“Alex”, el huracán que todos recordamos tristemente, dejó una estela de destrucción y tristeza en el estado de Tamaulipas. El gobierno que encabeza Eugenio Hernández Flores ha actuado desde aquella fecha hasta nuestros días en aras de devolver la tranquilidad a los habitantes de casi todo el estado.
Hubo necesidad de pedir el apoyo del gobierno federal para ser incluidos en el Fonden, que es el fondo que esta instancia gubernamental tiene para los casos de desastres por fenómenos naturales, sean huracanes, terremotos, inundaciones y todas esas cosas que a nadie gustan, y que dejan muchas pérdidas humanas, morales y materiales.
En el aspecto humano, no se puede hacer nada, y podemos considerar que ha sido la naturaleza benévola con Tamaulipas al registrarse pocos decesos, muy sentidos por las familias involucradas, pero finalmente, fueron pocos los casos, gracias en parte a la diligencia con que se actuó, ya que se logró evacuar a la mayoría de las personas que pudieron haber sido damnificados.
Nadie puede evitar que el cauce de un río se desborde e invada alguna población, pero sí una acción a tiempo puede propiciar que se eviten desgracias personales.
Las pérdidas materiales se contabilizan por millones, por cientos –o miles- de millones, dado que hay que invertir en infraestructura de toda índole, aunado lo anterior a la pérdida en cada hogar de enseres domésticos, ropa y muchas otras cosas más. Miles de familias quedaron en la miseria al perder prácticamente todo lo que tenían. Documentos y enseres se fueron con las inundaciones, y la verdad, la tragedia ha sido muy costosa para nuestra entidad.
En la capital, no pudimos quedar ajenos a este problema, y sufrimos daños en calles, escuelas, edificios y viviendas… muchas desgracias materiales nos llegaron y hemos padecido estas consecuencias durante semanas: algunos semáforos vitales para una buena circulación fueron arrancados prácticamente por los vientos y lluvias, así como postes de energía eléctrica, teléfono y otros servicios; árboles milenarios fueron arrancados como pequeñas flores, de un tajo, dejando fuera sus enormes raíces. El cauce del río San Marcos es una clara muestra de lo anterior, así como la avenida Francisco I. Madero.
Todos queremos volver a la normalidad, sin embargo, no se puede hacer todo de una sola ocasión: hay que ir poco a poco.
Se ha criticado fuertemente –pensamos que sin fundamento- a las autoridades de Protección Civil, las que estuvieron pendientes de toda esta contingencia. Nos consta que las cuadrillas estaban coordinadas con elementos de los ayuntamientos para tratar de rescatar las ciudades y poblaciones y volver a la normalidad.
Victoria ha tenido una dura escalada, que ha costado muchos, pero muchos millones de pesos.
El alcalde Arturo Diez Gutiérrez se coordinó con su equipo de trabajo y han enfrentado las contingencias de acuerdo a las necesidades de los habitantes del “Corazón de Tamaulipas”, así como de acuerdo al dinero que hay. Poco es, pero se ha estado invirtiendo.
Hoy, vemos que el trabajo rinde sus frutos: la mayoría de los semáforos de cruces caóticos están ya funcionando adecuadamente, y sobre todo, calles importantes que lucían deshechas, están prácticamente renovadas.
Ejemplos vemos en la calle Mier y Terán o el Berriozábal, en Carrera Torres o Lauro Aguirre. En casi todos los rincones de la ciudad vemos las “manchas” negras del material que han colocado para tratar de subsanar los efectos de “Alex”, y sobre todo, las consecuencias.
De nadie es la culpa, aclaramos, que los problemas de infraestructura se hayan presentado, porque nadie invocó o convocó al meteoro, pero alguien tenía que arreglar las cosas, y la verdad sea dicha, las autoridades han llevado a cabo importantes acciones que hay que reconocer y destacar para que podamos, poco a poco, recuperar lo que teníamos.
Cierto es que faltan muchos rincones y no se puede cantar victoria. Imaginemos que aún no arreglan frente a su hogar: es casi seguro que usted no va a pensar que el Ayuntamiento está trabajando bien, sin embargo, habemos muchos que sentimos la diferencia, la vemos y la vivimos en cada calle reparada, en cada semáforo que ya funciona de nuevo, y al pasar por esos cruceros peligrosos, cuando vemos a los agentes de tránsito, en pleno sol del verano tamaulipeco que pasa los 40 grados, que están ahí, puestos a dirigir y ordenar el flujo de automóviles.
Todo eso es producto de una adecuada coordinación entre la autoridad y sus distintas áreas.
Insistimos: falta aún mucho por hacer, pero no podemos dejar de reconocer que los avances, a poco más de un mes, son significativos, y que los victorenses podemos sentirnos satisfechos porque quien tiene la responsabilidad de gobernar lo está haciendo de acuerdo a las posibilidades económicas no solamente del Cabildo, sino del estado mismo, porque algunos recursos provienen de allá “arriba”.
Un aplauso por el avance tan significativo, y esperamos pronto se pueda dar una llamada de éxito en la totalidad de las calles y servicios de Victoria.
Vamos bien, muy bien, pero falta aún un poco más.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!