UN gobierno que termina y otro que relativamente apenas comienza están pasando serios problemas como consecuencia de los efectos colaterales de la campaña del presidente FELIPE CALDERON HINOJOSA en contra de los cárteles de las drogas.
En efecto, Tamaulipas y Nuevo León, acá en el noreste de la República Mexicana, son territorios que estén resintiendo, como nunca antes, el embate de la delincuencia organizada.
Sus respectivos gobernantes, EUGENIO HERNANDEZ FLORES y RODRIGO MEDINA DE LA CRUZ, con razón más que justificada, se encuentran sumamente preocupados por ese flagelo.
HERNANDEZ FLORES, en el sprint final de su período sexenal, sabe perfectamente la herencia que le dejará en ese ámbito a su sucesor EGIDIO TORRE CANTU.
En cambio, MEDINA DE LA CRUZ centra su preocupación en la violencia extrema que se ha registrado en Nuevo León a escaso un año de haber asumido la titularidad del Poder Ejecutivo en esa entidad norteña.
Sin embargo, la diferencia entre ambos mandatarios es que el segundo enfrenta ya reclamos populares y empresariales, mientras que el primero ha logrado mantener el control de los grupos representativos, principalmente en la sureña zona conurbada tamaulipeca.
Por cierto, no deja de tener razón el gobernador neoleonés RODRIGO MEDINA al argumentar sobre los últimos hechos violentos, que lo que pasa en su territorio no es exclusividad de Nuevo León sino que realmente ocurren en casi todo el país.
Cabe señalar que la sociedad civil y los diferentes grupos empresariales están que trinan en contra de su gobernante, aunque, a decir verdad, su responsabilidad no es ni debiera ser plena.
Cierto es que el estado del machacado y el cabrito juega un importante papel en la vida política, social y económica del país.
Desde esa perspectiva, les asiste la razón a quienes nunca siquiera imaginaron que el emporio capitalista de Monterrey estuviera amenazado por el crimen organizado.
Mucho menos los efectos dañinos para la economía provocados por los narcobloqueos o los enfrentamientos armados en pleno Centro Histórico.
Efectivamente, en la actualidad nadie da crédito acerca de lo que está ocurriendo en esa región industrial que concentra un importante porcentaje del ingreso nacional por concepto de productividad.
La postura del gobierno del estado de Nuevo León es en el sentido de que desde Los Pinos se está orquestando una estrategia nacional tendiente a debilitar a todos los mandatarios priístas.
Lo anterior, por los reclamos de la clase empresarial y distintos grupos civiles que están solicitando la renuncia del gobernador RODRIGO MEDINA DE LA CRUZ.
Sin dejar de reconocer que, en efecto, pudiera tratarse de una estrategia política con miras a la elección presidencial de 2,012, tampoco debe pasarse por alto que gran parte de la violencia es protagonizada por grupos rivales que se disputan el territorio neoleonés para sus actividades ilícitas.
La guerra que están escenificando dos bandas rivales en esa región norteña del país no necesariamente es orquestada por el gobierno del presidente CALDERON HINOJOSA.
Tan es así que el propio Jefe del Ejecutivo Federal enfrenta críticas similares de los sectores activos, condenando los bajos resultados de las fuerzas federales y los 30 mil muertos que ha costado esa guerra unilateral, sin rumbo y sin estrategia.
Luego entonces, el argumento de MEDINA DE LA CRUZ aparentemente carece de sustento, evidenciando que en realidad se trata de una forma de justificar la embestida social que está enfrentando su joven gobierno.
En el mismo contexto relativo a la inseguridad pública, el gobernador tamaulipeco EUGENIO HERNANDEZ FLORES ordenó depurar la Policía Metropolitana como una manera de responder al reclamo de los ciudadanos y grupos empresariales.
Dispuso, además, que se concentrara en la zona conurbada de Tampico, Madero y Altamira el Secretario de Seguridad Pública Estatal ANTONIO GARZA GARCIA, con el objeto de que coordine las acciones de la fuerza policial local.
Asimismo, giró instrucciones para que el Grupo de Coordinación Interinstitucional se constituyera en aquella región de la entidad a fin de planear las acciones de trabajo tendientes a devolver tranquilidad y paz social.
HERNANDEZ FLORES no ha escapado al natural reclamo de los ciudadanos de buen vivir que han sido testigos de cómo la delincuencia organizada se apoderó, en poco tiempo, de esa importante región tamaulipeca.
DESDE EL BALCON:
A 70 días de que concluya su mandato constitucional ¿devolverá HERNANDEZ FLORES la armonía social a Tamaulipas?
Y hasta la próxima.
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