El canibalismo como práctica cultural

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Juanjo Robledo

Madrid

“El hombre es un lobo para el hombre”, la celebre frase que acuñó el filósofo Thomas Hobbes no estaba tan lejos de la realidad.

En la Sierra de Atapuerca, España, donde se han encontrado restos de los europeos más antiguos del continente, se confirmó que los antepasados del Homo Sapiens no sólo practicaban el canibalismo sino que era un rasgo cultural. Se comía al otro para evitar la competencia por el territorio.

“Hace 16 años cuando descubrimos los registros fósiles nos sorprendió encontrar que más de la mitad tenían cortes. Habíamos descubierto las pruebas más antiguas de canibalismo”, explicó a BBC Mundo el paleontólogo y codirector del Proyecto Atapuerca, Eudald Carbonell.

“Desde entonces hemos encontrado en varios niveles de la excavación más huesos con cortes. Cada nivel significa cientos de años, con lo cual la antropofagia no era un acto puntual sino repetitivo en la especie, era un canibalismo cultural. El más antiguo del que tengamos conocimiento”, aseveró.

El hallazgo fue publicado en la edición de esta semana de la revista Current Anthropology, avalado por diversos miembros del Instituto Catalán de Paleocología Humana y Evolución Social (Iphes), del que forma parte Carbonell.

¿Por qué se comía al otro?

La Sierra de Atapuerca, en Burgos, es un hervidero de vestigios y datos de los albores de la especie humana. Allí se han encontrado restos de al menos tres especies de homínidos diferentes: Homo antecessor, Homo heidelbergensis y Homo sapiens.

Su riqueza natural parece que ha sido una constante. Hace 800 mil años era un cruce de caminos de la Península ibérica, entre la cordillera Cantábrica y la meseta castellana. Un lugar por donde deambulaba el Homo antecessor, muy parecido al Homo sapiens pero con el cerebro más pequeño.

“Era un ecosistema con muchas fuentes de energía y para protegerlo se mataba a los jóvenes de otros grupos, para evitar la competencia por el territorio”, señaló Carbonell.

“No estamos ante un caso de endocanibalismo, infanticidio o de antropofagia con los muertos. Se eliminaba a miembros de grupos externos para evitar que se instalaran en las cercanías de la sierra, para reforzar su posición económica”, agregó.

Paralelo con el hombre actual

El abismo que se imagina entre el Homo antecessor y el hombre actual es mínimo dentro de la evolución de la especie, quizás por ello hay rasgos culturales que predominan.

“Los sistemas de competencia se han ido heredando. Desde un punto de vista moral, el canibalismo cultural también nos viene a decir que hay comportamientos humanos que son cuestionados por éticas y morales, pero que han formado parte de la evolución de la especie”, aseveró el experto.

“¿Qué diferencia hay entre canibalismo gastronómico y cultural?”, se pregunta Carbonell. “Creemos que éste último no es un comportamiento intrínseco de la especie, sino que es algo que se produce por una situación determinada y acaba convirtiéndose en un hábito”, añadió.

“A lo largo de la historia han habido muchos momentos en los que se ha justificado la ingesta de carne humana, como en los rituales funerarios, cuando se mataba a los de más edad para subsistir o por pura competencia”, concluye Carbonell.

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