Las pesadillas de los niños israelíes y palestinos

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La vida en Palestina e Israel es un infierno que no se sofoca ni en la noche. Pesadillas de bombas, armas, muertos… enemigos que persiguen a los más pequeños hasta la cama. El 70% de los niños israelíes y palestinos que ha presenciado un acto violento sufre pesadillas nocturnas.

“La verdad es que la violencia es una enfermedad contagiosa como la viruela o la fiebre tifoidea, y los pequeños son particularmente susceptibles a contagiarse. En Oriente Medio, la violencia ha alcanzado proporciones de epidemia entre ellos. La cicatriz de estas infecciones puede no desaparecer nunca, pero las nuevas infecciones entre la población infantil se podrían reducir si los israelíes y los árabes zanjaran sus conflictos. El conocimiento de los efectos devastadores de la violencia en sus hijos debería ser un incentivo más para resolverlos”, asegura Rowell Huesmann, director del Centro de Investigación de Dinámica de Grupo (RCGD) en el Instituto de Investigación Social (ISR) de la Universidad de Michigan y autor principal del ensayo.

Presentando durante la celebración este verano en Denver (EEUU) de la última reunión anual de La Sociedad Internacional de Investigación de la Agresión (ISRA, sus siglas en inglés), se trata de un estudio longitudinal, programado para tres años, que ha sido llevado a cabo con 1.500 menores de entre 8 y 14 años.

Casi el 50% de los niños palestinos de entre 11 y 14 años confesó haber visto a otros palestinos alterados o llorando porque un conocido o un familiar había muerto en un ataque israelí. Casi la misma proporción de menores aseguró haber visto personalmente a las víctimas (muertos y heridos) de las agresiones del último año.

En el caso de los niños israelíes, fue un 25% el que aseguró haber observado a un vecino apenado por la muerte de alguien y un 10% había visto directamente a una víctima de un ataque palestino.

“Los resultados muestran que los niños palestinos, en particular, presencian cantidades extraordinarias de violencia muy impactantes en sus vidas cotidianas”, aseguran los investigadores. “Está exposición está asociada a síntomas de estrés post traumático y se relaciona con un aumento de los comportamientos agresivos hacia sus iguales”, añaden.

De hecho, los adolescentes, tanto palestinos como israelíes, que habían presenciado más actos violentos eran significamente más propensos a bofetear, dar puñetazos o amenazar con armas a sus iguales. “El 51% de los expuestos a niveles bajos de violencia había cometido al menos un acto agresivo en los últimos 12 meses en comparación con el 71% de los que más violencia presenciaron”, reza el ensayo.

“Dada la evidencia científica acumulada que muestra que la exposición a la violencia estimula la agresión, algunos de estos resultados no son sorprendentes. Sin embargo, no es tan conocido el hecho de que la exposición a la guerra incremente el comportamiento agresivo hacia los miembros del propio grupo”, destacan los autores del trabajo.

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