El deber la impulsa, antes de ser policía y madre

0

– Desde niña jugaba a los policías y ladrones.

Gastón Monge/EnLíneaDIRECTA

Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Dolores Cepeda Leyva es mujer policía desde hace cuatro años y, aunque su apariencia es ruda por su corpulento cuerpo y su casi inexpresivo rostro, al final de cada jornada su deseo es llegar a su hogar para atender a sus tres hijas de 18, 16 y 13 años de edad, por ser madre soltera.

Antes de ingresar a la Academia de Policía para adquirir la destreza en el manejo de armas y defensa personal, a los 32 años de edad, trabajaba en una maquiladora como operaria, por un salario que no le permitía mantener a sus hijas.

Pero eso no fue el motivo de su ingreso a la corporación, ya que cuenta que desde que era niña su deseo era ser policía, porque a diferencia de otras niñas de su edad, jugaba con carritos de policía, y sus juegos eran de policías y ladrones.

“Me gusta servir a la comunidad, siempre me ha gustado”, dice con tono franco y sin perder la compostura de un buen oficial,

“Siempre me gusto la profesión de ser policía, hasta que tuve la oportunidad hace cuatro años e ingrese, y desde entonces estoy orgullosa de ser policía”, refiere erguida, lo que resalta su bien formado cuerpo en un impecable uniforme color negro.

Aunque sabe manejar todo tipo de armas, desde una pistola 9mm tipo Beretta, una G-3, hasta un rifle R-15, nunca las ha utilizado en un operativo real de combate a la delincuencia, solo en las prácticas de tiro.

Sin embargo, en los operativos en que ha estado, dice que la adrenalina se le sube hasta sentir la emoción que un buen policía siente en el cumplimiento de su deber.

“La adrenalina me sube mucho y me siento muy contenta y en alerta, pero no tengo miedo ante tanta inseguridad que hay en la ciudad, porque mi deber es enfrentar a la delincuencia y proteger a la sociedad, aunque en ello vaya de por medio mi vida”, refiere con orgullo, mientras de su duro rostro se filtra una leve sonrisa que resalta sus rasgos femeninos.

Pero su deseo de ser policía también se lo debe al apoyo que sus tres hijas le dieron cuando tomo la decisión, por lo que su amor de madre se vuelca en ellas cuando retorna al hogar, ya sin uniforme, ya sin la tensión, y como cualquier mujer, de policía se convierte nuevamente en madre.

“Mis hijas se sienten orgullosas de mi, y si me toca trabajar el 10 de mayo, tendré que trabajar, pero si me toca descanso, será un motivo muy importante para disfrutarlo con mis hijas”, expresa.

No hace mucho que le dieron la confianza de participar en los peligrosos operativos de vigilancia y de revisión contra ciudadanos sospechosos de haber cometido algún delito, y ello le ha dado la experiencia de saber enfrentar a cualquier tipo de delincuente.

Aunque no recuerda el día, refiere que la semana pasada participo en la detención de varios sujetos que habían robado en un domicilio, “y por una llamada acudimos al lugar y tuvimos la oportunidad de que el equipo detuviera a los ladrones”, refiere.

Pero como mujer que es y pese a que sabe utilizar la fuerza, en ocasiones sirve como mediadora para detener con palabras a los delincuentes, pero cuando no resulta es entonces cuando pone en práctica sus destrezas y sus habilidades para el sometimiento mediante la fuerza.

“Usamos las palabras para llegar a un acuerdo con el delincuente, pero cuando no resulta utilizamos la fuerza, pero solo cuando hay renuencia, pero es más que fuerza sometimiento porque para ello estoy capacitada, expresa.

Dolores, además de ser policías es mujer, y dice que en su oficio sus compañeros no distinguen la diferencia porque a ella le gusta y no es impedimento para desempeñar su trabajo, “y decidí ser policía porque me nace del corazón, y es así como no importa ser mujer o ser hombre, lo que importa es cumplir con el trabajo”, aclara.

Pero ser solo policía no es la meta que tiene fija esta mujer, quiere capacitarse para seguir escalando cargos dentro de la corporación.

La entrevista se desarrollo momentos después de haber recibido un arma de cargo nueva, tipo Beretta

Y aunque espera no utilizarla, Dolores sabe bien que Nuevo Laredo es una de las plazas más difíciles de Tamaulipas, en las que han perdido la vida algunos policías municipales en el cumplimiento de su deber.

Pero ya no lo es tanto, como hace cinco años, cuando una docena de uniformados fueron asesinados en las calles, y otra cantidad similar ‘desapareció’.

De los 700 elementos con que cuenta la corporación a la que sirve, 80 son mujeres, pero muy pocas pueden participar en los operativos diurnos o nocturnos para combatir a la delincuencia, y ella es una privilegiada, según explica.

(Visited 1 times, 1 visits today)