Américo Villarreal y su legado de honestidad y congruencia

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Benny Cruz Zapata/EnLíneaDIRECTA

Victoria, Tamaulipas.- Ni los lentes que cubrían sus ojos verdes, lograban ocultar la infinita tristeza de Beatriz Anaya, Doña Betty, como aún la reconoce el pueblo de Tamaulipas; motivos tiene de sobra para su pesar, su compañero de vida, Américo Villarreal Guerra ya no está en presencia pero al verla junto a la familia que formaron, es un hecho que la esencia del ingeniero será eterna; para los suyos y para los tamaulipecos.
“Hombre probo, gobernante prudente y tolerante, sencillo en su trato y autoridad en su disciplina profesional…
Américo:
Dejas como herencia el haber dignificado el noble ejercicio de la política, la ética de la responsabilidad y el cumplimiento del deber”, le escribe su amigo Ernesto Guajardo Maldonado y qué razón tiene, porque el ingeniero Américo fue en lo público y en lo privado un hombre que con voluntad y trabajo engrandeció a Tamaulipas:
“Nos dejas el legado de las acciones de tu vida, que vemos como se agigantan en el tiempo, no hay palabras que me ayuden a trasmitir el dolor de tu pérdida pero sobre todo la celebración de tu vida, lo que dejas en nuestra memoria, en nuestros corazones, descubre al tamaulipeco integro, cabal, honesto, fiel a sus principios a su decir y hacer,
Un hombre que ha defendido sus valores y la igualdad de derechos para todos, tu inicio en la vida fue difícil, al quedar huérfano de padre en tu primera infancia, ahí forjaste el carácter, disciplina.
Voluntad y trabajo fue tu lema, con el que motivaste al estado para avanzar a pasos agigantados, queriendo acelerar y llevarles progreso a todos, a aquellos que llegaban a tu casa, que compartía tu mesa, a los que confiaban en ti porque creían en tu palabra”
En las palabras de agradecimiento su hijo Américo Villarreal Anaya, hace partícipe de las últimas palabras del ingeniero:
“Hijo he vivido 79 años, estoy por arriba de la media nacional, te tenido una vida plena y feliz al lado de tu madre, que adoro, contigo como hijo, tus hermanas y las familias que han formado, la vida me dio grandes oportunidades y me siento satisfecho de haberlas aprovechado, estoy listo y en manos de Dios, no tengo miedo, porque nunca he tenido miedo”.
Américo, cumpliste como hijo, hermano, esposo, padre y abuelo, como amigo, como mexicano y como hombre de Tamaulipas, sabemos que estas con Dios, en el lugar que guardas para los hombres buenos…Gracias a la vida, gracias a Dios por haberte tenido”.

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