-TodaNoticia.com- La guerra es una tragedia que sacude de forma recurrente a la humanidad por causas diversas. Y todavía hoy, sin que en apariencia hayamos aprendido de nuestros errores, continuamos matándonos a mansalva por razones ideológicas, étnicas, religiosas, económicas, territoriales, etc.
Probablemente, la expresión máxima de la barbarie se alcanzó durante la Segunda Guerra Mundial. La escala de los medios empleados entonces no ha vuelto a ser, afortunadamente, superada. Para que nos hagamos una idea, veamos tres datos relacionados con el conflicto.
El cañón Dora
El cañón Dora es el arma más grande jamás disparada durante una guerra. Se trataba de un enorme cañón de artillería de 800 mm construido en Alemania por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Se empleó en el asedio a Sebastopol y medía 47 metros y pesaba 1.350 toneladas. Cada obús tenía 3,35 metros de largo, pesaba más de 6 toneladas y tenía un alcance de 25 kilómetros.
Del cañón puede decirse cualquier cosa salvo que era sencillo de transportar. Para ello se necesitaba una doble vía ferroviaria que se iba construyendo delante de él.
Poseía un equipo de más de 3000 hombres entre los que se encontraban unos 500 soldados de dotación y mantenimiento, dos batallones de artillería antiaérea ligera, un cuartel general, un grupo de inteligencia que incluía un avión de reconocimiento de blancos Fieseler Fi 256 Storch y un largo etc. .
En total el arma necesitaba más de mil hombres al mando de un ingeniero encargado de la construcción de la vía ferroviaria y el emplazamiento del cañón. Pero ahí no acababan los problemas.
Su montaje tardaba seis semanas en montarlo y se requería de media hora para cargar cada proyectil, por lo cual es fácil de entender por qué resultó sumamente poco práctico. Fue abandonado después de sólo 13 días de uso y tras haber disparado 48 proyectiles.
A día de hoy sigue siendo la pieza de artillería más grande jamás construida. oc.