La muerte sigue sin tener permiso

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Benny Cruz Zapata/EnLíneaDIRECTA

Victoria, Tamaulipas.- Aunque la tanatología es un alivio para el alma , los seres humanos en colectivo nos podemos preparar para todos, menos para la muerte o las pérdidas, sustenta el maestro Raúl Carrillo García, Fundador del Centro de Apoyo a Personas en Duelo – CAPED—
Opina que en estos días en que la gente se enfrenta a sus duelos, recordando a sus seres queridos, sale a relucir que la cultura de la muerte es inexistente, a pesar de que desde que se nace se tiene asegurada:
-Pero nadie nos prepara o se prepara para morir, entonces se asocia con dolor, con tristeza, con pérdida.
El especialista en Tanatología y Terapia de Duelo con Enfoque Gestalt y Humanístico
Hace referencia a “El Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte” cita el siguiente texto de Montaigne: “Los hombres vienen y van, trotan y danzan, y de la muerte ni una palabra. Todo muy bien. Sin embargo, cuando llega la muerte, a ellos, a sus esposas, sus hijos, sus amigos, y los sorprende desprevenidos, ¡qué tormentas de pasión no los abruman entonces, qué llantos, qué furor, qué desesperación!”
Asimismo comparte que no hace mucho, escuchó a una mujer decir algo que hoy parafrasea:
“ Ella narraba que estuvo a punto de morir: “ Cuando salí de la sala de terapia intensiva me di cuenta de algo que me dio mucha alegría: estaba respirando”.
Efectivamente, esa persona de quien te hablo mantenía en su cuerpo ese conjunto de movimientos que la han acompañado desde siempre: su respiración.
Sin embargo, sus inhalaciones y sus exhalaciones habían representado (conscientemente) poco o casi nada significativo en su vida.
Respiraba sin dar el verdadero peso específico a algo tan importante, que por lo automático que resulta, tal vez deja de valorarse en su justa dimensión.
Considera, con base en vivencias propias, que cuando alguien experimenta un suceso cercano a su muerte, la vida se torna distinta, diferente.
“Se suele dar valor y relevancia a aspectos que en ocasiones llegamos a considerar que están presentes sencillamente porque tienen qué estar, la pregunta ¿por qué a mí?, no se presenta de manera común ante situaciones agradables de la vida.
No es tan frecuente escuchar a alguien decir: ¿por qué respiro?; ¿por qué tengo salud?; ¿por qué tengo trabajo?; ¿por qué cuento con alguien que me ama y a quién amo? Por citar algunos ejemplos.
Tal vez sea más ordinario escucharla cuando algo doloroso, triste, lamentable, irreparable, quizás devastador, ocurrió en la propia persona o en los seres cercanos a ella.
Opina que lo antes dicho es un reflejo de las personas no se preparan para la muerte:
-Es necesario fomentar una toma de conciencia, por ejemplo nosotros como tanatologos no solo estamos enfocados a preparar para este paso, no solo nos dedicamos a ayudar a la gente a bien morir, sino a bien vivir y esto se logra asumiendo compromiso de vida, la superación de duelos en todos los sentidos, porque hoy en día no solo la muerte es pérdida, sino también un divorcio, el desempleo, el envejecimiento, a una jubilación…y para esto también hay que prepararse.
Cabe mencionar que la Tanatología es una disciplina integral que estudia el fenómeno de la muerte en los seres humanod, tratando de resolver y enfrentar las situaciones conflictivas que suceden en torno a ella, desde distintos ámbitos del saber, como son la medicina, la psicología, la religión y el derecho fundamentalmente.
Desde la perspectiva psicológica, está enfocada, a establecer entre el enfermo en tránsito de la muerte, su familia y el personal médico que lo atiende, un lazo de confianza, seguridad y bienestar, además de propiciar en el enfermo terminal, los cuidados necesarios que le aseguren una muerte digna y en paz.
Para la sicóloga Débora Berrones, en general nunca se esta preparado para ver morir a los seres amados:
“Puedes tomar terapia, ir con el tanatologo, pero la pérdida de un ser querido es un duelo difícil de superar, siempre nos preguntamos porque, nos queda la sensación de vacío, es dolor es inmenso sin embargo conforme pasa el tiempo estas sensaciones tienden a disminuir o transformarse, se llega lograr convivir con la pérdida, a superarla.
“Yo lo viví”…
Quienes viven para contarlo saben que nadie se prepara para ver de cerca la muerte, Claudia T- comparte su testimonio, admitiendo no tener todavía el valor de hacerlo con su nombre y apellido real:
“El proceso de duelo es realmente fuerte, nunca estamos preparados para algo como esto..son muchas cosas las que nos unen y nos hacen apegarnos a todo lo que tuvimos que ver con la persona que ya no está..yo me encontraba en la oficina cuando me enteré de la desagradable noticia y a mi también se me detuvo el mundo por instantes, cuando llegué a la funeraria lo terminaban de llevar y la primera que lo vio fui yo cuando abrieron la tapa del ataúd ,fue algo como: se tu la primera que me vea, ni sus familiares, al verlo sentí que el alma se me iba, realmente estaba precioso..y de ahí no me separé en ningún momento, cuando lo enterraron fue más fuerte aún..A la semana de su muerte me fui sola al cementerio y me llevé todas las fotos que teníamos y con mi teléfono le coloqué todas las canciones que nos recordaban a ambos y estuve ahí hablando con el, como que solo estaba dormido, lloré tanto a la vez me reía porque pensaba en todos los momentos felices y cómicos que tuvimos, la verdad parecía fuera de mis casillas, pero es eso de una conexión que solamente uno logra con el pasar del tiempo con tu pareja..dos días antes de su muerte soñé que el había fallecido en un accidente de tránsito y cuando llegué al sitio el me dijo: yo me voy pero tu te quedas, sigue que yo siempre te voy a cuidar, al despertarme casi llorando lo llamé y el me dijo: tranquila que si eso llegase a pasar es totalmente cierto que siempre te voy a cuidar, me calmó con sus palabras y bueno luego sucedió esto…llorar nos alivia pero con un límite, hay una línea muy estrecha entre desahogarnos y pasar a una fuerte depresión… me pasó algo muy curioso y fue que yo comencé a recordar cosas que se me habían olvidado, momentos juntos pasados, pequeñitos detalles y apenas me enteré de su fallecimiento vinieron a mi como por arte de magia todos los recuerdos que se me habían ido….Todas las cosas que tenia en mi cuarto me lo recordaban y uno nunca quiere salir de ellas, yo tenia peluches por todos lados, todas las noches veía y lloraba y lloraba, hasta que un día decidí guardarlas, agarré una bolsa y guardé todo… desde ese día comencé a dormir mejor, a veces las saco las reviso, lloro y las vuelvo a guardar…De eso ya hacen tres años, se que desde donde ahora se encuentra, esta bien, en un sitio mágico, viéndome y cuidándome…eso es lo que pienso y lo que quiero creer.

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