Mucha razón tenía uno de mis muy estimados maestros del periodismo; J. Guadalupe Díaz Jr, cuando solía aconsejarme: “Nunca hables mucho de ti, por que a tus oyentes no les interesa, si te conocen ya sabes quien eres y si no, deja que otros hablen de ti, bien o mal, pero que hablen”.
Sirva el anterior prefacio para referirme sin demagogia ni hipocresía a otro comunicador social que a través del tiempo se fue forjando en las lides políticas hasta donde ha logrado alcanzar una gran madurez que lo ha llevado a ocupar tres veces una curul en el Honorable Congreso del estado y quien a mitad de su medio siglo de vida, se encuentra fuerte como un roble y preparado para asumir otras funciones de mucho peso para contribuir con su experiencia al desarrollo que requiere Tamaulipas en los nuevos tiempos que están por venir.
Se muy bien y bien que sé, que ese ciudadano no requiere de lisonjeros comentarios para abrirse paso o escalar otros peldaños que lo lleven al pináculo de la popularidad, a{un cuando hace algunos meses, se le citó muy ampliamente como uno de los más connotados personajes que tenían el perfil necesario para ser candidato del PRI al Gobierno de Tamaulipas.
Sin embargo, una vez más se impuso su disciplina y aceptó con la sencillez que le caracteriza, la decisión de su partido y se unió, en aquel entonces, al proyecto político de su entrañable amigo el doctor Rodolfo Torre Cantú.
No podría decir que bien merece la admiración de los tamaulipecos, por que esa simpatía está en cada uno de quienes le conocemos, pues podría no ser monedita de oro-como decía Cuco Sánchez- para caerle bien a todos, por que tal pareciera que todos hablamos de las cosas de acuerdo a como nos vaya en feria.
Confieso que jamás he asistido a alguna reunión privada o familiar del periodista o del político, siempre el trato ha sido cordial en la esfera pública, ya como jefe de prensa, ya como líder del PRI estatal, ya como líder de la CNOP estatal, ya como diputado, una y otra y otra vez, además de los otros cargos públicos y privados que ha tenido, donde a fe mía, se ha desempeñado con honradez, demostrando su capacidad y limpieza con que se sabe hacer las cosas.
En mis 40 años de ejercer esta noble tarea de informador-¡uff!- jamás me había atrevido a florear a un personaje público, por la simple razón de que ellos cumplen con una función y que deben hacerlo a carta cabal o de lo contrario “los arrastra la corriente cual hoja sin rumbo y los deja en el olvido”, vulgo en la fría banca.
Lo difícil no es llegar, sino sostenerse y eso es lo que ha logrado Felipe Garza Narváez, que ha estado vigente en las administraciones sexenales de Emilio Martínez Manautou, Américo Villarreal Guerra, Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Ruvalcaba y hasta en nuestros días con Eugenio Hernández Flores, en que fue ungido diputado local y desde el pasado 19 de febrero del 2009, fue electo por sus compañeros como presidente de la Junta de Coordinación Política del H. Congreso del estado, en sustitución del legislador plurinominal Ricardo Gamundi Rosas.
Ricardo quedó como diputado y a sazón líder del PRI estatal, organismo al que le ha dedicado más tiempo, y por ello placear el triunfo electoral federal en que se ganaron las ocho diputaciones federales, después de que en los anteriores comicios no solamente había perdido cinco diputaciones federales, sino también las dos senadurías de mayoría. En las elecciones pasadas del cuatro de julio, perdió más electores, al ganar el PAN el puerto de Tampico con la priísta Magdalena Peraza Guerra, lo mismo que en otros municipios, como en Antiguo y Nuevo Morelos, donde repitieron su triunfo los albiazules.
Sin embargo, fiel a nuestra costumbre, no vamos a hacer leña del árbol caído, puesto que la historia dirá finalmente lo que tiene hacerse en futuro mediato, como tampoco para nadie es un secreto que ya de hecho, Felipe Garza haya pasado a la historia como el primer líder del Congreso y su demás 31 homólogos, en estrenar un moderno y funcional edificio.-
A partir de noviembre del año pasado, estrenaron edificio legislativo, gracias al visionario proyecto del gobernador Eugenio Hernández Flores, que integró ese palacio a lo que hoy forma parte del Parque Bicentenario, donde se localizan las instalaciones de la Feria Estatal, el amplio edificio que alberga las oficinas del Registro Civil estatal, lo mismo que la nueva Torre de Cristal, que se tiene prevista su inauguración para el mes de noviembre, además del Archivo General del Estado, entre otros, para lo cual abrió nuevas vías de comunicación, como la ampliación del Bulevar Praxedis Balboa.
El carisma del buen Felipe es avalado por el llamado sexo débil, al que ha atendido con mucho esmero, lo mismo que a sus conciudadanos de los municipios vecinos y de esta ciudad capital, demostrando su capacidad de convocatoria y de gestoría social.
De ello dio muestras claras al salir en apoyo de los damnificados de Hidalgo, Guemez, Padilla y demás municipios afectados por el Huracán “Alex”.
En cuanto a su trabajo legislativo, ahí están los resultados, como los señaló el jueves 29 de enero del año en curso, cuando en compañía del extinto diputado Enrique Blackmor Smer, rindió su según do informe legislativo en el Polyfórum de Victoria.
El buen Felipe es médico odontólogo aunque a decir verdad, el mejor respaldo que tiene es su enriquecido currículum político, que habrá de ser considerado por el ingeniero Egidio Torre Cantú, Gobernador Electo de Tamaulipas, en la integración de su Gabinete que comenzará a operar a partir del día primero de enero de 2011.
No me podrán negar, amables lectores, que los hombres se forjan luchando a brazo partido y Garza Narváez tiene lo suyo, aun que confieso que no lo estoy proponiendo para alguna Secretaría, sino más bien, estoy hablando del hombre, del funcionario, del servidor público, de aquel personaje que, como dijo algunas vez Guadalupe E. González: “ Felipe es un excelente tamaulipeco, que bien merece la admiración de la porque, por que tiene una grandeza extrema incluso en el tema filosófico”.
Disculpo de antemano a todos aquellos lectores que llegasen a tildarme de hipócrita, demagogo y rollero, lo que no es así, por que a Felipe Garza jamás lo he saludado para pedirle favores, de tal manera que al escribir estas líneas, lo he hecho con el corazón en la mano, sin mayor deseo que el de hablarles de un personaje de la vida pública de Tamaulipas y como tal, le deseo un promisorio futuro en el próximo sexenio, como también al ingeniero Egidio Torre, a su señor padre, el doctor Egidio Torre López.
Como dijo José López Portillo: “Que tire la primera piedra quien esté libre de culpa” y…
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