PALACIO/Mario A. Díaz Vargas *¿Verdades a medias?

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MUCHO se ha hablado, en las últimas fechas, acerca de los supuestos o reales abusos que se cometen en el Consulado General de los Estados Unidos de Norteamérica en contra de los solicitantes de visas de no inmigrantes.
Excesos que van desde la negativa de ese documento sin justificación alguna hasta la pérdida económica para aquellos que no calificaron para cruzar legalmente al territorio estadounidense, es lo más comentado.
La inconformidad más común va enfocada al trato poco amable de los Oficiales Consulares, quienes, aseguran quejosos, en ocasiones ni tan siquiera observan los documentos que permitirían demostrar solvencia económica y lazos estrechos con México, por ejemplo.
Lo mismo en la solicitud por primera vez que en la renovación de la Visa Láser, se advierte la severa política migratoria del gobierno norteamericano para permitir el paso a ciudadanos extranjeros.
También, es común escuchar la inconformidad que genera la negativa de devolución del costo de la cita que obligatoriamente tiene que cubrirse con anterioridad en una institución bancaria, sin importar si es rechazada la solicitud de la visa de entrada.
Otro motivo causante de polémica son las condiciones austeras y prácticamente a la intemperie en que los solicitantes deben esperar su turno para ingresar al recinto estadounidense a la entrevista con el Oficial Consular.
Todo ello sin contar las opiniones encontradas que ha provocado el hecho de que en la calle que colinda al lado norte con el edificio yanqui, fueron colocadas barreras de seguridad, aparentemente sin haberse cubierto las formas oficiales.
Por supuesto que la crítica personal al Cónsul General de los Estados Unidos de Norteamérica, MICHAEL BARKIN, tampoco se ha hecho esperar acusándolo de racista y poco amigo de los mexicanos.
Con razón o sin ella, lo cierto es que en tales vertientes se centra la inconformidad de quienes pretenden obtener una visa de no inmigrante, aunque, claro está, el asunto merece el análisis y la reflexión.
Si bien es cierto que por lo general los oficiales consulares ofrecen una cara de pocos amigos a la hora de la entrevista, también es muy cierto que autorizan ese documento migratorio en base a una cuota que les marca el Servicio de Inmigración y Naturalización.
Es decir, se ven obligados a rechazar solicitantes aun y con documentos que prueban su solvencia económica y lazos, por la disposición de su propio gobierno.
En cuanto al costo por el trámite de la Visa Láser, es justo precisar que éste no es impuesto por el representante del gobierno gringo en los distintos consulados, sino que se trata de un valor estándar que establece el gobierno de los Estados Unidos, de acuerdo a su política migratoria.
Por lo tanto, resulta inexacto afirmar que el Cónsul General MICHAEL BARKIN se lleve a sus bolsillos los dólares que pagaron aquellos solicitantes que fueron rechazados durante la entrevista con el Oficial Consular.
La política migratoria, lo mismo en cuota de inmigrantes de entrada que los costos que originan los trámites de solicitud de visa, no los fija un Cónsul General sino el propio Gobierno a través del Servicio de Inmigración y Naturalización de los Estados Unidos.
En consecuencia, objetiva e imparcialmente, las críticas a MICHAEL BARKIN en ese sentido, simple y sencillamente carecen de sustento.
En cuanto a que si es una persona racista y que odia a los mexicanos tan sólo por aplicar la política migratoria que le ordena Washington, sería cuestión de analizar el cristal con que se observe.
En todo caso, tocaría al gobierno mexicano o a sus representantes populares exigir al gobierno norteamericano un incremento en la cuota para visas de no inmigrante, y la devolución íntegra del costo para quienes no hayan calificado para obtener ese documento.
Por supuesto que ambos temas se antojan sumamente complicados, pues los yanquis están en su derecho de dosificar la entrada de extranjeros a su país y fijar el costo de la visa en base a los gastos que le generan los servicios consulares.
En otras palabras, les asiste el derecho de admisión y el costo del mismo.
Desde luego que la política migratoria estadounidense es severa por el lado que se le observe, endurecida a raíz de los atentados a las Torres Gemelas, allá en Nueva York.
Sin embargo, justo sería que se devolviera el pago de la solicitud de visa láser en los casos que sea negada.
Al respecto, el Cónsul General MICHAEL BARKIN ha dejado muy en claro que cada solicitante de visa paga el servicio de la entrevista, sin que sea necesariamente una garantía de aceptación.
Y hasta la próxima.
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