Óptica/ Gastón Monge *Una muerte inútil a de Rodolfo

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La muerte de Rodolfo Torre Cantú cimbró desde sus cimientos la estructura política del PRI, como desde 1994 no había ocurrido, cuando Luis Donaldo Colosio Murrieta fue asesinado de manera artera, por el fuego amigo que tanta polémica sigue ocasionando.
Y aunque Rodolfo fue candidato por uno de los 33 estados del país, la envergadura de este suceso tiene ya repercusiones políticas inevitables, porque fue un crimen en campaña y a escasos días de las elecciones del 4 de julio.
No sé si el médico haya sido tan bueno como lo describen ya sus adoradores, o si fue menos bueno como dicen sus detractores, pero lo que sí sé es que Rodolfo fue un personaje que irradiaba simpatía, era atento y amigable. Nunca lo traté más allá de mi profesión, pero cuando fue secretario de salud recuerdo que me identificaba de inmediato, y hasta me llamaba por mi nombre cuando venía a Nuevo Laredo a una visita propia de su trabajo.
Si bien su muerte deja un enorme hueco en su partido, debido más a lo que hizo durante su posicionamiento de años para llegar a ese lugar, y por supuesto, lo que logró a lo largo de su precampaña y de su campaña, creo que quien ocupe su lugar como nuevo candidato, vivirá siempre bajo la sombra de Rodolfo, porque nadie podrá suplantar el trabajo previo, ni se podrá ganar a la gente sin haber sudado la camiseta, como lo hizo el médico.
Ahora surge la pregunta necesaria. ¿Quién lo suplantará para los comicios del próximo domingo?
Ya existen nombres. Marco Antonio Bernal, hombre que será de seguro impulsado por la dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel, y que de llegar a la cortísima candidatura y al gobierno estatal, de seguro beneficiará a unos personajes de esta ciudad, como podría ser el ex alcalde José Manuel Suárez López, quien lo apoyó durante la precampaña de hace seis años, cuando quiso ser el candidato del PRI para gobernar Tamaulipas.
En la mira del PRI están también Oscar Almaráz Smer, Miguel González Salum, Manuel Muñoz Cano y Antonio Martínez Torres, quien es impulsado por el gobernador Eugenio Hernández Flores para sucederlo.
Cualquiera de ellos podrá ser el sucesor como candidato, de Rodolfo torre Cantú, y por lo mismo, es de pensar que los amarres y acuerdos que haya realizado el extinto candidato, serán modificados por el nuevo candidato, lo que de seguro pondrá a temblar a quienes ya se sentían seguros de agarrar algún ‘hueso’ en el próximo gobierno estatal, ello, por supuesto, en el caso de haber ganado las elecciones del domingo.
Sin embargo, de acuerdo al Código Electoral de Tamaulipas, para ser candidato sucesor, cualquier aspirante deberá haberse separado del cargo por lo menos 90 días antes de las elecciones. ¿Cuántos de los mencionados se separaron de sus cargos?
Pero no dudo mucho que haya cambios en el nuevo esquema de poder que tendrá que hacer el nuevo candidato, próximo a gobernador de acuerdo a la intención del voto emitido y dado a conocer por las encuestadoras.
En lo que se refiere a las elecciones, es claro, al menos para mí, que mantener las elecciones para el domingo 4 de julio, sin duda alguna favorecerá de manera muy importante al PRI, ya que el deceso de Torre Cantú, además de provocar un impacto terrible en el sistema político de Tamaulipas, impactó de manera también importante el sentido emocional de los tamaulipecos y trastocó el sentido de sus emociones, por lo que pienso que el domingo 4 de julio podrán suceder dos cosas; o los electores se vuelcan a favor del PRI, ante la imagen de Torre Cantú, con lo que el voto de solidaridad sería de alto valor político para el PRI, o de plano, dejará que el miedo y el temor le impidan acudir a las urnas y se abstenga de votar, generando un candidato sino ilegítimo por la presunta escasa votación, si un alto vacío de poder en la entidad, para quien gane las elecciones.
Pero no acudir a votar no será nada recomendable, ni para la sociedad tamaulipeca ni para las elecciones, ya que en nada ayudaría a la incipiente y maltrecha democracia que se practica en Tamaulipas, porque habría un hueco político que los votos emitidos no pudieran llenar.
Nuestra entidad requiere de una transformación real en todos los sentidos, pero más en lo político, aspecto que dejó muy en claro Rodolfo Torre, algo que pudo haber molestado a quienes tomaron por mano propia la vida del médico.
Ahora lo que resta es acudir es reflexionar y someter a juicio nuestros objetivos políticos, para que el domingo 4 de julio lleguemos a las urnas c0n la clara conciencia de lo que queremos para nuestra ciudad y para nuestro estado, porque el equivocarnos en nuestra decisión no ayudará en nada a la construcción del nuevo proyecto democrático que tanto anhelamos, ni promoverá el ideal de Estado por el que tanto hemos clamado.
Si la muerte de Torre Cantú puede servir de algo, que sirva para elegir de manera adecuada a nuestros próximos gobernantes.
Creo que algo que debo destacar es la valiente postura del obispo Gustavo Rodríguez Vega, quien como todos, reprobó el cobarde asesinato de Rodolfo, y llamó a la unidad para repeler los embates de la inseguridad, porque al igual que el prelado, pienso que la unidad hace la fuerza y que el temor la puede deshacer si no existe una convicción calara del poder que se puede obtener cuando la unidad forma cadenas.
Por eso hay que ir a votar el domingo, y mientras más gente lo haga, nos demostraremos de lo que somos capaces de hacer cuando tenemos la voluntad y el objetivo fijos frente a nosotros.

Hasta mañana
([email protected])

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