Cada año se lleva a cabo el mismo ritual en la mayoría de los hogares del país, y obviamente, en los tamaulipecos: la hora de entrada a clases se avecina: ya estamos prácticamente a menos de 48 horas de que los hijos acudirán de nueva cuenta a la escuela. Otros, sin embargo, asistirán a la nueva institución donde proseguirán sus estudios: los de primaria a secundaria, los de la secundaria, a la prepa, y así sucesivamente.
Todos estamos preparados o al menos, casi listos para el ingreso al nuevo ciclo escolar que, según comenta José Manuel Assad Montelongo, secretario del ramo en la entidad, tiene muchas cosas interesantes para los estudiantes… y algunas para los padres.
La gran novedad quizá se refiera a las cooperativas, que es la parte menos académica de las escuelas, pero la que más ruido ha hecho en el período vacacional, quizá por la ausencia de información de peso periodístico, pero se le ha dado una importancia mayúscula.
A partir de este lunes, en las cooperativas tamaulipecas se expenderán productos que pretenden ser nutritivos, es decir, se ha dejado fuera a los alimentos considerados “chatarra” que, a ciencia cierta, no deberían haber sido autorizados siquiera para su fabricación en nuestro país.
Ciertos estamos que son dañinos, entonces nos preguntamos por qué la Secretaría de Salud del gobierno federal ha autorizado, por ejemplo, a los fabricantes de frituras o pastelitos con alto contenido calórico a vender sus productos.
Si son legales, la prohibición en las escuelas constituye una violación flagrante a los derechos constitucionales de los empresarios que han apostado toda su fortuna a tener fábricas de alimentos chatarra… y de gorditos.
Pero nosotros hemos insistido mucho en que esos volúmenes tan amplios que lucen los pequeños en todos los niveles no son culpa de las cooperativas sino de nosotros mismos, los padres que, aparentamos amar a nuestros hijos y les damos una alimentación con una enorme deficiencia nutricional.
No tienen la culpa ellos, sino quienes les hemos hecho costumbre comer un gansito o unas papitas acompañados de una exquisita Coca como alimento fundamental del recreo o descanso.
Y además, lo que puedan consumir ahí, dentro de la escuela no es suficiente para tener un sobrepeso como el que vimos este viernes en algunas chicas de escasos 12 o 13 años, con volúmenes que superan la talla 44 o 46.
Inhumano, diríamos al ver a esas pequeñas obesas, tristemente acompañadas de sus padres que, orgullosos ven que sus hijas van ya a la secundaria, cuando debieran avergonzarse por tenerlas, dicho sea con todo respeto, en ese volumen de kilogramos de más.
Es en las cooperativas donde rompió el hilo, pero no es la causa de la gordura, y de ello estamos todos conscientes, aunque queramos tapar la realidad con una leve protesta por lo que se vende ahí.
A partir del lunes, a ver qué les ofrecen, porque todos somos buenos para criticar, pero malos para participar o colaborar.
Y en el otro sentido, ya muchos de nosotros hemos concluido las compras de útiles escolares, aunque en algunas instituciones aún no les dicen a los muchachos qué llevarán, así que todavía habrá algunos días de mucha gente en las papelerías y tiendas de auto servicio que tienen útiles escolares.
Los padres todavía no terminamos de gastar, y bueno, es la parte que a veces no nos gusta pero que hay que cumplir, porque finalmente, se trata de nuestros hijos, de su educación y debemos apoyarlos desde el principio.
Recomendaciones van y vienen: que hay que cuidar la limpieza, tanto de útiles como personal, el comportamiento y la conducta dentro de las escuelas, que hay que llevar el uniforme completo y todas esas cosas que no podemos dejar a un lado.
Comienza el ciclo escolar en Tamaulipas, y nosotros esperamos que los chicos y chicas tengan un buen año, que se produzca un fenómeno que todos deseamos hacer nuestro: un buen aprovechamiento, y por otra parte, que los miembros del devaluado Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación no programen –inventen, pues- más días de suspensión de clases argumentando talleres de capacitación, que para ello tienen todo el día y tarde, o los fines de semana, que bien que cobran para que no quieran hacer un pequeño sacrificio.
En ese sentido, esperamos una responsabilidad total de los mentores, así como de padres de familia y alumnos, para que, en medio de situaciones difíciles, al menos podamos presumir de que nuestros hijos están recibiendo una educación congruente con los tiempos que nos ha tocado vivir, que hay que tener una buena preparación para hacer frente a los retos del nuevo milenio.
Comenzamos clases en todos niveles, incluyendo educación superior, y deseamos de todo corazón, que sea para bien de todos los niños y jóvenes que ingresan de nuevo al salón de clases.
Que sea para bien, pues.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!