Quienes tuvimos la oportunidad de conocerle y tratarle durante décadas, que participamos de muchos de los momentos de su vida, estamos profundamente tristes.
Los acontecimientos acaecidos en la entidad nos han dejado a todos muy tristes, deprimidos, pensando en qué es lo que falta por venir. Rodolfo, el ser humano, el amigo, nos ha dejado. Ya se ha escrito mucho al respecto, se ha dicho todo sobre su vida, su familia, su trayectoria y su donde gente. Hoy, sencillamente, no está más con nosotros, dejando un enorme hueco en su distinguida familia, sus amigos y colaboradores, y prácticamente en el estado de Tamaulipas, donde habría de testificar la más grande encuesta a favor de un candidato.
Recordamos que, para una diputación, alcanzó la votación más alta en el país, producto de su forma de ser.
Rodolfo nos deja un importante compromiso que todos debemos asumir con entereza y madurez. El amigo que se marchó nos enseña que hay que seguir buscando el Tamaulipas que todos queremos, el que teníamos y que se nos ha escapado de las manos por circunstancias de todos conocidas.
El hecho de que se hayan congregado en la capital de Tamaulipas los gobernadores de diversos estados y dirigentes nacionales del Partido Acción Nacional nos da una muestra de la fuerza que sostuvo como político y ser humano, así como la actitud de quienes se encargan hoy de dirigir muchos estados e instituciones: queremos vivir en paz, que cada quien tenga lo que quiera, lo que merezca, pero por favor, queremos vivir en paz, solo eso.
El reclamo generalizado ha llevado a una serie de comentarios, justos e injustos, porque se ha acusado a cientos de personas de ser los responsables de lo que estamos viviendo. La verdad, no podemos afirmar que hay una persona con la mayor carga de culpa, pero sí podemos sentir que entre todos nosotros existe mucho miedo por hablar, por salir, por trabajar, por viajar.
No queremos eso para nuestros hijos, ni para los hijos de los demás.
Enrique Blackmore Smer, diputado local con licencia, también se adelantó en el camino de una manera abrupta. Le recordaremos por los momentos que tuvimos oportunidad de convivir, por la manera en que nos dispensó su trato y por todas esas cosas que hacen a la gente inolvidable.
A ellos, los dos políticos, los dos seres humanos, nuestro recuerdo, y a quienes entregaron sus vidas cumpliendo con su labor, nuestro reconocimiento. Esos son los policías que México necesita.
Hay mucha tristeza en estos momentos. Los discursos, como dijo Beatriz Paredes, salen sobrando.
Hoy, lamentamos la pérdida irreparable de Rodolfo, de Enrique, de los amigos, los tamaulipecos, los políticos, los seres humanos.
Descansen en paz, quienes sufrieron el embate de la irracionalidad.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!