– Cuatro de cada cinco matrimonios tienden a la separación.
Gastón Monge/EnLíneaDIRECTA
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- En la frontera norte del país, de cada cinco matrimonios entre jóvenes, al menos cuatro están en proceso de divorcio, situación que ya es preocupante debido a la falta de valores entre la juventud, mencionaron los pastores evangélicos Sergio Lira y Juan Arturo Lozano.
Señalaron que la sociedad actual ya no ve al matrimonio como el centro de la formación de una familia, lo que conlleva al detrimento y deterioro en la actitud de los jóvenes, quienes prefieren vivir en unión libre que llegar a un compromiso formal con el matrimonio.
“Es de pensar que la procreación que se genere de ello, naturalmente no tendrá una respuesta adecuada a las demandas que tiene nuestra sociedad, como es tener hijos sin padres, o padres y madres solteras”, refirieron.
De esta forma, indicó que este tipo de relaciones trae como consecuencia una situación compleja entre la sociedad, donde la pérdida de valores sume a los adultos en un conflicto, ya que sus hijos hará que vean una relación hombre/mujer como algo sin compromisos.
Desde el punto de vista de Lozano, la decadencia de la sociedad viene desde los años 70’s, época en que inició la pérdida de afectos en una sociedad sin control, lo que dijo, ha deteriorado el ambiente de sociedad en todo el país, “y esto que nos está pasando es el pago de la factura a través de hijos sin padres, y al tener libertad, hacen lo que se les antoja”, expresó.
Dijo que ello puede hacerlos violentos y aumentar el clima de inseguridad que actualmente se vive en nuestro país y en el núcleo familiar.
Como integrantes de una comunidad religiosa que está al pendiente de la cimentación de valores, ambos evangélicos llevan a cabo tareas de concientización entre la sociedad, a fin de afianzar los valores familiares.
De ello, dijo Lira que en su comunidad reciben muchas madres solteras y padres que están separados, por lo que la tarea que tienen es buscar recursos para intentar la adecuada reorientación e integrarlos al seno de los valores que solo una familia puede fincar.
“Los hijos adquieren un serio problema emocional cuando se llega a la ruptura del matrimonio, y buscamos como contribuir a que cada persona que se encuentra en esta situación, se pueda reintegrar a la sociedad”, sostuvo.
Coincidieron que un matrimonio recién formado tiene al menos tres años de formación para su integración. El primer año es de entendimiento y comprensión, el segundo también, pero si para el tercero las cosas no funcionan, la actitud será la de la separación.