Sin que haya duda, los tamaulipecos tenemos un espíritu de lucha muy especial, y no nos damos por vencidos fácilmente. Lo anterior se refleja en las elecciones y su proceso previo, que corresponde a las campañas electorales, a las precampañas, al registro y todas esas cosas que, aunque hemos mencionado sin orden cronológico, se llevan a cabo para concluir no el día de la elección, sino cuando se hace la declaratoria de la misma en los consejos electorales correspondientes.
Es cuando tendremos alcaldes, diputados y gobernador electos, que pronto tomarán posesión de su cargo.
En tanto, habrá que aprender a trabajar muy fuerte como lo hemos visto en la entidad. No podemos negar que se han presentado cosas muy importantes en el último lustro, y que Tamaulipas ha cambiado su rostro poco a poco; quizá no en la velocidad que todos quisiéramos; es probable que veamos algunos rubros que pensemos que no han sido atendidos con la prioridad que consideramos, pero hemos de entender que hay 3.5 millones –en números redondos- de ciudadanos que necesitamos servicios, atención, obras y demás, y es prácticamente imposible dar gusto a todos.
El claro ejemplo lo vemos en una colonia, una sola: alguien piensa que se requiere de alumbrado público, pero los de la calle de arriba quieren agua potable, cuando los de abajo, urgen a la autoridad para que haya drenaje, ya que cuando llueve se inundan sus casas. Otros más, piensan que hacen falta policías cuando un grupo importante quiere una escuela y los últimos, un centro de salud: ¿Qué se debe hacer?
Pensemos que las colonias existen en todos los municipios, y las obras se tienen que jerarquizar para ir avanzando en materia de infraestructura y servicios. Pensemos que no somos nosotros la única familia que habita la entidad, y pensemos, también, que las prioridades nuestras pueden ser aspectos superficiales para los otros.
Todo ello se puede vislumbrar y entonces hay que pensar que el gobierno estatal tiene que atender a 43 alcaldes, cuyas prioridades son distintas.
No podemos pensar que requiera lo mismo el de Miquihuana que el de Tampico, por citar algún ejemplo. Tamaulipas es una entidad muy variada y sus necesidades –repetimos- también, por lo que es justo pensar en que no toda la obra se hará en nuestra manzana o calle.
Sería egoísta pensar así, y también sería injusto hacer una crítica al gobierno que se ha esmerado en hacer obras, gestionar recursos que luego son etiquetados como un logro federal, con eso de las guerritas partidistas que a los ciudadanos poco nos importan. La verdad, nosotros estamos felices con obras, con programas y con servicios, no nos importa mucho que digamos si el gobierno federal quiere “colgarse” obras de más, como sucedió en el sexenio de Vicente Fox, que se adjudicaron la obra de las carreteras en la entidad para ellos solos. Hay un tramo que reconstruyó el gobierno estatal y tiene sus pancartas del tamaño de la frustración del hombre de Guanajuato, como para que nos quisieran convencer de que un partido es más malo que otro.
La gente sabe quienes trabajan por ellos, quienes hacen cosas indebidas, y quienes valen la pena, así como los que de plano no tienen idea de lo que es servir. No somos tontos, y por ello, elegimos a un partido en el día de las elecciones.
Se está presentando en el estado una nueva cara para todos, y no es justo que se trate de empañar la misma con rumores y chismes que solamente alejan a los inversionistas y a los turistas.
Los avisos del gobierno de Estados Unidos, por ejemplo, ofenden, lastiman, porque todos estamos conscientes que la problemática fronteriza es compartida con ellos, y sucede lo anterior en cualquier país del mundo.
Somos una entidad fronteriza, y por consecuencia, tenemos la problemática típica de la frontera. No es raro, así pasa siempre.
Ahora, si queremos buscar culpables, es fácil, solamente hay que entender quiénes son los que no trabajan o los que ya están prácticamente jubilados y echémosles la culpa.
No es tiempo de buscar culpables u obras inconclusas o no realizadas: es el tiempo de que cada uno de los que habitamos la entidad tengamos la capacidad para hacer frente a lo que vivimos, que tengamos el orgullo de sacar adelante nuestro trabajo y a nuestro estado, porque nadie hará por nosotros lo que no hagamos bien.
Es el tiempo de Tamaulipas, de hacer un enorme esfuerzo, de cambiar la fisonomía, de mostrar esa cara que tanto nos ha dejado: la cara del progreso, de la esperanza, de una entidad que quiere seguir creciendo. Es la hora de Tamaulipas, es momento de jugárnosla por la entidad, porque si ésta se levanta, nos levantamos todos.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!