Benny Cruz Zapata/EnLíneaDIRECTA
Victoria, Tamaulipas.- De no incluir a los adultos en la lucha contra la obesidad que a nivel institucional se está llevando a cabo, nulos serán los resultados, ya que la cultura de una buena alimentación empieza en casa y se debe de extender a las escuelas.
Para la nutrióloga Dulce Carolina Estrada Blanco, es positivo que a nivel escolar se trabaje profusamente en pro de fomentar buenos hábitos alimenticios con programas como Escuela y salud, Crece sano, El plato del buen comer, etc., pero desafortunadamente estas acciones corren el riesgo de no tener el impacto que se busca, si no se educa a la par a los padres de familia:
“Para empezar, los adultos somos los responsables de la alimentación de los menores, sobre todos de los más pequeños, y lamentable es que a pesar de la lluvia de campañas y la difusión masiva que hay contra la obesidad y el sobrepeso, existan prácticas perniciosas y eso se ve en el día a día, cuando hay niños que siguen llevando de lonche una bolsa de papas fritas y un jugo que la madre compra en la tienda de la esquina, o bien que la familia se siente en la mesas y lo que no falta es el refresco gaseoso, o los combos de pizza o de pollo frito que suelen ofertar diariamente los negocios de comida rápida.”
Para la especialista en nutrición la lucha que se lleva es benéfica, pero debe de enfatizarse en la población adulta, ya que esta es la generadora principal de la mala alimentación.
Por ello es necesario cerrar filas contra los principales enemigos de la salud; la obesidad y el sobrepeso:
“Porque lo que está sucediendo nos está marcando una pauta para trabajar no solo con el presente, sino a futuro; pues no hablamos solo de cuestiones estéticas, sino de salud, está comprobado que la obesidad nos quitan años de vida y calidad de la misma; ahorita es un hecho que se llega a hacer negocio con esta situación, hay desde vacunas hasta dietas milagrosas que se promocionan para resolver el problema en automático; pero nada más falso, caer en el espejismo del bombardeo mediático que hay en torno a ganarle la batalla a la obesidad y al sobrepeso nos está llevando a un callejón sin salida, existe el peligro real de que este tipo de remedios pueden ser –como dice el dicho- peores que la enfermedad.
Si nos vamos a las cifras oficiales que maneja la Secretaría de Salud, tan solo en lo que a obesidad infantil se refiere, en promedio, el 20% de los niños en edad escolar han sido reportados con sobrepeso, lo que traducido en cifras es que de los 290 mil menores, 60 mil se enfrentan a las secuelas físicas y sicológicas relacionadas con su condición física.
“El problema para los niños es doblemente difícil, ya que se están reportando desde temprana edad, enfermedades que antes solo se veían en los adultos, como por ejemplo la diabetes, solo por mencionar una, pero a la par, ser “gordito” en edad escolar suele representar un conflicto emocional, pues los infantes suelen ser sumamente crueles con ellos, el estigma del “chistoso”, “marrano” y sobrenombres peores dañan la autoestima y la interacción social de los pequeños.”
Agrega:
“Lo peor es que los niños son víctimas inocentes de la obesidad, pues en los tres primeros años de vida es cuando se fijan los hábitos, todo lo que el observa desarrolla en un futuro la persona que es, además los seres humanos solemos asociar nuestros estados de ánimo con la comida, si estoy contento, como, si estoy triste igual; además los problemas de peso son multifactoriales, ya que las causas van desde hábitos alimenticios, la ingesta de comida chatarra, el sedentarismo, hasta conflictos de familia a los que están expuestos e indefensos, ya que a edad temprana la alimentación depende por completo de los padres, en una vida tan acelerada como la actual, los padres suelen optar por las pizzas por la comida rápida, los enlatados y las letales sopas Maruchan; si a esto le agregamos que al llegar a la escuela las cooperativas escolares venden todo tipo de fritangas y para empeorar la situación, los menores suelen pasar mucho tiempo solos, viendo la televisión o frente a la computadora, las cifras alarmantes que alcanza la obesidad infantil solo son consecuencias de una dinámica de vida de los adultos que está afectando a los niños.”
En la Secretaría de Salud a través del Departamento de Endocrinología del Hospital Infantil, se constató que solamente el 55 por ciento de los 290 mil infantes en edad escolar, (150 mil) cuentan con el peso ideal de acuerdo a los parámetros de salud.
Los niños no son los únicos que se enfrentan a los multicitados problemas, sino la población entre 19 y 21 años de edad; el problema se agrava, ya que se reporta que el 40% los presenta.
Estrada Blanco, remarca que no es tiempo de ponerse a llorar o resignarse, sino de actuar y empezar a derribar mitos que lejos de contribuir a resolver el problema, lo agudizan:
-En primer término hay que ver que la primera institución es la familia y ahí debe de empezar la educación nutricional no solo en los niños, sino en los adultos que deben de tomar conciencia que la solución del problema no está en someterse a las dietas de moda, ponerse la vacuna quita grasa ni mucho menos, sino en tomar conciencia de que somos lo que comemos e incluso el ejercicio físico es el complemento en le educación nutricional que está demostrado se ha convertido en una necesidad colectiva.