CON todo y que, al menos por el momento, el puente vehicular ubicado en el poblado El Empalme registre condiciones seguras, sería conveniente que la Policía Federal División Caminos, impidiera el tránsito de unidades de carga con doble remolque.
El añejo diseño de ese cruce localizado a la altura del kilómetro 30 de la carretera libre a Monterrey, Nuevo León, de acuerdo a los expertos, está diseñado para recibir una carga vertical no superior a las 25 toneladas con un margen de seguridad menor a las 50.
Lo anterior, aunado a la carga horizontal producto de la fuerte corriente que se traslada a través del cauce de alivio, podría generar un accidente de funestas consecuencias.
Cierto es que la vigilancia federal está vigente en ese punto conflictivo derivado de la actual contingencia en la región, pero, desafortunadamente, se permite el paso de automotores llevando taras en mercancías diversas superiores a las 30 toneladas.
Si no existiera la energía continua que se impacta en los pilotes del puente, el riesgo seguramente sería menor. Sin embargo, la suma de cargas vertical y horizontal incrementa la probabilidad de riesgo.
Cruzar los remolques de uno en uno sería lo conveniente para proteger al máximo la única salida y entrada al poniente de la ciudad. Al sur, solo el puente Los Guajes permite la circulación de vehículos hacia y desde al interior del país.
Por supuesto que una medida emergente de esa naturaleza generaría un mayor gasto y tiempo de traslado a las empresas transportistas. No obstante, en momentos como los actuales, la solidaridad es un elemento necesario y de vital importancia por el bien común.
Obviamente, la medida de seguridad aplicaría en esta región sólo al puente El Empalme, toda vez que los cruces modernos están diseñados para soportar cargas verticales por poco más 72 toneladas.
Sería catastrófico para la economía regional que por una falta de previsión el puente se colapsara, dejando incomunicada la ciudad por la salida poniente.
Cuestión de analizar que el desabasto de diversos productos y combustibles es una situación que ya comienza a manifestarse en la región y que amenaza con recrudecerse.
El cierre de carreteras por “rajes” o “cortes” para desfogar los excedentes de agua del río Bravo, sobre todo en el norte de la entidad, ha trastocado la entrega puntual de mercancías.
El comercio organizado afiliado a la Cámara Nacional de Comercio ha lanzado la voz de alerta en virtud de que los efectos de la contingencia se habrán de prolongar por varias semanas.
Por el mismo motivo, los distribuidores locales de aceites, combustibles y lubricantes han manifestado su preocupación ante una eventual escasez por el cierre de carreteras federales.
Como es evidente, la incertidumbre comienza a invadir a ambos sectores productivos, ante la gravedad de la situación que prevalece en la esquina noreste de la República Mexicana.
Las autoridades de los tres niveles de gobierno y la Policía Federal División Caminos, tienen la palabra.
DESDE EL BALCON:
En los actuales tiempos de contingencia y riesgo ¿los transportistas se mostrarán solidarios?
Y hasta la próxima.
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