Sin trabajo y sin comida salen a la calle a buscar su sobrevivencia

0

Benny Cruz Zapata/EnLíneaDIRECTA

Victoria, Tamaulipas.- Antonio Alvarado ha dejado en el último rincón de su casa humedecida la vergüenza de salir a la calle a recoger botes de aluminio que después vende a 15 pesos el kilo, cantidad que le sirve para sobrevivir estos días del paso del huracán Alex, así como la lluvia que se ha dejado sentir en la capital tamaulipeca:

“La lluvia me ha dejado sin chamba, como soy ayudante de albañil desde antes del huracán ya no encontré trabajo, así que la familia completa se quedo a la deriva, junto con mi esposa, mis dos hijos, ya no sabemos qué hacer ni a quién recurrir, en la casita de madera que habitamos en la colonia Jardines del Sur no tenemos ni un triste huevo para comer.”

Por lo antes dicho, afirma que a sus 35 años de edad le da pena andar en la calle con todo y familia buscando botes de aluminio:

“Pero solo Dios sabe que no nos ha quedado de otra, no tenemos ya a quién pedirle prestado pues los parientes andan igual que uno, me salgo todos los días a buscar solares qué limpiar, me ofrezco a sacar la basura a lo que sea, con tal de no regresar a la casa con las manos vacías, pero cada día que pasa se pone peor, por eso ya decidimos salir todos juntos a buscar botes de aluminio, hay días que nos va bien y logramos juntar hasta 30 pesos con los cuales compramos qué comer, otras veces apenas alcanzamos el kilo y con los 15 pesos hacemos milagros para alimentar a los niños, con lo que queda mi esposa y yo a veces si bien nos va, alcanzamos a dar una comida al día.”

Por si fuera poco lo que la faltaba, relata que a inicios de semana llego ante su domicilio ubicado en la manzana G Lote 8, una camioneta con unos señores trajeados que le ofrecían apoyo:

“Llegaron a la casa diciendo que nos darían unas despensas pero que necesitaban saber nuestros nombres, ante la desesperación de no tener ni la comida segura se los dimos, pero al otro día regresaron para decirnos que teníamos que dejar la casa, porque ellos ya iban a comprar el solar, como no les hicimos caso se fueron a denunciarnos, nos acaba de llegar un citatorio en donde se nos acusa de despojo, lo que es totalmente injusto pues el terreno lo compramos y ya lo empezamos a pagar a la dueña, que es propietaria de la hectárea en donde se hizo la colonia.”

Antonio Alvarado asegura que hay días en que se quiere volver loco:
“Eso de que a los pobres se les juntan todas las desgracias es cierto, ya que al quedarme sin trabajo por las lluvias, ahora tenemos que andar defendiendo en los juzgados el solar que con tantos sacrificios conseguimos”.

Por su parte, su esposa Gabriela Espinoza, comparte que con ellos las tragedias no terminan:
“Hace apenas dos meses sepultamos a la menor de mis hijas, apenas tenía seis meses, no nos reponemos del dolor cuando se viene el huracán y deja sin trabajo a mi esposo, el pobre anda desesperado, pero por el agua no hay obras y los hijos como quiera todos los días tienen necesidades, sufrimos para darles las tres comidas, ojalá que alguien nos pudiera ayudar, no solo con algo material, sino que le dieran trabajo a mi marido, ya que yo no puedo trabajar pues mis hijos todavía están chiquitos y no hay quien me los cuide”.

Dice que para ellos toda ayuda es buena:
“Nos falta todo, pues el agua acabo con los únicos zapatos que teníamos, se mojo la ropa y como no hay dinero no tenemos mandado, duele ver que mis niños están pasando hambre, uno como quiera la va pasando, aunque es muy difícil enfrentar todo esto”.

Cabe mencionar que en la Colonia Jardines del Sur, no cuentan con ningún servicio básico como agua y luz.

Relata la señora que desde el huracán se interrumpió la dotación de agua que les hacía una pipa:
“Para bañarnos tenemos que juntar agua de lluvia en un tambo, también la usamos para lavar trastes y la ropa, todo esto ha provocado que mis niños se enfermen, por eso de plano hemos tomado la calle para pedir ayuda y a la vez juntar botes de aluminio, pues por lo que se ve la lluvia va a seguir y con ello mi esposo seguirá sin trabajar”.

No son los únicos, Doña Matilde Peña Lozada, de la colonia las Palmas cuenta que en su casa, todos los hombres han perdido su trabajo:

“Como mis hijos y mi marido trabajan en la obra, cuando llueve no hay trabajo y si no hay trabajo no hay dinero y como somos gente que vive al día, cada día que pasa la situación se pone peor, por eso de plano he salido a la calle, llegue ante Caritas para que me vendieran una despensa que contiene arroz, aceite, frijoles y un kilo de masa, con eso la vamos a pasar unos dos días, ya después Dios dirá”.

(Visited 1 times, 1 visits today)