Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Buena herencia

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Los gobiernos pasan a la historia a través del juicio popular: ese no se equivoca, y aunque a veces existimos algunos comunicadores que pensamos que somos los jueces más implacables, el pueblo no se equivoca. Bien dice aquella frase “Vox Populi, vox Dei”, es decir, la voz del pueblo es la voz de Dios.
Tiene mucho que ver el hecho de que las cosas se hagan bien o se quiera tener una buena intención, aunque a veces no salgan las cosas como se han programado. Conflictos fuera de control a veces evitan el cumplimiento de las obras que se establecen, y un claro ejemplo lo vivimos con los huracanes e inundaciones del presente año que, significativamente, retrasaron muchas obras, dado que se tenía que priorizar el gasto para atender las contingencias más sentidas de la población.
En pocas palabras: se tuvo que reorganizar el dinero para gastarlo de la mejor manera posible.
Y en ese sentido, quien tiene visión amplia y memoria no nos dejará mentir en el sentido de que hemos sido los tamaulipecos fieles testigos de una administración que ha impulsado el desarrollo en diversos rubros, siendo el de la infraestructura uno que ha tenido a la fecha un desarrollo que quedará para la historia, tal y como sucedió en su tiempo con el palacio de gobierno del general Gárate, la torre gubernamental de Enrique Cárdenas González, el Centro Cultural Tamaulipas de Emilio Martínez Manautou, o el acueducto del inolvidable ingeniero Américo Villarreal Guerra, por citar solamente algunas de las muchas obras que quedan ahí, para la posteridad.
Todos somos testigos, y además, estábamos acostumbrados a ver una obra magna, la “obra principal” del sexenio, siendo que en la actual administración se tienen dificultades para conceptualizar la que sería significativa, por la cantidad de proyectos cristalizados, hechos realidad, y a la fecha, disfrutados por los casi 3.5 millones de tamaulipecos.
Eugenio Hernández Flores deja un importante legado a través del denominado “Programa estatal de Infraestructura”, mismo que responde a las necesidades que se captaron durante su campaña en pos de la gubernatura y posteriormente, a través de consensos y proyectos, se ven hechos realidad.
Nadie puede negar que ha sido un buen gobernante, por la intención de sus acciones y porque todos los días somos testigos de lo mucho que avanzó Tamaulipas en el sexenio que nos ocupa. Cierto, los problemas de los últimos meses han oscurecido en mucho lo que se hace no solamente en Tamaulipas, sino en el país entero, y sería irresponsable culpar a un gobernante por todo ello.
Hay que pensar que el programa de infraestructura nació con un plan maestro para dotar a la entidad de todo lo necesario en este sentido, y mucho de lo que se ha hecho ha sido también producto de la gestión de recursos en todos los órdenes y niveles.
Entre otras cosas, uno de los grandes beneficios por la cantidad de obras es, sin duda alguna, el que no tenía empleo y ha conseguido ocuparse para llevar algo a casa. El empleo se promovió en forma intensa, y para datos, el Instituto Mexicano del Seguro Social podría constatar el presente comentario, en base a sus registros.
Aunque, claro, haya empresas que malamente ocultan sus actividades para evadir responsabilidades, pero eso es tema de otra colaboración.
Temas de actualidad que tienen que ver con el cuidado al medio ambiente fueron atendidos en este programa; tal es el caso de los rellenos sanitarios que se instalaron y se procuraron en lugares donde se pueda llevar a cabo una recuperación de desechos adecuada, al máximo porcentaje posible.
Otro de los rubros quizá más impactantes es el hecho de contar con 7 plantas de tratamiento de aguas residuales, allá por la frontera –Nuevo Laredo, Matamoros, Reynosa, Miguel Alemán, Río Bravo, Mier y Tampico-, que nos permiten aprovechar mejor precisamente las aguas de desecho. Consideremos que la entidad tiene mantos acuíferos importantes que tienen que ser protegidos, y para ello, el programa ha cumplido con creces.
Y qué decir, por ejemplo, de aquel proyecto del parque eólico, un concepto que conocimos brevemente en Europa y que allá tiene mucho auge por lo benéfico que resulta para el medio ambiente. Hoy, en Tamaulipas, estamos a un tris de tener el primero de éstos, allá por San Fernando, en un sitio llamado Los Vergeles.
El parque permitirá dotar de energía a instituciones de salud principalmente, y también servirá para “dar luz” a los municipios, lo que significa un ahorro en pesos y también en recursos y problemas de contaminación.
Se están haciendo muchas cosas más. Uno pensaría que, a dos meses de concluir la administración, todos están preparando la entrega-recepción y se ha parado la obra, cuando la verdad es que seguimos viendo trabajos en calles y edificios, en un sinnúmero de sitios que la entidad sigue viendo crecer para beneplácito de cada uno de nosotros.
Si la historia es justa, como sabemos que lo es, seguramente guardará los datos de Eugenio Hernández Flores dentro de los mandatarios que se han preocupado, con un profundo amor a su tierra, por encaminarla a la súper carretera del progreso, como lo vemos hoy en día. Miente quien niegue lo anterior, y a las pruebas nos podemos remitir.
Es muy importante la crítica de un gobierno deficiente, pero es de justicia reconocer lo que se hace bien, y eso es una premisa fundamental del periodismo.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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