Ya el secretario de educación José Manuel Assad Montelongo informó acerca del número de planteles educativos que tienen daños provocados por el fenómeno meteorológico “Alex”, y ha dicho que se espera que pueda restablecerse el servicio en los planteles para el próximo año escolar, habida cuenta de que ya están todos los educandos en el período de vacaciones de fin de cursos.
En más de un centenar de planteles se registraron daños; hay de toda índole, desde vidrios quebrados hasta derrumbe de bardas o techos de fierro, que fueron levantados para poder tener un espacio de actividad física que no ponga en riesgo la salud de los alumnos. Estas estructuras –algunas- cayeron víctimas de la fuerza del mal tiempo. Hoy viene lo más difícil: la reconstrucción.
En este sentido, hemos constatado la ayuda que fluye por diversos puntos: grupos de ciudadanos que no confían en algunas instancias han llevado sus apoyos directamente al municipio de Hidalgo. En este sentido, habrá que vigilar muy de cerca lo que llega, porque hay quienes aseguran que la ayuda no se está entregando, que está en una enorme bodega controlada por autoridades municipales, y algunos piensan que se está lucrando con estos apoyos.
Recordemos que todo lo que está llegando a estos sitios es producto de la GENEROSIDAD CIUDADANA, aunado a los apoyos oficiales, pero el grueso de lo que llega, viene de manos como las suyas o las mías: de gente que se ha solidarizado en este sentido con las víctimas de “Alex”.
Nadie tiene la culpa de que haya llegado con tal fuerza, pero sí hay consecuencias, hay víctimas y en ese sentido algo se tiene que hacer.
Ya lo hemos escrito en otras ocasiones, inclusive, en la semana que corre, pero la generosidad de los tamaulipecos está demostrada con creces. Hay quien asegura que no es tal porque no hemos apoyado a nuestros hermanos del vecino estado de Nuevo León, sin embargo, podemos asegurar que se ha entregado más que el corazón en aras de paliar un poco el sufrimiento de los tamaulipecos afectados.
No alcanza, sinceramente, para poder ayudar a todos, y por ello la ayuda nacional es bien recibida.
Pero insistimos: hay que cuidar las manos de malos mexicanos que están lucrando con este tipo de ayuda. Aclaramos que no toda la gente que está en los centros de acopio es de este tipo, ya que, por ahí debe haber uno o dos ladrones, pero por lo general los que están ahí, entregando sus horas y esfuerzo son gente que quiere realmente ayudar.
Hay que imaginar que una familia tiene 10 o quizá 20 años de existir como tal, y que poco a poco han comprado su sala, el comedor, un refrigerador de mediano tamaño y otras pertenencias, a fin de tener un hogar promedio, con sus limitantes pero con las comodidades básicas: cama, sillas, enseres primarios y otros más.
Y de repente, un viento y agua de fuerza desmedida los dejan desnudos, sin nada qué ponerse o donde sentarse a descansar.
Es donde la ayuda se hace necesaria.
El gobernador Eugenio Hernández Flores ha dicho que algunas obras programadas para este año en que concluye su administración serán suspendidas en aras de canalizar el recurso hacia los que lo necesitan con verdadera urgencia.
Alguien dijo que la decisión de Geño era mala, porque no terminaría a tambor batiente su sexenio. Pensamos lo contrario, ya que, si un mandatario deja a un lado las obras de relumbrón para hacer llegar el apoyo a los que lo requieren, su calidad humana se pone de manifiesto y también, el interés en que todos vivamos mejor está ahí, latente, siempre en primera fila.
Las escuelas tendrán poco más de un mes para reponerse: iniciaron las vacaciones escolares y seguramente el gobierno en sus tres niveles tendrá mucho qué hacer, aunque a fuerza de ser sinceros, esperamos poco del gobierno federal, dadas las circunstancias políticas imperantes en nuestra nación.
En este rubro, sería también muy interesante que algunos padres de familia y ligas de esas que tanto critican los que no saben, pusieran todo su ingenio a trabajar para allegarse fondos que les permitan colaborar en la reconstrucción de los planteles, dado que es difícil, muy difícil que el gobierno nos dé todo.
Debemos romper esa costumbre, porque, finalmente, insistimos en que el huracán no ha sido culpa de nadie.
Estos días de la semana, si puede, ayude, y más aprovechando los días de la quincena: sacrifique un poco de su mandado cotidiano, de sus compras diarias y entregue a esa gente el pequeño tributo a la solidaridad que se pondrá de manifiesto en cada acción que realicemos en bien de ellos.
No dejemos que estén solos, vamos a colaborar.
Las escuelas… ya se arreglarán: hay tiempo, pero la gente que no tiene qué comer o con qué asearse, eso es prioritario, y hacemos el llamado para apoyarles.
Hay centros de acopio en cualquier parte, solamente, cheque la reputación de quien asegura que hará llegar los recursos, porque, como dijimos, hay buenos, muy buenos, pero los hay también tan malos como la carne de puerco.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!