


– Dicen familias afectadas por inundación en Nuevo Laredo.
Gastón Monge/EnLíneaDIRECTA
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Marina de la Paz intenta en vano con una escoba, sacar el agua que a raudales se le introdujo en su vivienda ubicada en la calle Teodosio Lares, en la colonia del Issste, e impotente, observa cómo sus pertenencias se le echaron a perder por la acción de la pestilente agua del arroyo El Coyote, que se desbordó por el crecimiento en el caudal del río Bravo.
Ella vive desde hace más de 15 años en esa colonia, ubicada en el sur de esta ciudad, pero es la primera vez que el agua sube a esos niveles, por lo que responsabiliza a las autoridades de no haberles dicho con anticipación lo que iba a ocurrir con la creciente del río.
“Mire usted, el agua se metió a toda mi casa y me echó a perder todo”, explica con enfado, al recordar que elementos de Protección Civil le dijeron a los vecinos de la calle donde vive, como a las dos de la tarde del miércoles, que les avisarían si habría peligro, pero ya no regresaron y el agua comenzó a subir el nivel, hasta llegar a un metro en las casas cercanas al arroyo.
“De repente se nos vino el agua y comenzó a subir y a subir, pero nos habían dicho que en una hora comenzaría a bajar el agua, pero fue mentira porque comenzó a subir y nada pudimos hacer”, refiere.
La misma situación padeció Isabel Salaya, vecina de Marina, quien vive en la calle Miahuatlán número 79, de esa colonia.
“El agua comenzó a meterse a la casa con mucho lodo. Pusimos barricadas pero como quiera el agua penetró a la casa y ya nada pudimos hacer, por lo que subimos algunas cosas (al piso superior), y nos fuimos, porque el agua nos llegaba ya a la cintura”, dice resignada por haberlo perdido casi todo.
Entre sus hijos e Isabel tomaron escobas y algunos instrumentos domésticos para sacar el agua que se negaba a salir de sus viviendas.
Al igual que a Marina, elementos de Protección Civil le dijeron que salieran de sus casas porque subiría el agua del arroyo, pero nunca imaginó que subiría hasta esos niveles, por lo que ahora se lamenta, ya que en los 20 años que tiene de vivir en esa colonia, nunca había padecido algo similar.
Desde el momento de la inundación, ninguna autoridad se ha presentado ante ellos para preguntar por sus necesidades, por lo que resignados, no esperan ninguna ayuda, solo la que ellos mismos puedan ofrecerse ante esta eventualidad que terminó con sus pertenencias.
María Peñaloza tenía poco tiempo de haber amueblado su casa, pero el agua acabó con todo, y al igual que los demás damnificados, no espera nada de las autoridades porque no se han presentado a esa colonia desde el día de la inundación, el miércoles por la noche.
Ellos son parte de las 200 familias afectadas por la inundación provocada por la creciente en el caudal del río Bravo, y aunque no perdieron sus hogares, sus pertenencias tuvieron que ser tiradas a la basura.
Refrigeradores, salas completas, comedores, ropa, algunos electrodomésticos y juguetes, es lo que se aprecia afuera de las viviendas de esa colonia de clase media sobre las calles Teodosio Lares, Basahue, General Miramón y Miahuatlán, por ser ocupadas por trabajadores al servicio de la federación.
El arroyo El Coyote se alimenta del agua de una cuenca artificial que recoge los escurrimientos de algunos ramales que llegan desde Nuevo León, atraviesa una parte del sur de la ciudad y desemboca en el río Bravo, pero con la creciente, el agua retornó y en esa colonia formó una represa que se desbordó afectando a unas 200 familias.