles colaboradores, de ahí su enojo.
Prácticamente con este evento se cierran los eventos previos al arranque de una campaña peculiar, que será muy breve de acuerdo a los ordenamientos del IETAM, y que tendrán los candidatos pocas semanas para ganarse la voluntad de los demás.
Claro, la gran ventaja es que conocemos el trabajo realizado, en un partido a nivel municipal, o una secretaría e inclusive, en una diputación como para estar prácticamente seguros de la inclinación que daremos a nuestro voto.
En este sentido, ojalá todos los candidatos nos hagan pensar a TODOS, nos sacudan y entonces, que derrotemos al principal enemigo que es el abstencionismo. Claro, siempre y cuando a esos “enanos” que les dieron poder los ubiquen en su lugar, porque pueden hacer mucho daño al trabajo de todo un equipo.
Comentarios: [email protected]
Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!