Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Los salvajes y la “buena” educación

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Todos tenemos el derecho a protestar por lo que consideremos que no se ajusta a nuestros propósitos, porque, finalmente, es uno de los grandes derechos que tenemos desde que nacemos.
El niño, cuando pequeño, reclama sus aficiones y gustos ante los padres que deben hacer una y mil cosas por otorgarle una buena educación. En los institutos y deportivos, también recibimos educación, que implica la formación adecuada para fines establecidos con antelación.
Dice la Real Academia Española que educar significa “acción y efecto de educar, o crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes”. También la define como instrucción por medio de la acción docente”.
Todo lo anterior y más significa la palabra “educar”, y con profunda tristeza vemos que en el sector magisterial existe un grupo de personas –aparentemente- cuya finalidad es ocasionar conflicto, reclamar, molestar y jorobar a los demás.
El plantón que se llevó a cabo este martes en las oficinas de la SET fue encabezado por un individuo de nombre Alfonso Wong Moreno, cuyo objetivo no es muy preciso, dado que ha evitado cualquier tipo de diálogo y ha jorobado la existencia de cientos de personas de la dependencia que han visto obstaculizado el trámite para el día y seguramente, esto tendrá un coste para ellos.
Una de las afectadas comentaba que llegó de Reynosa muy temprano, y se ha encontrado con la novedad de que un grupo ha tomado las instalaciones.
Nuestra opinión en este caso, aunque es bueno el diálogo: no esperar a que se levante una demanda de tipo penal contra estos bárbaros que tienen como modus operandi y modus vivendi el joder al prójimo, el desquiciar una dependencia en aras de obtener una compensación, un permiso sindical o algo por el estilo.
Es donde la ley se justifica, y sobre todo, quienes hacen lo posible porque ésta se lleve a la práctica.
Nosotros siempre hemos sido de la idea de que debe existir un profundo respeto por las garantías constitucionales, pero DE TODOS, es decir, no se vale que uno de nosotros violente las garantías del de a un lado por garantizar la nuestra, eso no es bueno ni legal, y en ese sentido, siempre hemos pensado y aprobado la incursión de fuerzas de seguridad que prevean este delito.
No podemos, como sucede a menudo en el Distrito Federal, ser víctimas de un grupúsculo de gente que no tiene más quehacer que el jorobar a los demás: los plantones y manifestaciones, marchas y demás, siempre perjudican a los que menos culpa tenemos.
Además, hemos de ser congruentes: estos vividores siempre están pidiendo como si realmente merecieran. Han olvidado, que tan solo en Tamaulipas, somos 3.5 millones de personas –en números aproximados y redondos-, y que absolutamente todos tenemos derecho al trabajo, a la asistencia social, a obra, a… bueno, a todo lo que surge de los programas sociales, encaminados, en gran parte, a solapar la holgazanería de esos vividores y el grupo de seguidores que únicamente perjudican y no tienen más cosa buena qué hacer.
El caso de los mentores que llegaron al plantón es más delicado: son personal que tiene horario y trabajo, y aunque no lo devengan porque son holgazanes, irresponsables y demás, todavía se dan el tiempo de ser prepotentes, agresivos y testarudos, perjudicando a otros.
Insistimos en el hecho de que la autoridad debe valer precisamente su autoridad, definida ésta según la Real Academia Española como “poder que gobierna o ejerce el mando, de hecho o de derecho”, y pugnar porque nadie tengamos que pagar por la irresponsable actitud de quienes piensan que con un bloqueo es más que suficiente para presionar.
Mejor debieran ponerse a trabajar, éstos individuos y los otros de grupos que inclusive se inconforman en cartas abiertas por la postura que hemos asumido, y que es única y exclusivamente, de respeto a los demás.
No pueden hablar de justicia estos vividores si ellos están cometiendo un delito, pero pecaría de injusto el jefe de cualquier autoridad que no haga valer ésta para ponerlos en su lugar, dejando a un lado las negociaciones políticas que no son más que tratar de convencer a estos sujetos de que no hagan nada malo.
Es como el niño que es travieso y papá le dice: “no lo hagas”, pero no aplica correctivo alguno.
Y si el padre aplica el correctivo, todo mundo le critica. Los policías, agentes y demás miembros de fuerzas de seguridad están para proporcionarnos tranquilidad a todos los ciudadanos, por lo que les exhortamos a que cumplan con su trabajo y nos garanticen a todos los tamaulipecos el libre tránsito y la libre actividad en dependencia cualquiera, según nuestros intereses… o gustos.
No tiene nadie que decirnos a donde y a qué hora, y estos cuates, de plano, no tienen huella alguna de haber sido educados en los derechos de los demás.
Y lo más peligroso, quizá crítico, es que estos grupos ¡son formados por los que educan a nuestros hijos! Eso no deberíamos permitirlo bajo ninguna circunstancia, la verdad.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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