96 jornada mundial del migrante

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-Pagará a ‘pollero’ 400 dólares por cruzar a Estados Unidos con su hijo.

Gastón Monge/EnLíneaDIRECTA

Nuevo Laredo, Tamaulipas.- A Josefina Lorenzo Rodríguez, una Guatemalteca de 41 años de edad, no la deportaron de Estados Unidos, ella decidió cruzar el río Bravo hacia México para visitar a su madre y una hija que dejó en su país y a quienes no veía desde hace siete años.
Sin documentos que avalen su estancia legal ni en México ni en Estados Unidos, cruzó hacia el sur el Bravo junto a su hijo de 7 años, y con él retornó a Guatemala a visitar a su familia.
Luego emprendió de nueva cuenta el retorno; cruzó el Suchiate sin problemas y espera cruzar la frontera por las áridas tierras del desierto de Altar, en Sonora.
“Yo trabajo en el campo y en la cocina, en un restaurante mexicano, y ahora voy de regreso a mi trabajo, y voy a cruzar por donde entré la primera vez”, explica con la seguridad de quien cuenta con un empleo seguro.
Desde hace 14 días espera la oportunidad para salir rumbo a Sonora, por donde cruzará como indocumentada hasta Phoenix, Arizona, en donde una persona la recogerá para trasladarla hacia su trabajo en Madera, California.
Una vez que cruce la línea divisoria entre México y Estados Unidos, Josefina y su hijo tendrán que caminar durante tres días y tres noches por ese cálido desierto que ha cobrado decenas de vidas en los últimos años.
Pero ya conoce el camino y a quien la cruzará de nueva cuenta por 400 dólares que pagará por ella y por su hijo, una vez que regrese a su trabajo en un restaurante de aquella ciudad de California.
“Le pediré a Dios que me ayude a cruzar porque quiero que mi hijo que estudia el cuarto de primaria, termine sus estudios allá (en Estados Unidos), y seguir trabajando durante otros tres años y regresar a mi país para poner un negocio”, menciona.
A Josefina no le importan las trabas ni la discriminación que existe en Arizona, ella tiene la fe de que llegará a su destino porque un guía, como ella le dice al pollero que conoce, la cruzará y dejará hasta Phoenix, luego de la caminata de tres días.
El trabajo en el restaurante lo deja temporalmente cuando es tiempo de cosecha, y se va a trabajar por 12 horas diarias, empleo que dice le deja más dinero que en el restaurante, donde solo trabaja 8 horas por día, pero combinando ambos empleos obtiene el dinero que necesita para retirarse y regresar a su país.

Participa en marcha

Al igual que Josefina, un ciento de migrantes de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Brasil, marcharon por calles de la ciudad para celebrar juntos y unidos en la 96 jornada mundial del migrante, que de manera simultánea se celebra en varias partes de México.
Por espacio de un kilómetro, los migrantes marcharon portando las banderas de su país, y Josefina tomó la bandera de Guatemala con orgullo.
La marcha inició a las 10:45 horas en la plaza de la iglesia del Santo Niño, y de allí continuó por la avenida Ocampo, parte de la 15 de junio hasta llegar a la avenida Guerrero en donde se encuentran los accesos al puente internacional I.
Durante la marcha, el director de la Casa del Migrante, el sacerdote Gianantonio Baggio, a bordo de un vehículo ofreció palabras de aliento a los marchistas centroamericanos, y desde allí oró y pidió leyes más justas para los migrantes que llegan a México y a Estados Unidos.
“Que las leyes sean justas, y que en Arizona no se pongan más trabas a los migrantes”, expresó a través de un altavoz.
Mientras caminaban por la avenida Guerrero, el sacerdote pidió a gobernantes de ambos países que no se dejen llevar por el poder, y que hagan leyes más justas para los migrantes, “porque son seres humanos que están sufriendo”, expresó.
Condenó la masacre de San Fernando y pidió a la sociedad sensibilizarse con los problemas de los migrantes en su aventura por buscar un mejor nivel de vida en México o en Estados Unidos.
“Vemos que los migrantes que tenemos en esta área son de Centroamérica y Sudamérica, pero muchos migrantes ya no pasan por aquí porque se dieron cuenta de la situación (de inseguridad) que existe en Tamaulipas”, señaló.
Al llegar a la plaza de la Independencia, el grupo de migrantes fue aplaudido por un grupo de integrantes de algunas pastorales de la Diócesis de Nuevo Laredo; se sentaron, escucharon la música de un grupo juvenil y comieron, para luego dirigirse a la catedral, en donde el obispo Gustavo Rodríguez Vega oficiaría una misa en su honor.

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