México: murales en todas partes

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¿Imagina encontrar murales sobre la Revolución Mexicana entre locales donde se venden pollos, frutas y carne de res? Eso ocurre en el mercado Abelardo L. Rodríguez, en el centro de Ciudad de México.

Las pinturas se plasmaron a partir de 1934, y son una muestra del movimiento plástico que surgió tras el conflicto armado iniciado en 1910.

El Muralismo Mexicano generó cientos de pinturas en escuelas, mercados, restaurantes y edificios públicos.

Pero muchas, cerca de la mitad de las que se han catalogado, están dañadas o tienen problemas de conservación, según reconocen los especialistas.

No se conoce la cantidad de murales que existen en México ni tampoco el estado en que se encuentran, dice Leticia López Orozco, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Se ha perdido una gran cantidad de murales de muchas épocas, y seguirán perdiéndose porque no alcanzan los recursos para conservarlos”, dice en conversación con BBC Mundo.
Alfabetizar con murales

Los murales que mejor estado guardan son los que pintaron artistas reconocidos, como David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Rufino Tamayo, José Clemente Orozco o Juan O´Gorman, entre otros, y cuya obra es considerada patrimonio artístico nacional.

Pero no es el caso de otros pintores, incluso de quienes fueron sus discípulos.

El muralismo surgió como corriente artística entre 1922 y 1923, a iniciativa del entonces ministro de Educación, José Vasconcelos.

Es un producto de los gobiernos emanados de la Revolución, que al inicio se utilizó como una herramienta para alfabetizar a millones de mexicanos, cuenta Salvador Rueda, director del Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec.

“Conforme se iban dando libros, ibas pintando murales con escenas históricas, y de esta manera el pueblo podía saber sobre sus héroes y su pasado”, dice en conversación con BBC Mundo.

Vasconcelos reunió a los artistas más importantes de la época y les pidió que pintaran, con absoluta libertad.

Fue una de las virtudes del funcionario que no estuvo exenta de problemas porque los artistas pintaban el mundo como lo veían, cuenta Rueda.
Burocracia

El resultado de esa política pública fue una gran cantidad de murales que se plasmaron en escuelas y edificios públicos.

Actualmente, por ejemplo, hay pinturas en prácticamente todas las alcaldías y palacios de gobierno de México.

Conforme se iban dando libros, ibas pintando murales con escenas históricas, y de esta manera el pueblo podía saber sobre sus héroes y su pasado

Salvador Rueda, director del Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec

Y es que no solamente los grandes pintores participaron en esta corriente, sino que hubo al menos una centena de artistas que plasmaron su obra en todo el país, dice López Orozco.

El problema es su conservación. Por ejemplo, en 1931 y 1932 el pintor Juan O´Gormann, considerado como el último de los grandes muralistas mexicanos, inició un proyecto de construcción de escuelas con un estilo funcionalista, que llegaba al país en esa época.

Unos 30 planteles fueron decorados por algunos de los principales muralistas. “De éstos sólo quedan tres, y en pésimo estado”, dice la investigadora.

Es un problema difícil de resolver, no sólo por la falta de recursos para conservar los murales, sino también por la ausencia de una política específica para administrar correctamente el dinero que existe para ello.

“Muchas veces la burocracia sale ganando”, reconoce la especialista.
Rescate en el mercado

Pero no todas las obras tienen ese destino. En el Museo Nacional, por ejemplo, se conservan algunos de los murales más destacados del período post revolucionario.

Y dentro del mercado Abelardo L. Rodríguez las autoridades han logrado rescatar la mayoría de los murales pintados en muros y techos por artistas como Pablo O´Higgins, Antonio Pujol o las hermanas Greenwood.

En el lugar hay obras de diez artistas que estuvieron a punto de desaparecer por filtraciones de agua, movimientos sísmicos y sobre todo, el maltrato humano.

“La gente agrede las pinturas, les arroja huevos, las raya o golpea”, le dice a BBC Mundo José Marín, jefe del proyecto de restauración en el mercado.

Sin dinero

El rescate de los murales, pintados a partir de 1934, ha durado dos de años pero se interrumpió por falta de recursos.

Ahora los mismos vendedores de comida se encargan de conservarlos, pero nunca es suficiente dice Marín.

¿Está vigente el muralismo de la Revolución?

El director del Museo Nacional dice que como corriente ya concluyó, aunque todavía se realizan obras inspiradas en la lucha armada. “He visto pinturas de un (Emiliano) Zapata moderno”, cuenta.

En cambio, la investigadora López Orozco asegura que el movimiento cultural sigue vigente. “Los problemas que dieron origen a la Revolución Mexicana no se han resuelto”, concluye.

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